Santos Llamas achaca a PP y PSOE las decisiones que se tomaban en Caja España

Miriam Chacón / ICAL El expresidente de Caja España Santos Llamas.

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El expresidente de Caja España Santos Llamas afirmó hoy que en la entidad se hacía lo que “políticamente” decidían los dos partidos mayoritarios en el Consejo de Administración, que eran el PP y el PSOE. Llamas expuso que ahí estaban las negociaciones y los pactos para “ir sacando el trabajo” en la caja a la que él “representaba”. “No descubro la pólvora”, aseguró en su comparecencia en la Comisión de investigación de las cajas en las Cortes.

Llamas puso como ejemplo de lo que ocurría, una petición del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero para que aportasen para la bóveda de Barceló en Ginebra, algo que se llevó al Consejo de Administración sin pactar y se denegó porque el PP se opuso. Con posterioridad, dijo, se celebró otro, y se aprobó porque ya “había un pacto”. “Estos eran los pactos cuando había cosas de interés”, dibujó.

Santos Llamas recordó que fue elegido a mediados de 2006 con el respaldo unánime del Consejo de Administración, con los apoyos del PP, PSOE, UPL, sindicatos y opas, y el respaldo “tácito” de Junta, ayuntamientos y patronales. Agregó el constructor leonés que él no se postuló nunca para el cargo, se lo pidieron, porque ni se le había “pasado por la cabeza”. Sin embargo, al ser un candidato de consenso en aquellos años “complejos del sector de cajas”, lo aceptó “por el reto de ese apoyo tan amplio”. “Lo acepté porque podía ser un brillante colofón a mi carrera profesional”, aseveró.

Eso si, insistió una y otra vez en que su puesto no era ejecutivo, ni reportaba sueldo y “si muchos quebraderos de cabeza”. Con todo, defendió que logró “dar a Caja España estabilidad durante tres años largos” porque consiguió, a su juicio, “mantener” su independencia política y consiguió un equilibrio entre los dos grandes partidos. “Mantuve la equidistancia entre PP y PSOE, me apoyé entre los dos para mantener el equilibrio y consenso en el Consejo de Administración”, dijo. “La doté de estabilidad hasta la crisis”, sentenció.

El expresidente de Caja España incidió en su papel representativo, aunque recordó que tenía coche oficial y tarjeta para gastos, que había que justificar con facturas y siempre fue “muy comedido”. Sin embargo, quiso dejar claro que no fue “un presidente comparsa” y expuso que “siempre” centró su “influencia” en la Obra Social, a la que dio un giro “asistencial, hacia personas con discapacidad y colectivos de riesgo y exclusión social”. “Hicimos un gran trabajo”, aseveró.

Fusiones

Por lo que se refiere a las fusiones, indicó que siempre estuvo abierto a las propuestas de consenso que llegasen desde el PP y el PSOE y en todo momento dejó a los técnicos y directivos que analizaran los planteamientos para “defender el interés general de la caja”.

Llamas aseguró desconocer las claves del fracaso de la operación con todas las entidades de la Comunidad porque “nunca interfería” y estaba a lo que dijeran los grandes partidos. Con todo, explicó que fue el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, quien impulsó el proceso de fusión, en el que se quedaron con Caja Duero, porque el resto “no quería saber nada”.

Santos Llamas aseguró que no entraron en analizar qué era lo mejor para cada uno, Caja España y Caja Duero, pero llegaron al mejor final posible, porque siguen funcionando. “No había otro remedio, los tiempos nos lo pedían”, dijo, para reconocer que sólo les dieron la opción de fusionase con las entidades de Castilla y León, porque cuando planteó que podía ser interesando mirar a Asturias y a Cantabria, “pusieron el grito en el cielo y casi me degüellan”.

Operaciones crediticias

El empresario leonés también analizó sus vínculos económicos con la entidad y defendió que no tuvo en sus relaciones crediticias “condiciones especiales ni privilegios”, porque “nunca” fue “el mejor cliente” de la caja, ya que “había otros con más riesgo y condiciones preferenciales por su volumen de negocio”, algo que era “normal”.

Llamas aseguró que cuando llegó a la Presidencia de la entidad tenía ya operaciones de crédito con la caja y otras entidades financieras; y desde la dirección le aconsejaron “por imagen”, unificar todas en Caja España. “No daba buena imagen que tuviera gran parte del negocio con otras entidades financieras y así lo hice”, dijo.

Asimismo, indicó que sus concesiones y sus renovaciones “siempre fueron aprobadas por unanimidad” por el Consejo de Administración y antes habían pasado los filtros del comité de riesgos y de dirección. Asimismo, recordó que ni la Junta ni el Banco España se opusieron nunca. “Estuve tres veces en el Banco de España y nadie me dijo nada”, agregó.

Llamas aclaró que su cargo no era ejecutivo y explicó que se ausentaba siempre de los debates en el Consejo de Administración “cada vez que llegaba un crédito” suyo. Además, aseguró que “siempre” fue “respetuoso con la independencia de directivos y técnicos de la caja”. “Nunca influí en la concesión de créditos a mis empresas”, sentenció, para recalcar que “siempre” fue “muy escrupuloso” con sus préstamos y pagó “lo que tenía que pagar”.

Además, con la entrada de la crisis, defendió las operaciones de refinanciación de créditos a sus empresas al igual que se hizo con otras muchas. “Nunca se me dio nada que no se diera a otras empresas”, dijo, y aseguró que “se refinanciaban a los precios de mercado y con los avales requeridos”. “Nunca tuve un trato de privilegio”, repitió. Continuó con el mismo argumento e insistió en que esas operaciones “siempre fueron aprobadas por unanimidad, y ratificadas por los supervisores, la Junta y el Banco de España”.

Este leonés recordó que durante su Presidencia de tres años (después estuvo como consejero hasta 2012) el “relato fue idílico” hasta que llegó la crisis “y todo cambio para mal”. Al respecto, constató que la dureza de la crisis les “pilló” a todos “por sorpresa” porque “nadie lo vio llegar”. Santos Llamas prosiguió su relato constatando que cuando la crisis era ya “insostenible”, ni él “ni muchos otros empresarios” ya estaban en condiciones de devolver los créditos, y presentó su dimisión, en el año 2010. “No me atrincheré en el cargo ni lo ejercí siendo moroso en mis cuentas con la caja”, indicó, para resumir que se dedicó “en cuerpo y alma” a la caja, no se arrepiente de nada y su cargo le costó “mucho dinero” a sus empresas.

El empresario ensalzó su honradez porque “parece que maté a Manolete”, dijo, para expresar: “Estoy orgulloso de no haber metido la mano en el cajón”. En este contexto, cabe recordar que el Juzgado de instrucción número 5 de León emitió en marzo un auto que sobreseía el conocido como 'caso Caja España' y declaró la extinción de la presunta responsabilidad penal y la prescripción del delito societario que la acusación atribuía a 14 ex consejeros de la entidad financiera, por los préstamos de casi 70 millones a Santos Llamas.

Negocio inmobiliario

Santos Llamas explicó que el negocio inmobiliario centro “gran parte” de la gestión de la caja incluso antes de su llegada. “Los grandes beneficios de la caja se basaron en el negocio inmobiliario, yo no impuse ese modelo de negocio, ya era el dominante cuando llegue a la caja y contaba con el beneplácito de la Junta, el Banco de España y la CNMV”, dijo

Llamas aseguró que los consejeros de la entidad estaban “perfectamente preparados” y preguntaban siempre sobre estas operaciones, y cuando el consejo aprobaba los créditos se comunicaban a la Consejería de Hacienda, y nunca rechazó ni devolvió ninguna y “hablamos de cientos de millones durante muchos años”.

Preferentes

Por lo que se refiere a la emisión de preferentes, manifestó que se aprobaron tras detallados informes técnicos y “muchos empleados las compraron”. Aseveró que “No era un engaño o un fraude”, porque tenían alta rentabilidad aunque riesgo alto y “calculado”.

Asimismo, incidió en que las emisiones estuvieron “avaladas” por los “supervisores” , pero “es que nadie podía prever que una caja de ahorro pudiera quebrar. Años en los que España presumía de uno de los sectores más sólidos de Europa”.

Llamas sentenció que “quizá nuestro gran error fue pecar de optimistas y no prever la crisis que se nos venía encima”. “Nadie nos advirtió y el resultado ya se conoce, las cajas han desaparecido, lo que es una desgracia para el sistema financiero y las autonomías como Castilla y León, tan necesitada de recursos para sus empresas y autónomos”, concluyó.

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