El valor del agua en los confines de la Maragatería: Viforcos recupera sus molinos como atractivo turístico

Molino de la canal de Abajo en Viforcos

Abel Aparicio

Entre Astorga y el puerto de Manzanal hay una carretera a mano izquierda que, después de pasar por encima de la autovía y atravesar Brazuelo, desemboca en la vieja torre de una iglesia. En este punto se nos plantean dos alternativas, ir hasta Argañoso, cuyo topónimo es propio del asturleonés (argaña) o ir hasta Viforcos (biforcadura, cuyo origen es Biforcus). Destacar que en ambos pueblos, literalmente y como cantaba Ángel Petisme, muere la carretera. A la derecha, y serpenteando, el asfalto nos lleva a Viforcos, donde una plaza con su árbol central, su abrevadero, su monumento a los mineros, una mesa con la piedra de un molino y su Casa Concejo reciben a los visitantes y vecinos.

La Junta Vecinal de Viforcos ha puesto en marcha el proyecto 'Sendas por Viforcos', en el que se encuentra la iniciativa 'El camino del agua'. A principios de diciembre fue inaugurada en la Casa Concejo de la localidad con un documental sobre la ruta Senda de los molinos de Viforcos, de apenas tres kilómetros y centrada especialmente para familias y colegios, una convocatoria que concentró a más de setenta personas, más del doble de los habitantes censados de la localidad, apenas veintisiete vecinos.

Carlos Méndez Prieto, presidente de la junta vecinal impulsora del proyecto señala que el origen de esta iniciativa ha sido el estudio que Beatriz Prieto Rivera realizó sobre los molinos de Viforcos. En él indicaba que trece eran los molinos que llegó a albergar el pueblo, de los que a día de hoy son visibles siete y de los cuales se restauraron dos, el molino de La canal de Abajo y el de La canal de Arriba, recibiendo este último una ayuda del Instituto Leonés de Cultura (ILC) para salvar su cubierta.

Además de la restauración de molinos y la señalización de la ruta se ha impulsado un documental, 'Los molinos de Viforcos', mostrado en la inauguración de la ruta y disponible en Youtube. Pedro González, vocal de la junta vecinal, ha explicado que el proyecto pivota sobre cuatro puntos en torno al aprovechamiento de recursos existentes, a saber: molinos, instalaciones, escuela y riqueza natural. “Este proyecto está abierto para todos los públicos, pero sí queremos hacer especial hincapié en los colegios”, especificando que “nos pondremos en contacto con los diferentes centros de formación de la zona con el fin de plantearles la idea de que tanto alumnos y alumnas como el personal docente puedan ver in situ como sus mayores hacían pan, se molía para los animales, se mantenían los molinos, se limpiaban los cauces y todo lo relacionado con una forma de vida que nos negamos a olvidar”.

Fijar población en un pueblo es muy difícil, pero atraerla a través de actividades como esta es lo menos que pueden hacer, señalan desde la Junta Vecinal.

El documental ‘Los molinos de Viforcos’ explica a través de unos diez minutos de forma didáctica y teatralizada su funcionamiento, desde la captación del agua del río Llamas (otra palabra propia del asturleonés, llama) hasta ver el grano convertido en harina. En el vídeo se indica que cuando las cosechas eran abundantes o no había horas para todos, los vecinos se desplazaban hasta los molinos de Santa Catalina de Somoza (eléctrico), Santa Colomba de Somoza o Brañuelas. En esta última localidad, cuyo topónimo también es propio del asturleonés (braña), otra ruta de senderismo, en este caso por el río Muelas, permite apreciar los restos de cinco molinos. Dicho documental, realizado por Imagen Prisma y producido por la propia junta vecinal, contó con la actuación de Carmen Martínez y Javier Ozores, el guión original de Beatriz Prieto Rivera y la adaptación de Alejandro Niebla.

La Junta Vecinal ha editado además trípticos explicativos sobre Los molinos de Viforcos, que incluyen un código QR con la ruta geolocalizada. En la jornada inaugural Carlos y Pedro, tanto en La Canal de Arriba como en La Canal de Abajo dieron las explicaciones oportunas, donde los asistentes pudieron ver en primera persona como las piedras eran movidas por la fuerza del agua, molían el grano y la harina caía para un cajón ante el asombro de los más pequeños.

En palabras del pedáneo, Carlos Méndez, “todo el esfuerzo que hagamos por dar vida a pueblos como Viforcos, en el que actualmente viven veintisiete personas, es poco. Atraer a la población para que nos ubique y nos conozca es una obligación, y actividades como esta ayudan y mucho. ¡No dejen de venir a visitarnos!”.

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