Guías turísticos: los embajadores de la cultura, el patrimonio y la historia de León
El aumento del sector económico relacionado con el turismo por parte de la provincia y la ciudad de León está avalado por cifras oficiales. Esta región, rica en historia, arte y tradiciones, en cultura y patrimonio, y por supuesto en gastronomía, depende en gran medida del trabajo, diario y muchas veces callado, los guías turísticos. Se han convertido en poco menos que imprescindibles para transmitir el legado y la riqueza de León a los visitantes de todas partes del mundo, e incluso, a los propios leoneses.
La labor de estos profesionales no sólo impulsa la industria turística local, sino que también actúa como un puente cultural, educando y conectando a las personas con la esencia de León. Son nuestra imagen. Y eso requiere profesionalidad, conocimiento y mucho don de gentes.
Irene Benavides Monje
Licenciada en Historia por la Universidad de León y Técnica Superior en Guía, Información y Asistencia Turísticas por el CIFP Ciudad de León, Irene es además guía oficial de turismo, ya que para ejercer en Castilla y León es un requisito indispensable tener la acreditación de guía oficial emitida en cualquier territorio del espacio común europeo.
Sus comienzos “en el mundo del turismo” se remlontan al año 2000, “acompañando grupos y organizando itinerarios para diversas agencias y también para otros guías”. Pero pronto, “en 2003, me surgió la oportunidad de trabajar en un despacho, ya sabes, sentada, horarios estables, sin frío ni lluvia, y decidí aprovecharla”.
Siguió entonces en contacto con agencias, haciendo algunas colaboraciones puntuales, hasta que 2017 decidió volver al mundo del turismo pisando la calle ya de manera definitiva. Así, a finales de 2019 surge Borenia Turismo como marca comercial, aunque en 2020 les golpea de lleno la pandemia, cuando apenas estaba empezando el proyecto. “Eso fue un mazazo terrible, pero me hizo replantearme todo para irme adaptando a lo que era posible hacer en cada momento e ir buscando el encaje de cada actividad en la oferta que hay y en lo que demandan los clientes”, expone cómo lo supo afrontar.
León Fantasmal
Hay una serie de visitas que son la base de cualquier guía asentado en León, porque es lo que el turista pide: la Catedral y el Casco Histórico. “En mi caso, por mis gustos y por mi formación, hago también diversas visitas temáticas, por ejemplo, la visita del León de Gaudí al siglo XXI, porque me pareció que podía ser muy interesante conocer a fondo el edificio de Gaudí que tenemos la suerte de tener en León junto con todo lo que supuso el desarrollo de la ciudad a lo largo del siglo XX y hasta lo más actual”, explica. Aunque también hace visitas, como ella denomina, “más ligeras” porque hay mucha gente que busca una visita nocturna, divertida, diferente, y por eso decidió empezar un recorrido por las casas ‘encantadas’ del Casco Histórico en mi visita del León Fantasmal.
“Creo que tenemos un potencial increíble y sin explotar en el ámbito del turismo gastronómico y la Ruta del Vino de León (de la que soy secretaria y que está trabajando fuerte para conseguir la certificación de Acevin) puede jugar un papel muy importante en ese ámbito”, enfatiza Irene. Y asegura que hay muchas visitas temáticas en el tintero que espera ir sacando a lo largo de 2024, ahora que ya se ha ido estabilizando un poco el panorama turístico.
Un lugar “bueno y no tan bueno a la vez”
“A mí me encanta trabajar en León porque soy leonesa, estoy muy orgullosa de nuestro patrimonio, nuestra gastronomía, nuestras tradiciones y, por eso, es mi lugar ideal para trabajar. Pero siendo realista es un lugar bueno y no tan bueno a la vez”, dice sin titubear. Considera que es bueno porque la ciudad y la provincia tienen un atractivo indiscutible; pero no tan bueno porque a veces se nos conoce menos por el patrimonio y más por otras cuestiones, también porque falta un poquito de coordinación entre todos los actores en este ámbito. “También es complejo encontrar el equilibrio entre los visitantes y los vecinos, pero yo siempre tiendo a pensar lo mejor de la gente así que espero que seamos capaces de llegar a un equilibrio entre todos”, comenta con esperanza.
A pesar de esos pequeños matices a mejorar, Irene considera la provincia de León un paraíso para conocer al detalle el sinfín elementos destacables que ofrece. “Tenemos un patrimonio natural realmente impresionante. Todo el mundo conoce el Cares o Valporquero, pero con siete Reservas de la Biosfera puedes imaginar todo lo que además hay. Te das un paseo por el entorno de Compludo y alucinas, el lago La Baña, Isoba, los hayedos...”, no puede parar de enumerar. Pero añade: “el patrimonio podría ”competir“ con cualquier otra provincia: la Catedral, San Isidoro, Gaudí, el Camino de Santiago, bocaminas y castilletes...”. Y finaliza: “En gastronomía tenemos vinos, embutidos, dulces, quesos, cervezas...”. Por lo que deja claro que elegir es prácticamente imposible su rincón favorito ante tantas buenas opciones.
Volver: siempre quedan cosas
Sin embargo, se ha atrevido a hacer una curiosa sugerencia de una ruta fuera de los imprescindibles de León, Astorga y Ponferrada que todo el mundo conoce. “Me acercaría al Museo de los Pueblos Leoneses en Mansilla, un paseo por el Faedo de Ciñera, la Ruta Modernista o la del arte urbano en La Bañeza, los retablos renacentistas del Esla, y rematarlo con unas buenas comidas con productos de León en prácticamente cualquier rincón de la provincia”, propone. Un viaje organizado que seguro que no decepciona, ya que para ella no es raro escuchar entre los visitantes: “no lo conocía y me está sorprendiendo”, “no me esperaba todo esto”, “tendré que volver y dedicarle más tiempo”.
“Estamos muy orgullosos de la catedral, Botines, San Isidoro, Las Médulas y lo más destacado de nuestro patrimonio. Pero yo tengo muchísimos leoneses en mis visitas temáticas y se quedan sorprendidos, a menudo oigo la frase de ”paso por aquí todos los días y ni me había fijado en eso“. Descubren la obra de Cárdenas o Torbado en mi visita del Ensanche y me preguntan un montón de cosas; en la visita navideña que hice tanto el año pasado como éste les llaman mucho la atención todas las tradiciones que no conocían (sobre todo las perdidas); en la que hago de la Catedral a fondo, se asombran al descubrir todo el mensaje que transmite la catedral”, se sorprende ella misma de que sus paisanos aún se sorprendan con su propia historia. Hay muchos elementos que se conocen y se valoran menos, pero por desconocimiento, no por desinterés. Una asignatura pendiente que se puede aprobar en una mañana, aunque aquellos que sean más aplicados pueden dedicarle hasta varios días.
Para Irene lo mejor de su trabajo es el contacto con gente nueva y presumir de León. “Visitas de 1, 2, 3 horas intentando transmitir todo lo que tiene León, la historia, el arte, la gastronomía, las tradiciones, cada vez a gente diferente, intentando que se enamoren”, comparte. Un entusiasmo que no pierde ni con las inclemencias del tiempo, que considera la parte menos agradable de su trabajo, pero es un pequeño precio por tener la oficina más grande y bonita, la provincia de León.
María Valdueza Zamorano
Esta licenciada en Historia del Arte, con certificado de profesionalidad en Promoción Turística y Orientación al Visitante, y gran nivel oficial de inglés y francés, ha trabajado como recepcionista del hotel Toral, ha sido guía en San Isidoro, en el Museo Gaudí Casa Botines o acompañante para el programa “SIHS” de la Universidad de León y de la ciudad de León en la empresa Borenia. De ahí que esté capacitada para decir con conocimiento de causa que “tanto la ciudad como la provincia son ricas en patrimonio e historia y eso siempre es útil para, en un primer momento, atraer el turismo y hacer que vengan a visitarnos. Una vez aquí, es fácil sorprender al turista con todo lo que la provincia puede ofrecer”.
Sólo a falta de playa
Y no habla sólo desde el punto de vista más estrictamente cultural, ya que tiene claro que la gente viene con ganas de conocer León, pero también quieren pasárselo bien, disfrutar de sus vacaciones o de un fin de semana de desconexión y el ambiente que les es muy propicio. “A falta de playa (¡mecachis!) tenemos prácticamente de todo por lo que se puede atraer a turistas con una oferta muy amplia: patrimonio (histórico artístico, industrial…), museos, Naturaleza, gastronomía… Sin olvidar el Camino de Santiago que hace que nos visiten personas de todo el mundo”, enumera con orgullo. Orgullo que comparte con sus paisanos leoneses, sin embargo, cree que “deberíamos poner más en valor todo lo que tenemos”, puntualiza.
Pero no todo depende de lo que hay que ver, sino cómo lo explican los guías. María debe hacerlo pero que muy bien, por la sensación positiva que percibe de los turistas. Ella se queda con que “hay un comentario que me hacen los turistas desde hace muchos años: ”No me esperaba León así. Me ha sorprendido“. La mayoría se van con la intención de volver”, asegura.
Aunque María disfruta mucho de su trabajo, para ella lo mejor y lo peor de un trabajo de cara al público es ese trato directo con la gente. “Evidentemente el 90% de las experiencias son positivas y las hay tan buenas que te hacen olvidar las malas, pero a veces te encuentras con gente que va a pagar su mal día contigo. No a todo el mundo le va a gustar la forma en la que haces tu trabajo y está bien que te lo digan, es más, dicho con las formas adecuadas es de agradecer, pero si te han puesto una multa y estás cabreado, yo no tengo la culpa”, recrimina irónicamente.
Sin embargo, se queda con lo bueno, como el hecho de que gracias a su trabajo no deja de aprender. “Sé que ser guía puede sonar a repetir un mismo discurso continuamente, pero, para mí, no tiene nada que ver. Cada día trabajas con gente distinta y, si quieres ganártelos, tu discurso debe cambiar y adaptarse, lo que te lleva a estar atento, activo e informado”, finaliza