Antes de acabar el año concluirá la extracción de madera del incendio de los montes del Teleno
Más del 75 por ciento del medio millón de metros cúbicos de madera que se van a sacar de los terrenos afectados por el incendio de Castrocontrigo y los montes del Teleno ya se han extraído y el resto estará fuera dentro de un par de meses. Así lo aseguró hoy el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, quien visitó la zona un año después de la catástrofe natural que quemó más de 11.000 hectáreas.
Acompañado de los alcaldes y pedáneos de los municipios y localidades afectadas, el consejero visitó algunos puntos de la zona afectada y comentó que “hace un año era un día muy triste desde el punto de vista forestal, medioambiental, económico y social pero hoy estamos viendo que la naturaleza está viva y podemos decir que hay esperanza”. El consejero quiso trasladar un mensaje de optimismo, “muy especialmente a los vecinos, a sus alcaldes y presidentes de las juntas vecinales y decir que seguimos trabajando juntos, como lo hicimos hace un año apagando aquel enorme incendio”.
El plan de actuación, dijo, está dando resultado. Respecto a la saca de madera recordó que la subasta supuso unos ingresos de 2,6 millones para los propietarios afectados y que su retirada se lleva a cabo a un ritmo de 45.000 metros cúbicos –unas 25.000 toneladas- y un millar de camiones cada mes. La madera tiene como destino la construcción, el embalaje o se utiliza como biomasa y las labores de corta y saca han creado un centenar de empleos.
Junta, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), la Diputación y los ayuntamientos de la zona, diseñaron un proyecto de actuación que incluye medidas contra la erosión y que ya se ha concretado en la preparación de diques naturales y más de medio centenar de albarradas vegetales de más de un metro de altura.
En cuando a la regeneración de la masa forestal, el consejero señaló que el 70 por ciento del territorio se repoblará naturalmente y el resto recibe ya los correspondientes tratamientos. Además, se han colocado tres kilómetros de frondosas que ya crecen y hay un plan de revitalización social y económica de la zona que incluye tratamientos selvícolas en más de 30 hectáreas que se libraron del fuego para poder mantener la actividad del sector resinero.
“El denominador común es renovar este territorio. La naturaleza marca su tiempo y los frutos de ese trabajo de regeneración se verán dentro de 30 o 40 años”, comentó Silván después de recalcar que todas las instituciones han trabajado juntas para minimizar las consecuencias “de esta barbarie y acto criminal medioambiental” cuyo autor no ha sido localizado. “No se pillo 'in fraganti' al responsable pero la investigación continúa”, subrayó el consejero.
En su visita a la zona, el consejero y el resto de representantes institucionales se acercaron al conocido como 'pino gordo´, un ejemplar centenario situado en terrenos de Tabuyo del Monte que fue pasto de las llamas y que ardió durante tres días. El árbol permanece en la zona como recuerdo de la peor catástrofe medioambiental de la zona, afectada ya por otros grandes fuegos a principios y finales de la década de los 90.
El incendio de Castrocontrigo se inició el 19 de agosto de 2012 y en las labores de participaron más de 1.000 efectivos de la Junta, Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Unidad Militar de Emergencias (UME), Guardia Civil, Diputación de León y voluntarios de cinco municipios afectados -Castrocontrigo, Luyego, Quintana y Congosto, Destriana y Castrillo de la Valduerna- y 13 juntas vecinales. El fuego se dio por controlado el 28 de agosto y extinguido el 6 de septiembre. Arrasó una superficie total de 11.724 hectáreas, de las cuales 10.555 (el 90 por ciento) corresponden a arbolado –principalmente pino- y el resto, 1.169, a matorral y pastos. Del total de superficie, 8.153 hectáreas, el 69,5 por ciento, son montes de utilidad pública y contienen la gran mayoría de la madera quemada. Resineros, apicultores, cazadores y aficionados a las setas vieron cómo las llamas destruían su medio de vida o una fuente de ingresos adicional.
