Repiques de tradición desde Villavante, donde las campanas nunca dejan de sonar

La tradición de los campaneros de Villavante tiene herederos.

Elena F. Gordón / ICAL

Villavante, localidad del municipio leonés de Santa Marina del Rey, acoge cada primer domingo de agosto desde 1986 el Encuentro de Campaneros que pone en valor una tradición que se mantiene arraigada en distintas zonas. Las campanas de la iglesia del pueblo comparten protagonismo con los participantes, llegados en esta ocasión tanto de pueblos cercanos y de la comarca de El Bierzo como de provincias como Zamora, Palencia y Burgos.

La cita de 2022 sabe a reencuentro después de dos años de ausencia por la pandemia y reúne tanto a veteranos del pueblo que superan ampliamente las siete décadas de vida -Ceferino o José María- como a los benjamines, Carlos e Irene, de cinco y siete años, y a reconocidos campaneros zamoranos como Luis León o Florentino Romero.

Todos ellos siguen el ejemplo de Santiago Calderón, Campanero Mayor, que a sus 99 años no puede ya exhibir sus dotes pero mantiene el reconocimiento y respeto de quienes, como hizo él desde niño, disfrutan del tañido que pregonaba buenas o malas noticias como eficaz herramienta de comunicación.

Los sistemas automatizados suplen en algunos casos esa transmisión de información que se mantiene en algunos pueblos mientras escuelas de campaneros como la de Villavante y su asociación cultural y deportiva Guays se esfuerzan en alejar del olvido una práctica que tiene suficientes seguidores como para pensar que su futuro está garantizado a medio plazo.

“Conque en cada sitio haya tres o cuatro chavales... y siempre hay alguno”, apunta el presidente del colectivo desde hace más de una década, Julián Villadangos, que se estrenó como campanero con más de 60 años -tiene 73- y lo hizo animado por su mujer, una de las tres fundadoras de Guays.

La cita llegó a congregar en sus mejores tiempos a cerca de 70 campaneros, lo que no evita que se considere buena cifra la superior a los 40 alcanzada en las ediciones más recientes y en la de este 8 de agosto.

Su toque preferido es el de fiesta y de él hizo gala en una exhibición que no se toma como competición sino como ocasión de convivencia y hermandad. Tampoco faltaron otros como los dedicados a los difuntos, los que llaman al rezo o los que alertan de la amenaza de tormenta.

Julián no oculta la satisfacción de poder decir que su asociación es pionera en la formación de campaneros en España; “luego llegaron otras en Valencia y en Cataluña”, mientras se espera a conocer si el toque manual de campanas pasará o no a formar parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, tal y como ha propuesto el Ministerio de Cultura y Deporte. De momento, pronto se cumplirá una década desde que la Diputación de León concediera al Encuentro de Campaneros de Villavante la declaración de Interés Turístico Provincial.

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