Se cumplen once años de la muerte dentro de la mina de seis mineros de la Hullera Vasco-Leonesa, sin responsables

Primera jornada de declaraciones del juicio por la muerte de seis mineros de la Hullera Vasco-Leonesa.

Redacción ILEÓN / E.F.G. / Agencia ICAL

El recuerdo de los seis mineros que murieron el 28 de octubre de 2013 a causa de la acción del grisú en el Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco-Leonesa, en el municipio de La Pola de Gordón, perdura y convive con el paso del tiempo, que suma años a la última gran tragedia de la minería del carbón en la provincia leonesa.

Los aniversarios se suceden mientras suma meses la espera de la sentencia del caso que sentó en el banquillo del juzgado de lo Penal número 2 de León a 16 acusados de seis homicidios imprudentes y ocho delitos de lesiones imprudentes y que concluyó el 30 de marzo del pasado año. El dictamen judicial, que podría suponer un punto y seguido del caso para alguno o varios de los implicados, se ha visto condicionado por circunstancias ajenas a los interesados y se espera que no se demore mucho más.

Las partes aguardan desde casi dos años el pronunciamiento que responda, desde el ámbito judicial, a la pregunta de si la mina que dio a la Hullera Vasco-Leonesa 120 años de historia y que en el otoño de 2013 protagonizó su postrera gran tragedia, se cobró ese cruel tributo a casi 700 metros de profundidad sin previo aviso o si se ignoraron las señales de alerta que habría dado antes de que una bolsa de gas de unos 12.000 metros cúbicos -la superficie de casi cinco piscinas olímpicas- se llevara por delante el futuro de las víctimas.

Niguno de los fallecidos -José Antonio Blanco, Juan Carlos Pérez, Roberto Álvarez, Orlando González, José Luis Arias y Manuel Moure- superaba los 45 años cuando la muerte les sorprendió en un momento en el que la Hullera Vasco-Leonesa contaba con 400 trabajadores de los 1.700 que llegaron a integrar su plantilla. El tercer trimestre de ese fatídico 2013 la compañía arrojó un resultado de explotación negativo de 1,8 millones, según los datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Sucesivos vaivenes económicos y laborales, condicionados por la imparable evolución negativa del sector, a raíz de las políticas energéticas europeas y nacionales, derivaron en una espiral de caída que llevó a la centenaria empresa a su desaparición tras uno de los episodios más lamentables de su trayectoria.

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