83 años de 'San Genaro', la otra cara de la devoción

Procesión de Genarín

Sara M.

El santo pagano más famoso es ya todo un veterano en esto de los festejos, sus miles de fans desempolvan las botellas de orujo para salir a la calle y echar un trago en honor al hombre que ha conseguido lo impensable, erigirse ídolo de masas de la diversión y el despiporre en medio de las sobrias liturgias de la Semana Santa.

Hace 83 años que el primer camión de la basura de la ciudad puso fin a la vida de Genaro. Cuatro hombres,-un árbitro de fútbol, un taxista, un aristócrata y un poeta-, sacaron del olvido a este hombre y lo convertirlo en uno de los personajes más queridos para muchos leoneses.

Este borrachín aficionado a pagar por un buen rato en compañía se ha transformado en una entrañable figura conocida en toda la geografía española. Todo un reclamo turístico, la otra cara de la moneda que consigue que León sea un destino principal no sólo por las tradicionales e importantes procesiones de estos días, sino también por la originalidad de un evento que no tiene competidores.

Las similitudes que algunos encontraron con los oficios tradicionales levantaron ampollas entre los más religiosos y desde 1955 hasta 1977 la llama de Genarín se apagó. No obstante, resucitó con más fuerza y suscitó a su alrededor una llamarada de fans, muchos de ellos intelectuales, que llevaron a Genaro donde nunca pensó estar, en libros y poemas escritos por algunos de los más grandes artistas de la palabra.

Sopas de ajo, bacalao y queso bañado por orujo serán un año más los ingredientes de la 'ultima cena' en la Plaza de San Martín. Antes de dar comienzo a la procesión se llevará cabo la lectura de la historia del santo pagano y de algunos de los versos anónimos que hacen llegar a la cofradía sus seguidores.

Llueva o no llueva, a las 12.00 horas comenzará una marcha que tiene como primera parada la calle de La Sal y como última la muralla en la carretera de los cubos, donde el Hermano Colgador le dejará al Padre Genarín una botella de orujo, un poco de queso, algo de pan, una naranja y una corona de laurel.

Que nadie intente robarle la ofrenda, ya que según cuentan, entre sus milagros se encuentra hacer resbalar a aquél que intente quitarle el orujo.

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