El antiguo vino dulce revitalizante para los cofrades, hoy “mata judíos”

Una joven leonesa disfruta de una limonada en uno de los bares típicos de la capital.

Efe

El vino dulce que servía para curar las heridas de los disciplinantes cuando se mezclaba con romero, o para reponer las fuerzas de los cofrades tras la penitencia procesional en el siglo XVI, constituye ahora la limonada, una bebida típica de la provincia leonesa con la que se “matan judíos” en Semana Santa.

Su nombre es lo más comprometido de esta tradición, que muestra la cara más solanesca y báquica de la provincia en contraposición a los rituales de profunda religiosidad propios de esta época del año.

Lejos de tener una connotación xenófoba, “matar judíos” se utiliza en la capital leonesa como una invitación a disfrutar, durante la semana de Pasión, de una bebida compuesta por una base de vino tinto o blanco acompañado de limón, azúcar, canela y frutas.

Para el antropólogo Luis Alonso Ponga, esta expresión no está relacionada con la expulsión del pueblo judío decretada por Felipe IV en el año 1606, sino que es anterior a esta fecha, aunque el origen de esta bebida tiene múltiples teorías, según ha concretado.

La teoría que defiende Ponga se fundamenta en que, con la llegada del Cristianismo, la Semana Santa es instaurada sobre varios antiguos ritos pascuales pertenecientes a la Pascua que celebraba el pueblo judío.

Las cofradías en los siglos XVI y XVII -las primeras de las que se tiene testimonio- utilizaban el vino con azúcar como elemento indispensable en las comidas que realizaban después de cada procesión, y les servía tanto para reponer fuerzas como para curar heridas.

En estos banquetes, ha detallado, existía incluso la carne, que estaba prohibida y que junto con el vino, que se tomaba mezclado con frutas y azúcar, constituía un manjar que quebrantaba el ayuno y la abstinencia propios de esta época santa, pero todo se hacía dentro de un contexto de religiosidad.

En ese momento, “se pone como disculpa que beber este tipo de vino ya no dentro de la cofradía y del elemento religioso, sino descontextualizadamente en los bares” es una ofensa al pueblo judío, al que los cristianos consideraban responsable de la muerte de Cristo.

“Es entonces cuando se populariza este tipo de bebida entre la población, porque dentro de la conciencia del pueblo siempre ha habido una costumbre ritual de quebrantamientos”, ha destacado Ponga.

Beber este vino dulce se acabó convirtiendo por tanto en una manera de romper el orden y las normas, y en una manifestación pública de ofensa a ese pueblo, tensamente relacionado siempre con el cristiano.

Ponga ha reiterado que, aunque tras la expulsión de los judíos a principios del siglo XVII esta expresión típica leonesa pasó a utilizarse también con esa connotación, este hecho histórico no constituye el origen de la misma.

La tradición de beber este vino dulce está tan arraigada actualmente entre la población que es difícil encontrar un establecimiento de hostelería en León que no ofrezca durante el mes de abril la tradicional limonada, e incluso los bares participan en un concurso -que este año celebra su octava edición-, en el que un jurado compara y premia a la mejor mezcla.

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