No hagamos de la política una basura irreciclable

Vivimos momentos especialmente duros. Atravesamos una pandemia que nunca pensamos que pudiera regresar. Hemos tenido un periodo de paz entre guerras y ahora, debido a la falta de criterio, a la vanidad, al nacionalismo, a la falta de liberalidad, todo parece venirse abajo. Sin sentimientos, ni emociones positivas, sin falta de criterio, los vendemotos tratan de confundirnos y está de nuestra mano no dejarnos manipular, ni contaminar.

Es fácil la comodidad del ganador, pero lo correcto no siempre coincide con lo fácil. Nunca coincide con lo fácil. La valentía se castiga en la sociedad, pero es el germen de lo que aspiramos a construir para vosotras. Haced todo lo que os haga dignas de ser felices. Huid de cualquier cosa que os pueda avergonzar.

Quiero que sepáis que todas las personas tenemos la capacidad de aprender, de equivocarnos. Nacemos, fracasamos y aprendemos. Esa es la rueda para la madurez, como personas y como sociedades. Como yo ya soy mayor, quiero legaros mi mayor descubrimiento vital: Sed siempre honestas, trabajadoras, críticas, regíos por el sentido común y huid de todos aquellos que con piel de cordero esconden intenciones funestas.

Me gustaría saber que seréis reflexivas, que no os dejaréis convencer por los cantos de sirena interesados. Vivimos tiempos complicados en los que los cobardes y arribistas tratarán de confundiros: os harán creer que todo lo que hacemos debe responder a un interés personal y egoísta. No es verdad. No les creáis. Eso es la libertad, para lo que nunca debéis pedir permiso.

Dicen que estamos hechos para la soledad, pero nuestra supervivencia depende de la solidaridad. Por eso, no gastéis la vida en dividir. Construir, construir siempre y siempre contaréis con la fortaleza de los buenos. Yo trataré de mostraros la importancia de escuchar para comprender. Las únicas personas que sufren de soledad son las que cierran su corazón.

La uniformidad mata. Las diferencias son siempre enriquecedoras. Por eso, no permitáis que las utilicen como bandera para la división, la falta de cordura o el enfrentamiento. No caigáis en la trampa de que sea el instinto el motor de vuestras acciones. El encuentro siempre genera vida. El enfrentamiento destruye al que lo pone en marcha. Vivimos en una sociedad diversa y así es como debemos entenderla. Rodearse del entendimiento, el respeto y la convivencia es la clave de la supervivencia. No quiero dejaros sin haber tejido una manta que os arrope durante toda la vida. Es una red de valores que os mantendrá a salvo de todas aquellas personas que, no os voy a mentir, tratarán de meceros en el odio, la destrucción y la intolerancia.

La mentira es para los cobardes. Haced de la honestidad y la valentía vuestro motor en la vida, el caldo de cultivo para crecer en un ambiente sosegado y tranquilo. No intoxiquéis ni envenenéis las aguas. No todo vale. Al final, tendréis que beberlas y puede que entonces ya sea tarde y nadie pueda lograr un antídoto. Sacudíos el miedo, confiad en el esfuerzo y el aprendizaje. El estudio y la belleza ensanchan el horizonte. Pongo a vuestra disposición todo mi esfuerzo, mi criterio y mi experiencia para que, juntos, podamos lograr un mundo mejor, para vosotras y para nuestros pueblos, cuyo futuro, como el de mis nietas, es mi gran obsesión. 

Quiero refugiar vuestros sueños para que no se mueran de frío.

A mi nieta Yaiza, que acaba de nacer, y a mi nieta Alba, que ya tiene 12 años.