La salida de un 'gurú' informático de ETA deja en la prisión de Mansilla sólo cuatro terroristas

Imagen del juicio a Arkaitz Landaberea y otro compañero en la Audiencia Nacional. / Pool Agencias

Nunca antes ha habido menos presos pertenecientes a la banda terrorista ETA en la prisión provincial de León, la cárcel de Villahierro en Mansilla de las Mulas. El paso de los años, el cumplimiento de las penas con sus reducciones y el hecho de que la tregua y la falta de acción criminal y las consiguientes detenciones y condenas han impedido que siga aumentando la población reclusa de la organización terrorista hasta el punto de que se encuentre en mínimos históricos.

Precisamente mañana 13 de diciembre saldrá de su celda en la cárcel de Mansilla el condenado Arkaitz Landaberea Torremocha y cuando lo haga tan sólo quedarán cuatro presos etarras en la prisión. Que serán tres en breve, ya que en 2017 Aitor Franco alcanza definitivamente el beneficio de la libertad condicional. De este modo, dentro de escasas fechas únicamente permanecerán en la prisión leonesa Juan Carlos Subijana Izquierdo, Iker Araguas Jusué y por último Olga Comes Arrambillet.

Imagen del interior de la prisión de Villahierro, en Mansilla de las Mulas. / Vimeo

Arkaitz Landaberea verá por fin la calle al otro lado de los barrotes desde que fuera detenido en 2008, junto a Julen Etxaniz, bajo la acusación de ser el cerebro informático de la banda, al que se le habría encomendado la importante labor de escriptar todos los datos sensibles de la banda terrorista, por orden del entonces jefe político de ETA Francisco Javier López Peña 'Thierry', una labor de tanta relevancia que serviría para obtener total “seguridad para muchos años”.

El juicio contra ambos en la Audiencia Nacional tuvo lugar en mayo de 2011 y Landaberea fue condenado a 8 años de prisión por un delito de integración terrorista, una vez que el juez consideró probada su pertenencia al llamado 'comando Urruti' desde 2006. A este comando se le atribuyeron labores como recabar información sobre potenciales objetivos de atentados y sobre personas físicas y jurídicas a las que exigir el pago del 'impuesto revolucionario'.

Según detalla la sentencia, los acusados llevaron a cabo desde 2006 hasta 2008 grabaciones de varias comisarías de la Ertzaintza, así como comprobaciones sobre dos miembros de la Guardia Civil del famoso cuartel de Intxaurrondo, entre otros casos. También, según la sentencia, recabaron datos sobre la situación económica de empresas vascas y sobre algunos de sus empleados, así como recibieron de ETA la orden de comprobar datos sobre el empresario asesinado Ignacio Uría.

Pero la vinculación de este ingeniero informático -entonces culminando sus estudios-, que trabajaba en el diario Gara, con la banda se puso de manifiesto por una coincidencia crucial: que la misma palabra clave que utilizaba para desencriptar la información de un 'pendrive' que se le incautó, “Borrokatuz Eraikitzen”, era la que servía para acceder a los archivos informáticos que se incautaron a Francisco Javier López Peña 'Thierry' pocos meses antes.

Efectivamente, tal y como publicó detalladamente Interviú en 2009, Arkaitz Landaberea había sido el encargado de elaborar un manual en euskera de 16 páginas con instrucciones para encriptar ordenadores, pendrives y tarjetas de memoria. Landaberea saldrá de la cárcel con 38 años, tras haber cumplido cinco de los ocho a los que fue condenado.

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