Una beca Ralbar de la Universidad de León pone en valor el patrimonio de Valdelugueros
El estudiante del Grado de Ciencias Ambientales de la Universidad de León, Adrián Valiente Gómez, es el responsable del proyecto ‘Acciones para conocer y conservar el patrimonio natural y la memoria popular en la cabecera del río Curueño’. Se trata de una de las doce propuestas que resultaron seleccionadas por las becas ‘Ralbar’, una iniciativa impulsada por la Universidad de León con la colaboración de la Fundación Banco Sabadell, destinada a la ejecución de proyectos de dinamización territorial que contribuyan a activar social, económica o culturalmente los espacios rurales.
En el caso del proyecto de Adrián Valiente, el territorio propuesto como objeto de su trabajo se sitúa en el municipio de Valdelugueros, en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica, al norte de la provincia de León, que ocupa toda la cabecera y curso alto del río Curueño en la comarca de la Montaña Central leonesa, desde el puerto Vegarada al norte hasta las hoces de Valdeteja al sur.
“Cuando pensé por primera vez cómo podía dar visibilidad al patrimonio natural de la zona y a la vez establecer unas pautas de conservación se me ocurrieron una serie de objetivos que podríamos resumir en dar a conocer el valor natural, científico y social de determinados aspectos geológicos, así como su flora y fauna característicos, al mismo tiempo que procedería a recoger los saberes tradicionales vinculados a dicho patrimonio, intentando concienciar sobre las acciones que pueden suponer amenazas, así como aquellas que favorecen la conservación, fomentando siempre las respetuosas con el medio ambiente”, explicó el estudiante.
Adrián Valiente se mostró muy satisfecho con los resultados conseguidos con su labor, aunque reconoció que “acceder a la población local no siempre es sencillo, menos aún si uno no es oriundo de la zona”. “No ha sido un camino fácil he tenido que trabajar con la población aspectos que nadie había trabajado con ellos antes, con todas las dificultades que esto implica. Afortunadamente, los habitantes de la zona siempre se han mostrado receptivos y me han abierto las puertas de sus casas y de sus conocimientos”, añadió.
El joven apuntó que “gracias a los talleres, las rutas interpretativas, los filandones de recogida de saberes tradicionales y las campañas de sensibilización ambiental y de buenas prácticas, se ha conseguido que la población valore y comprenda un poco mejor el patrimonio natural tan rico que posee”.
“Sin duda, aportar mi grano de arena a la conservación y mejor conocimiento del patrimonio natural de la zona ha merecido la pena. He crecido como persona y como profesional”, reflexionó Adrián Valiente Gómez a modo de conclusión.