Jaque al 'Hombre de las Nieves', Pedro Vicente Sánchez, el tercer hombre de la Púnica en León

Pedro Vicente Sánchez en una visita a la estación de esquí de su municipio, Puebla de Lillo, con los entonces presidente de la Diputación y consejero de Fomento de la Junta. Eran tiempos de 'pelotazo'. / Peio García / ICAL

Pedro Vicente Sánchez García, apodado como 'El hombre de las nieves' por la aguda ironía habitual del diputado provincial hoy leonesista Matías Llorente, vive su peor semana que desembocará en una declaración el próximo martes 13 de septiembre ante el juez Eloy Velasco, titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional que puso en marcha la Operación Púnica contra una red corrupta por toda España que afectó de lleno a León e hizo estallar políticamente al PP y a la Diputación que gobernaba con mano de hierro.

Marcos Martínez Barazón, presidente; 'Suso' López, interventor; y Pedro Vicente Sánchez, jefe de Presidencia desde Carrasco, eran el núcleo duro en el Palacio de los Guzmanes

Aunque Sánchez ya había pisado la Audiencia hace dos años, sólo como testigo, acudirá esta vez en calidad de investigado -imputado de toda la vida-, convirtiéndose en el 'tercer hombre' sobre el que pesas serias sospechas de delitos corruptos, en su caso delito de malversación de caudales públicos y fraude en la contratación. Entonces se sabrá si el magistrado ordena su ingreso en prisión o le deja libre bajo fianza, como ocurrió en su día con el entonces presidente popular y hoy alcalde de Cuadros, Marcos Martínez Barazón, y con el entonces interventor de la Diputación, Jesús 'Suso' López. Los tres, cada uno en su parcela, eran el núcleo duro de las decisiones internas del Palacio de los Guzmanes en la etapa de plena continuidad tras el asesinato de Isabel Carrasco a manos de una afiliada del PP con ayuda de su hija y ex trabajadora de la institución y una policía amiga de ésta, según el último pronunciamiento judicial.

Tras la noticia inesperada de la imputación de Sánchez, incluso para un PP leonés que creía haber dejado atrás todos los sobresaltos, su partido se ha apresurado a apartarlo cautelarmente de la formación política y abrir expediente de expulsión, por lo que su permanencia como alcalde está en el aire y depende de si se aferra al acta conseguida en las últimas elecciones, en las que barrió a sus rivales de PSOE y Lillo en Común -5 concejales frente a 2-.

Marcos Martínez Barazón, ex presidente de la Diputación, y Jesús López, interventor, únicos imputados de León en la Operación Púnica hasta la semana pasada.

La pregunta es: ¿qué le achaca ahora, casi dos años después de saltar la Operación Púnica, a Pedro Vicente Sánchez que no le atribuyera, por ejemplo, cuando en noviembre de 2014 Eloy Velasco ya le llamó a declarar cuando aún era jefe del Gabinete de Presidencia (de Marcos Martínez, como antes de Carrasco) junto a Ana Ampudia, técnico de Intervención muy vinculada a Carrasco, el entonces viceinterventor Diego Armesto y el jefe del área de Turismo, Ovidio Altable? Porque no fueron pocos los que pensaron entonces que Sánchez sería imputado en aquel momento y quizá de Madrid ingresaría a alguna prisión, cosa que no ocurrió.

Pues bien. Velasco, basándose en un informe policial de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, estima tras las nuvas investigaciones que el 'Hombre de las nieves' es, presuntamente, la tercera pata corrupta leonesa que hizo posible el amaño no materializado de los golosos contratos que el presidente Marcos Martínez iba a adjudicar en la estación de esquí de San Isidro a dedo a empresas designadas por el conseguidor de la Púnica Alejandro de Pedro Llorca, al cual incluso se le remitieron los pliegos de contratación antes de plazo para que los retocaran a su gusto y beneficio, como demostró una investigación de iLeon.com.

Era habitual que preguntara por asuntos de Contratación referidos a San Isidro, confesó un alto funcionario ante el juez Velasco

En ella se demostró que ya varios testigos de la institución señalaban con el dedo a Pedro Vicente Sánchez, con todo su poder de jefe de Gabinete unido a un interés directo por ser el alcalde de Puebla de Lillo, municipio donde se ubica la estación de esquí de San Isidro. “Era habitual que preguntara por asuntos de Contratación referidos a San Isidro”, admite un alto funcionario ante el juez.

Pero a la Guardia Civil, además, le sale de ojo que Sánchez era el responsable último de que las empresas del conseguidor Alejandro de Pedro, Madiva y/o Eico, recibieran religiosamente cada mes el pago de 3.000 euros a cambio de nada. Porque ese dinero, demostrado en exclusiva por iLeon.com antes de que la Diputación lo admitiera o la Audiencia Nacional lo demostrara, era para pagar falsas noticias en la red de diarios zombies de De Pedro que no hacían más que intentar -sin mucho éxito, por cierto- de mejorar la imagen social de los presidentes Carrasco y Martínez Barazón, quienes con el 'Hombre de las nieves' de intermediario llegaron a abonar hasta 106.000 euros de dinero público desde 2012 a la trama.

La función del todopoderoso Sánchez era sencilla: recibir las facturas mensuales de Madiva (Alejandro de Pedro), cotejarlas con datos del Gabinete de Prensa de la Diputación -que era quien escribía las noticias de los presidentes que aparecían en los diarios zombies de la trama-, dar la conformidad y ordenar su pago. Sin hacer preguntas. Así hasta 106.000 euros.

Un nido de escándalos llamado San Isidro

El dilatado perfil político de Pedro Vicente Sánchez está vinculado a la estación de esquí de San Isidro, que es de la Diputación leonesa. Y ésta a importantes escándalos históricos recientes. Además de ser el alcalde desde los años 90 del municipio en el que se asienta la estación, con victorias abrumadoras, también concatenó varios mandatos en la Diputación leonesa, parte de ellos como responsable de Turismo y, en última instancia, doblemente vinculado a San Isidro. Es lógico que su control de esta zona de la Montaña Central, como un destacado 'cacique' comarcal del PP que se le atrubuyó ser durante años, fuera absoluto.

El Plan de Desarrollo Integral de San Isidro fue un proyecto digno del 'pelotazo': construcción a cambio de golf, spa, centro comercial, siete hoteles y uno de cinco estrellas

Entró en el Palacio de los Guzmanes en 1999 y durante dos mandatos consecutivos fue el máximo responsable político del área de Turismo y San Isidro, claro. No sin antes 'traicionar' al presidente José Antonio Díez como la inmensa mayoría de los diputados populares para ponerse ya de lado de la facción que llegaba: Javier García Prieto de líder, y Juan Martínez Majo y Francisco Castañón -hoy de nuevo mandatarios del Palacio- de segundos. Y de la mano de García Prieto se embarcó en el proyecto más ambicioso y megalómano jamás concebido para la estación leonesa, digno de la cultura del pelotazo urbanístico impertante.

Se llamó Plan de Desarrollo Integral y el PP lo vendió como el no va más para sacar provecho a la zona más allá de la temporada de nieve: a costa de parcelas vender suelo para 350 apartamentos y chalés, con el dinero del aprovechamiento urbanístico se construirían en San Isidro un campo de golf, un macro centro comercial por todo lo alto, un polideportivo cubierto, con piscina cubierta y spa, pista de hielo, gimnasio, y de entre los siete hoteles “de lujo” uno de cinco estrellas, para el que Pedro Vicente Sánchez anunció una inversión de 90 millones de euros de un empresario asturiano. La más que ambiciosa nueva estación de San Isidro sería una realidad en 2008 y contaba con el apoyo económico del entonces consejero de Fomento de la Junta, Antonio Silván, con quien se firmó un convenio muy celebrado.

Traición a García Prieto, pleitesía a Carrasco

Pero en 2008 había habido un golpe de mano en el PP leonés y en la Diputación: Isabel Carrasco se había hecho con el poder. Convirtió a su antecesor, García-Prieto, en su archienemigo -y viceversa- y usó toda la artillería posible para marcar su estilo: entre otras cosas afrontar el sonoro fracaso del macroproyecto de San Isidro. La cosa acabó en denuncias de varias empresas promotoras a la Diputación, las adjudicatarias por el obligario parón urbanístico que impedía hacer en la zona ni un miserable polideportivo y las que no fueron elegidas por supuestos amaños en los contratos, y la reclamación de un mínimo de 6 millones de euros, de los que la institución tuvo que pagar más de la mitad.

Cuando sus compañeros alcaldes y concejales le vetaron como diputado, la presidenta le otorgó aún más poder

Pedro Pedro Vicente demostró por segunda vez su gran cintura y se trocó en carrasquista de pro, lo que le valió continuar como diputado provincial pese a que en su comarca cada día hacía más enemigos de su propio partido. Así que cuando tras las elecciones de 2011 esos enemigos le vetaron y 'botaron' como su diputado, Carrasco repescó al hombre de su máxima confianza como el más elevado cargo de libre designación en la institución: Jefe de Gabinete, o lo que es lo mismo, 42.000 euros al año en 14 pagas. Siguiendo además en la Alcaldía de Puebla de Lillo, su situación no había empeorado.

Para entonces, otro sueldo familiar a mayores del suyo había comenzado a llegar también de la Diputación leonesa: su mujer fue una de los 26 nuevas contratadas vinculadas abiertamente a cargos y allegados del PP en las más que polémicas oposiciones para 40 plazas de auxiliar administrativo convocadas por Carrasco. El entonces socialista Matías Llorente, que pidió el Nobel para la mayor parte de ellos, que obtuvieron una nota de 10 en el examen, lanzó contra el 'Hombre de las nieves' gran parte de sus dardos dialécticos por unas más que sospechas de amaño de las oposiciones que, sin embargo, los tribunales nunca sancionaron.

Uno de los escándalos patrimoniales de su mandato: el descontrolado derribo de La Casona, Bien de Interés Cultural. / IU y PSOE de Puebla de Lillo

Mano a mano con Carrasco, amén del arranque de la relación de influencia y económica con la trama Púnica, Pedro Vicente Sánchez soportó estoicamente años de críticas de promociones y propietarios de viviendas en Puebla de Lillo con licencias y parabienes municipales a pesar de carecer de servicios básicos, como la luz, por un eterno problema de suministro que la presidenta -que también tenía propiedades en San Isidro, como el interventor 'Suso' López, que incluso hacía negocio con apartamentos turísticos- acabó solventando ejecutando la línea de alta tensión que costó cerca de 12 millones a todos los leoneses.

La Casona, no falta ni el escándalo patrimonial

También apareció Sánchez en inexplicables escándalos menores como, por ejemplo, el derribo en 2010 de La Casona de Puebla de Lillo, un imponente edificio del siglo XVIII, Bien de Interés Cultural y por lo tanto protegido, derruído a plena luz del día por la excavadora de una empresa y del que el alcalde dijo no enterarse, a pesar de estar a escasos metros de su Ayuntamiento, aunque lo justificó porque las piedras, escudos y demás elementos se habían, supuestamente, numerado y almacenado. No se supo nunca de sanción alguna, ni de la Junta que entonces dirigía en León Eduardo Fernández, hoy presidente provincial sucesor de Carrasco y Barazón, quien ha fulminado a Sánchez tras su imputación.

Discreto, lejos de los focos, situado en listas al Congreso y firmando contra antiguos valedores

Pero en general, hasta ahora nada que quitara el sueño a un hombre que siempre supo posicionarse y, a pesar de su relevancia política, no destacar en exceso en la vida pública, manteniendo discretamente también su amistad personal con notables del PP con intereses personales inmobiliarios y empresariales en Lillo a la sombra de San Isidro. No destacó ni siquiera cuando, por interés de partido formó parte de la lista del PP al Congreso de los Diputados en 2011, como número 4. Ni cuando fue uno de los 26 denunciados por el PAL-UL por presuntamente obstruir a la justicia al firmar por orden de Carrasco la carta contra su otrora valedor Javier García Prieto, testigo muy molesto en la denuncia contra la presidenta por cobrar kilometraje ilegal de Caja España, causa desesperadamente lenta que se archivó sólo a causa de su asesinato.

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