Jamuz se rebela contra la tierra contaminada del CTR

La zona de depósito de la zahorra procedente del CTR y la finca El Busto, a muy poca distancia de Santa Elena.

ileon.com

Jamuz se rebela. Multitud de vecinos a título particular, con el apoyo de la Plataforma para la Gestión Eficaz y Transparente del CTR, han comenzado una batalla de momento institucional que ha llegado ya hasta instancias europeas para impedir lo que consideran “un atentado medioambiental”, al estar depositándose toneladas de zahorras que consideran altamente contaminante en una zona de depósito legal, muy cerca de un acuífero, al límite del término municipal de La Bañeza y al lado del vecino municipio de Santa Elena de Jamuz.

Foto de la Plataforma para la Gestión Eficaz del CTR

Esa tierra procede del Centro de Tratamiento de Residuos provincial de San Román de la Vega, a la que llegó hace unos meses desde la finca El Busto de Santa María del Páramo, donde estuvo once años en contacto con 500.000 toneladas de residuos sin tratar. Fue precisamente una denuncia pública, y administrativa, del frente municipal del CTR (13 municipios colindantes a la planta) la que ha forzado al consorcio Gersul a sacar del CTR la zahorra, ante la amenaza de una inspección y multa de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, ya que en el CTR se trata de un material no autorizado.

Una vecina de Santa Elena de Jamuz en concreto es, en estos momentos, la cara visible de la lucha contra la llegada masiva en las últimas semanas de esa zahorra al R.C.D (Residuos de Construcción y Demolición) 'Los Chavetines' de La Bañeza.

Los opositores ya han denunciado la situación ante el Seprona de la Guardia Civil, diferentes áreas de la Junta de Castilla y León y la propia Unión Europea, y cuentan con el apoyo incondicional de la Plataforma para la Gestión Eficaz y Transparente del CTR de San Román de la Vega, que entre otras cosas ha editado un vídeo de denuncia protagonizado por la vecina de Santa Elena de Jamuz, en el que asegura que los efectos contaminante pueden afectar a un radio de acción de 30 kilómetros y dañar irreversiblemente el acuífero cercano.

Aquí os dejamos el vídeo para que valoréis la situación:

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