Arte y activismo en una comarca leonesa: los vecinos de La Sobarriba se unen contra los macroparques solares

Los integrantes del proyecto 'Narrativas solares' pasean por la comarca de La Sobarriba.

Sara Lombas

La comarca de La Sobarriba, se ha convertido en una zona de sacrificio, en la que proliferan macroproyectos de energías renovables que ocupan cientos de hectáreas de terreno. El hecho patente de que sean zonas con baja densidad de población no hace que sus habitantes las den por perdidas; ni ellos ni quienes alguna vez han vivido en esa tierra. De esta responsabilidad ciudadana nace el proyecto ‘Narrativas Solares’, una llamativa fórmula de alertar contra los macroproyectos solares a través de un lenguaje universal; el del arte. 

Uno de estos grandes proyectos es el macroparque ‘Alba 1’, un monstruo de espejos que ocuparía 150 hectáreas de terreno en el municipio de Valdefresno. Sería de tal dimensión que se vería como un mar de placas de cristal desde la carretera general que une Puente Villarente con Boñar, desde Santa Olaja del Porma a Moral del Condado. Su estudio de impacto ambiental, aprobado por la Junta de Castilla y León, aclara que aunque la mayoría del terreno elegido como suelo rústico común, hay una parte de casi 7 hectáreas que se corresponde con bosque de especies arbóreas frondosas.

Un proyecto de tal envergadura indignó a los ciudadanos de La Sobarriba, pero también llegó a oídos de quienes ya no habitan en la comarca, pero que no la han olvidado. Es el caso de Alfredo Escapa, quien vivió allí durante 14 años y que, al enterarse de esta preocupante noticia quiso hacer algo al respecto: “Me afecta mucho ver proyectos de este tipo porque creo que La Sobarriba es una tierra de sacrificio. Aunque yo estoy fuera quiero hacer algo por las personas que están allí, las que se han quedado. Y no solo las personas, no me gusta el término ‘España vaciada’ porque además de gente hay animales, una geología particular que van a verse perjudicadas con estos proyectos”.

Alfredo no había participado nunca de forma directa en causas activistas, aunque siempre las ha apoyado, pero encontró una fórmula con la que poder ayudar y, con ello, provocó el germen del proyecto ‘Narrativas solares’, que podría decirse que se sustenta sobre cuatro patas. La primera de ellas es el propio Alfredo y la segunda es la organización Concomitantes, una asociación nacional que sirve de voz y nexo para aquellos ciudadanos que desean llevar a cabo una obra reivindicativa por una causa común. 

Al lanzar la Convocatoria Arte para la Sostenibilidad, ofrecieron a Alfredo (que ya sabía de la existencia de esta asociación) el marco y los recursos necesarios para llevar a cabo una protesta diferente a la burocrática: realizar una obra de arte. La convocatoria tenía una base muy cerrada y tiene el objetivo de plasmar en una obra de arte una serie de reclamaciones. El siguiente paso era entrar en contacto con los vecinos de la comarca que podrían ayudarle, y ahí es cuando entra en contacto con la Plataforma Ciudadana en Defensa de La Sobarriba. 

El diseño de la obra de arte

Con ello, Alfredo se convirtió en el mediador entre los vecinos y la asociación (sin formar parte de ninguna de ambas) y, durante un año de reuniones y escucha, diseñaron un proyecto que presentar a la convocatoria, que finalmente ganaron: “Mi mediación es una escucha activa de los deseos y entresacar qué es lo que queremos decir. Esta forma de trabajar con una protesta no es habitual, lo normal es la documentación, el papeleo. Hay que comprender a la comarca y a las personas. Al final la verdadera obra de arte ha sido el colectivo que se ha formado en este tiempo”. El equipo ha estado formado por 10 personas de forma fija, aunque hay mucha más gente detrás.

Tras un proceso de selección de artistas, el grupo decidió optar por el trabajo de la versátil María Auxiliadora Gálvez, arquitecta, paisajista y bailarina cordobesa que reside en Madrid. Ya tenía experiencia en proyectos artísticos de este tipo de arquitectura a la que denomina ‘somática’: “De una forma natural siempre me he movido en una línea de aproximación entre la danza y la arquitectura. Los lugares que construimos tienen que tener una relación con la vida y quienes van a habitarlos”, explica la artista sobre su trabajo. 

La Plataforma propuso una serie de deseos respecto a su comarca, que ella debía de intentar plasmar en la obra de arte: “Gran parte de lo que me proponían tenía que ver con la cercanía al territorio; un proyecto que no solo fuese para humanos sino para otras especies que habitan la zona”. Tras muchas reuniones y paseos por la comarca y, concretamente en Villavente, la localidad en la que se ubicará la obra, el proyecto fue tomando la forma de un espacio de reunión: “Hay algo muy simbólico en cómo las parcelas de placas solares separan a los territorios. Queríamos, de alguna forma, encontrar la forma de unir a la gente mediante esta pieza artística”, explica Alfredo. 

Aunque los detalles más pequeños de la pieza todavía se están diseñando, consiste en la creación de un punto de encuentro en torno a un montículo de un pasto comunal, con una estructura de madera abierta y otra de sebes. De esta forma, la obra está viva, formada por vegetación que seguirá creciendo una vez haya sido terminada. Además de asientos para poder ofrecer ese espacio de reunión, el sol será el protagonista de esta obra; pero no de la misma forma que los macroparques: en uno de los laterales se grabarán las reivindicaciones de los vecinos para su comarca y, en el otro, colgarán diferentes escamas que representan glándulas epiteliales de diferentes especies y que, a través de sus agujeros, filtrarán la luz del sol. 

Ningún detalle es accidental. El hecho de que se ubique en un terreno comunal responde a la llamada a la comunidad y las sebes (arbustos o árboles que delimitan una finca de forma tradicional en la provincia de León) se identifican con la identidad de la provincia, sus tradiciones y su biodiversidad: “Era el material perfecto. Es una obra viva, que se construye con una hacendera, de forma colectiva. Incluso cuando terminemos, la obra estará inacabada, seguirá creciendo”, señala María Auxiliadora.

Una biodiversidad en peligro

Si alguien sabe de la biodiversidad de La Sobarriba es Daniela Canestrari, profesora titular de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de León y especializada en la reproducción cooperativa y comportamiento social en córvidos (en concreto la corneja negra, cuyo sistema de familia en esta zona es único en toda Europa). Daniela forma parte de la Plataforma en defensa de la Sobarriba y ha trabajado estrechamente en el proyecto de ‘Narrativas solares’.

Desde que conocieron la proyección del macroparque ‘Alba 1’, Daniela y su marido (también experto en Etología), comenzaron a recoger y presentar de forma coordinada y en tiempo récord hasta 200 alegaciones de particulares en contra del proyecto. Daniela asegura que no dejarán de recurrir el proyecto en los tribunales, a la espera de que se resuelva un recurso de alzada interpuesto hace un mes: “Las energías renovables son necesarias, pero antes de destruir el espacio natural hay que hacerlo en las zonas construidas. Esa energía que se va a producir en nuestro territorio no va a repercutir en la población general”. Además, han participado en marchas como la que se vivió el 22 de octubre en el Bierzo.

Su marido y ella llegaron a La Sobarriba en 1997 para realizar investigaciones en esa zona, tan relevante en su campo científico: “Estos macroparques nos afectan de muchas formas, desde el punto de vista personal lo consideramos una agresión al medioambiente. Desde un punto de vista profesional nos afectaría mucho también porque sabemos que hay muchas especies animales a las que dañarían. La especie que estudiamos, la corneja negra, no está protegida pero de las 150 especies de aves que habitan la comarca el 68% lo están”. 

Pasar de una lucha burocrática a una reivindicación artística ha sido un paso que Daniela valora más allá de la protesta contra este parque: “Es algo diferente, este tipo de luchas siempre se llevan a cabo desde ciertos cauces. Al final, así llegas a más personas, lo que nos parecía complicado. Además, creo que cuando la obra esté acabada va a atraer a personas que van a ir a la zona a verla y la van a valorar como lo que es. Yo puedo explicar mil veces cuáles son las especies que corren peligro, aportar los datos... y no va a funcionar. Si las personas no lo perciben no lo van a defender y si vinieran verían cómo es todo esto de fantástico. A nosotros este proceso también nos ha dejado un sentimiento de pertenencia muy grande”.

Para inaugurar el proyecto de forma oficial el 3 de noviembre la Universidad de León y el Ateneo El Albéitar acogen a las 10 horas una mesa redonda sobre 'Macrorenovables, ciencias, población y arte', en la que estará presente Alfredo, Daniela, María Auxiliadora y la profesora de la Universidad de León Estrella Alfaro-Saiz.

Al día siguiente, el sábado 4 de noviembre comienza la construcción colectiva de la obra en Villavente de la Sobarriba a partir de las 10 horas desde la parada de autobús. Puedes conocer más sobre el proyecto y la asociación desde este enlace.

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