Herrera: “La corrupción política y económica es una agresión a la gente que sufre”

Eduardo Margareto / ICAL El candidato a la presidencia de la Junta por el PP, Juan Vicente Herrera, en presidencia.

L.M. Torres/V. Andrés para la Agencia Ical

Sale a ganar porque cree que Castilla y León necesita estabilidad. Tras 14 años al frente del Ejecutivo autonómico, todavía guarda en la chistera argumentos para concurrir de nuevo a la Presidencia de la Junta por el PP y enfrentarse a una campaña electoral, la cuarta, que ve como la oportunidad de explicar a la gente la gestión dura de estos años, que ha tenido siempre el punto de mira en los más necesitados y que ha tratado de preservar lo esencial pese a la dureza de la crisis. Juan Vicente Herrera se presenta como un firme defensor de la política que tiene “piel, corazón, cara y ojos”, y reconoce que a alguien que ejerce desde el compromiso de servicio al ciudadano le duelen los casos de corrupción política y económica, “una agresión a la gente que sufre”. En esta carrera que acaba de iniciarse con la meta puesta en el 24 de mayo, también quiere escuchar y recabar fórmulas para avanzar en el terreno de lo social para, si de verdad hay recuperación, seguir trabajando por mucha gente a la que aún no han llegado estos brotes verdes, porque, lamenta, “vamos a convivir con estas situaciones durante muchos años”.

Ya se ha referido varias veces a cómo tomó la decisión de volver a presentarse, pero cabe preguntarse qué le dijeron en casa cuando lo dijo.

Tengo la ventaja de que vivo solo. Alguna vez, delante del espejo, sí me lo he reprochado. En casa, con independencia de la opinión que tenían, no sólo han respetado mi decisión, sino que es mi principal soporte. Tampoco puedo ocultar que la familia, sobre todo en el último medio año, no era demasiado partidaria.

En el último congreso del PP de Castilla y León, celebrado en 2012 en Ávila, avisó a los suyos de que le gustaría que le vieran más en clave de utilidad que de necesidad. ¿Ésa es la razón?

Yo espero ser útil, sí. Han influido muchas cosas. Yo aparté deliberadamente este debate en el día a día porque aquí estamos para solucionar problemas y no para generarlos. Creo que uno de los pecados que va a pagar el PSOE el día 24 es que se han pasado cuatro años en su particular 'Juego de Tronos' y eso no se ha apaciguado en los momentos preelectorales y electorales porque sigue ahí. Una de las cosas que verdaderamente me han motivado y animado es cuando los presidentes provinciales me informaban de que la gente daba el paso adelante en las candidaturas municipales y en el medio rural en circunstancias complicadas para la política. La gente seguía apostando y reflexionas: lo más cómodo no siempre se corresponde con lo que debes hacer.

Hablando de sentimientos, ¿un político siente impotencia cuando ve que su margen de actuación es muy pequeño y los mercados son capaces de vapulear un país?

Ha habido momentos tremendos, porque esa situación ha coincidido con esa cotización de la política por los suelos; con el reproche moral que te hacían las personas por la calle. No he tenido gracias a Dios ningún incidente, sí alguna palabra que no puedo llamar incidente, pero la mirada de la gente ha sido dura durante mucho tiempo y a una alarma le seguía otra alarma, y era un dolor que llegaran los últimos días del mes porque sabías que se iba a publicar un dato nefasto de subida del paro. Aunque el dato principal son los 200.000 parados que hay todavía, las últimas cifras indican que vamos poco a poco y se habla de 25.000 parados menos. Yo lo comparo con el mes de abril del año 2012, donde fueron 53.000 parados más respecto al año anterior. Esto es un drama. Lo que ocurre es que, a veces, no hemos sido conscientes, apabullados por la situación, de que nos ha tocado llevar el timón de la nave común en la tormenta perfecta. Yo ahora, con mucho respeto a mis adversarios electorales, me doy cuenta de lo que significa eso y también soy optimista de que eso va a ser considerado y valorado por los ciudadanos. ¿Qué hicieron otros? El Gobierno socialista tomó las de Villadiego. No quiso adoptar las medidas que sabía que había que tomar y dejaron el rescate debajo de la mesa para que Rajoy no tuviera otro remedio. Otros adversarios actuales que gozan de las preferencias por ser marcas blancas y por no tener pasado es que no existían políticamente. Pero ahí estábamos nosotros. ¡Cómo no vamos a tener un desgaste habiendo adoptado medidas duras, impopulares e, incluso, contrarias a lo que habíamos prometido! Es evidente.

¿Entiende que en términos generales en estos cuatro años la economía ha ganado la partida a la política o sigue muy condicionada?

No, la política sigue muy condicionada. La manifestación de la crisis se produce a partir de 2008 pero las causas son anteriores. Nunca he imputado la crisis al partido que gobernaba, aunque luego sus decisiones agravaron la situación, pero las burbujas, el modelo productivo basado exclusivamente en la construcción y el sistema financiero con las cajas fue algo con lo que convivimos todos y nos fue bien a todos. Luego, con la contumacia de los datos, te das cuenta de lo que hay. Sin embargo, aquí ha habido que hacer política y la primera política es creer en la política. Es verdad que lo hemos hecho muy mal, ¡eh! Es verdad que, coincidiendo con la dureza de la crisis y con las medidas que hemos tomado, además se han puesto sobre la mesa casos de corrupción política y económica que son una agresión a la gente que sufre y que desmantelan el prestigio de la política y los políticos. Pero bueno, creo que somos la inmensa mayoría y en todas las formaciones los que estamos en política para servir porque creemos que es útil a la sociedad.

Cuando se han tomado las medidas duras ¿qué se le venía a la cabeza al presidente?

Pues te das cuenta de que estás pisando callos. Aquí hemos sido prudentes con nuestras decisiones fiscales, pero en 2012 no hubo más remedio que poner el céntimo sanitario, que ya habían utilizado diez o doce comunidades, porque necesitábamos esos ingresos. Ahí me daba cuenta de lo que suponía para los gasolineros y los transportistas y para el ciudadano que pone gasolina... Y lo mismo con los empleados públicos, los grandes olvidados de nuestro agradecimiento. Cada vez que tomas una medida, ¿qué vas a pensar?: pues que estás exigiendo un sacrificio, que crees que eso es necesario y que necesitas esos recursos para que no te veas en la obligación de cerrar los consultorios locales o los centros de salud. Y también piensas que, en la crisis, ha habido damnificados de primera y de segunda y piensas en los parados de larga duración, en las familias sin ingresos y adoptas medidas, como la red de protección y ese dinero tiene que salir de algún sitio. Por eso, hemos sacrificado nuestros programas de inversiones porque lo hemos intentado poner ahí, que seguro que eran cataplasmas, pero era lo que nos correspondía hacer.

Los desahucios han sido uno de los iconos de la crisis. Desde la política, ¿un presidente qué puede decir a una familia que pierde su casa, su vida y casi su dignidad?

Que es un drama, que lo entendemos y que la vivienda es un bien y un derecho de primera necesidad como lo es el trabajo y como lo son los alimentos. Hay que agradecer el trabajo de las entidades del tercer sector para poner en marcha un dispositivo para garantizar a tantas personas los alimentos de primera necesidad. Es un drama, pero podemos decir que hemos intentado, a través de la red de protección a las familias, dar una solución con renegociaciones de la deuda y el diálogo con las entidades financieras. Hemos estado ahí volcados fundamentalmente para encontrar remedios y no paliativos. Han sido muchas crisis simultáneas y muchas crisis que cubrir y con muchos de sus efectos vamos a convivir durante muchos años.

¿Cree que se ha hecho todo lo que se podía hacer en este sentido?

Eso sí. Actuamos dentro de un marco normativo y los desahucios no los ordena la unidad administrativa, sino que los decreta un juez y estamos en un Estado de Derecho. Dentro de nuestras competencias, hemos puesto a disposición de familias concretas nuestro parque de viviendas desocupadas; hemos hecho cuantas gestiones hemos podido. Yo mismo me he reunido con los representantes de los bancos para que evitaran fórmulas de desahucio y lanzamiento. ¿Que luego se produjeron desahucios?, estoy convencido; ¿qué no llegamos a todo?, desgraciadamente no.

La sociedad de hoy es más desigual que la de hace cuatro años, ¿hay instrumentos para revertir esta situación?

Debemos empezar con datos ciertos. Por la importancia del tejido familiar y, también, por la apuesta del Gobierno regional y las instituciones en las políticas sociales, Castilla y León es una tierra donde no se han disparado las desigualdades, donde menos diferencias existían antes de la crisis y menos ahora. Es verdad que la crisis lo ahonda y las personas que han caminado hacia la exclusión se han multiplicado. Por eso hemos activado y trabajado con el tercer sector y con el Diálogo Social para transformar estas herramientas como la red de protección contra la exclusión social en un instrumento permanente, porque vamos a convivir con estas situaciones durante muchos años.

El empleo es la principal preocupación de los ciudadanos. ¿Es posible volver a tasas aceptables a corto plazo?

Estamos hablando de que, en un escenario de crecimiento económico estable, de en torno al tres por ciento, vamos a ser capaces en Castilla y León de volver a tener un millón de personas ocupadas en 2019. Pero, incluso si eso es así, estaremos muy cerquita de 100.000 personas en el paro y vamos a tardar en volver a aquella situación de en torno al siete por ciento de paro que tuvimos en el año 2007. Por lo tanto, tendremos que acompañar esto con medidas sociales en la medida que haya más recursos. Por eso, tenemos el compromiso de llevar al Estatuto de Autonomía un suelo social del 80 por ciento del gasto no financiero. Pero sería ofender a los que todavía no perciben la recuperación y a quienes gracias a su sacrificio han sentado las bases para que la recuperación se produzca, si consideráramos que todo ya se ha hecho.

Habla de previsiones en 2019, ¿no es un plazo largo?

Es que llegamos a tener a 260.000 parados y, con toda probabilidad, este verano ya bajaremos de los 200.000. Fijaos si nos queda por recorrer. Cuando hablamos de un millón de ocupados, hablamos de crear 30.000 nuevos puestos de trabajo cada año y en el último año se han creado 22.000.

En ese escenario económico más despejado, ¿se puede comprometer a que revertirá los recortes realizados durante la crisis?

El compromiso es ir considerando la reversión de algunas medidas tomadas en los grandes servicios públicos. Ya hemos hecho algo con las ofertas públicas de empleo de este año y en esa línea va la idea de blindar un suelo social del 80 por ciento del presupuesto que en estos momentos sería de 6.000 millones para sanidad, educación, servicios sociales y algo de vivienda. Quiero recordar que en el año 2011, eso era el 75 por ciento de esos recursos.

Vamos, que tenía razón Feijóo cuando le dijo a Silván que había elegido buen momento para dejar la Consejería de Fomento...

(Sonríe) Uno de los grandes damnificados de la crisis han sido los capítulos de inversiones y de transferencias de capital y ahí vamos a tener un poquito más de alegría. ¿Qué vamos a hacer? Parece sensato que prioricemos aquellas inversiones sociales que no hemos podido culminar estos años. Ha habido que dar explicaciones en Salamanca, Soria, Palencia y en Valladolid con el Clínico porque no pudimos acometer las obras en los hospitales con rapidez. Bueno, pues lo haremos. Se nos quedó a la mitad el plan de infraestructuras universitarias y ahora vamos a acometerlo. Pero también tenemos que aprender de los errores pasados, cuando impulsamos mucha obra pública que aún estamos pagando.

En este tiempo, ¿ha estado la Junta en algún momento al borde del precipicio teniendo que acometer pagos y sin financiación garantizada?

Tuvimos dificultades, hubo momentos muy complicados y hubo que lograr mucha confianza de las entidades para que nos prestaran y lo hicieran en condiciones de mercado sin acudir al FLA. ¡Claro que hubo momentos de tensión! Se cerraron los mercados y nosotros supimos buscarnos la vida. Lo que no tiene un pase, y esa es la polémica con Montoro, es que a la hora de beneficiar a las comunidades sólo se acuerden de las que acudieron al FLA como si las demás nos hubiéramos financiado bobilis bobilis. No se trata de ayudar a comunidades, sino de auxiliar a españoles.

¿Se arrepiente de alguna actuación?, ¿tal vez del céntimo sanitario?

Sobre el céntimo sanitario lo que quiero repetir es que no fue un capricho: fue una necesidad. Hemos demostrado que no somos voraces desde el punto de vista fiscal, y la caña que nos ha caído con esta medida. Ojo, esa misma caña debería darse ahora a quienes nos criticaron y no acreditan si están trasladando a los surtidores de gasolina tanto la bajada de la presión fiscal como del precio de los carburantes. Espero que esa crítica tan dura se repita cuando vemos algunos programas que síi traen de verdad leña fiscal y que tienen la gracia de decir que suben los impuestos a los ricos y entienden a las rentas medias como ricos. ¿Qué si me arrepiento de algo? Me han visto rectificar en las Cortes una medida que afectó a los horarios de guardia de 17 consultorios locales. ¿Creen ustedes que para mí es agradable tener congelado el salario de los empleados públicos? Pues no. No fue una medida ni fácil ni gratuita subir las tasas universitarias, pero hemos conseguido con ello ayudar a las universidades sin que se haya reducido el número de universitarios.

Vuelvo a los sentimientos. ¿Qué siente el presidente cuando lee o le cuentan la implicación de antiguos altos cargos de la Junta en la trama solar?

Ahí no me han contado nada, lo leí en un diario que hizo una estupenda información. Lo que me ha dolido es que instrumentos de control del Estado, como la Agencia Tributaria o la Fiscalía Anticorrupción, no nos hayan pedido los expedientes antes de llegar a determinadas conclusiones. Eso es una cuestión formal, pero en el fondo de la cuestión, y con independencia de que rechazo radicalmente estos comportamientos, me gustaría que el adversario político no caiga en el prejuicio y en erigirse en el juez que condena no sólo a las personas citadas en la información sino a todo perro pichichi, hasta el punto de calificar a tu propio partido como una organización mafiosa constituida para delinquir. Eso es algo inconcebible desde el punto de vista de la convivencia democrática y es inaceptable. Desde el punto del sentimiento... yo lo he mamado en mi casa... podrán decir que soy más simpático o menos, pero por lo menos que digan que te has movido por la vida con honestidad. Eso es un valor importantísimo. Yo creo que las manzanas negras son absolutamente excepcionales en Castilla y León, pero cuando salen te produce un profundo dolor y entiendes el cabreo profundo de la sociedad con este asunto, especialmente, en momentos tan difíciles como los de la crisis.

Usted ha hecho de la ausencia de casos de corrupción en la Comunidad un valor en sus intervenciones.

Yo lo he utilizado en los últimos meses y era un hecho constatable como un dato positivo de salud democrática de la Comunidad. Cuando hay una información de este tipo te das cuenta de que, desgraciadamente, no estás exento de que pueda haber algún comportamiento individual que se haya desviado del poder. Y digo que pueda haber, porque me niego a afirmarlo mientras no lo investiguen los jueces. ¿Pero qué debemos hacer? Lo importante es cómo reaccionamos. Hay que ser absolutamente transparentes, hay que dar la cara. Yo dejé ver mi declaración de la renta en las Cortes. Es cierto que un chorizo no hace constar sus chorizadas en sus declaraciones de la renta o del patrimonio, pero los que estamos en política arrastramos ese plus de tener que informar a la sociedad de lo que tienes, de lo que ganas y de lo que haces. También digo que estamos en un Estado de Derecho y que tenemos que respetar a los jueces y, mientras ellos no condenen no vamos a condenar nosotros. Pero, si un órgano de control detecta un enriquecimiento injustificado o algo extraño, lo que hay que dar es rápidamente todas las explicaciones. Yo me enorgullezco de que mis cientos de responsables políticos y administrativos habrán acertado o no, pero no nos pueden señalar. ¿Que eso no satisface?, pues no. ¿Por qué?, porque los adversarios políticos ven una oportunidad de poner en marcha el ventilador y dañarte a falta de otros argumentos o ideas.

Otro de los casos sonados es el de Bárcenas, ¿cree que el Gobierno y su partido han sabido dar la respuesta adecuada ante los casos de corrupción?

Yo estoy convencido de que no hemos sabido darla. Como tampoco hemos sabido explicar de qué manera, aún solos, hemos pilotado la nave. Yo pienso que tenemos ahora la oportunidad, y de cara a las elecciones generales próximas, de dar esas explicaciones, de dar la cara y de comparecer. Yo les digo a mis candidatos: tenemos que escuchar, pero también tenemos que explicar lo que hemos hecho, lo que no hemos sabido o no hemos podido hacer y las circunstancias en las que hemos estado. Creo que el PP ha sido extraordinariamente torpe, por ejemplo, a la hora de traducir al interés de cada persona lo que significó la gran decisión política de Rajoy de no pedir el rescate. No lo hemos explicado. Es verdad que la calle ha estado muy complicada mucho tiempo, pero hemos seguido haciendo cosas y hemos estado retraídos. A mí se me ha criticado eso y, además, creo que tienen razón, pero yo puedo asegurar que hemos trabajando intensamente pero también es verdad que más aislados. En cuanto a la corrupción, seguramente no lo hemos explicado. Desde el primer momento había que explicar que todos los partidos políticos hemos permitido no tener un sistema de garantías, un sistema estricto, que controlara los dineros por ejemplo de financiación de los partidos o el error de confiar la gestión de esos dineros a quienes se estaban enriqueciendo ellos mismos. Pero no nos damos cuenta de que son esos señores los primeros que tienen que explicar de dónde proceden esos enriquecimientos absolutamente escandalosos y cómo lo han conseguido. Pero nosotros tampoco hemos reconocido ni siquiera, salvo muy al final, que nos habíamos equivocado con esos gestores. Evidentemente, nos hemos equivocado con esos gestores.

¿En Castilla y León existen instrumentos administrativos o políticos para detectar y evitar en fases tempranas episodios de presunta corrupción?

Yo no se lo atribuiría a la existencia o no de esos instrumentos. Creo que el Estado de Derecho tiene suficientes instrumentos y también creo, desgraciadamente, que cuando la condición humana es la debilidad y la corrupción, el pillo suele ser listo y no suele ser torpe, aunque estemos viendo estos días pillos y corruptos muy torpes. Se están escuchando grabaciones y descubriendo papeles que te ponen colorado sólo de pensar que esos puedan ser compañeros tuyos de partido.

Eso en el ámbito judicial, pero ¿se puede hacer más desde el plano administrativo o político?

Vuelvo a decir: el corrupto no hace figurar sus corrupciones en su declaración de la renta o de patrimonio. El propio diario El País informaba que a una persona que llegó a ser viceconsejero se le habían detectado transferencias de un paraíso fiscal dos años después y decía que la propia Agencia Tributaria no tenía instrumentos para comprobar de dónde procedían esas cantidades. Si la Agencia Tributaria no puede, yo le puedo decir que la Junta de Castilla y León, tampoco.

Hay quien ha dicho que al PP le ha faltado piel, humanidad.

Siempre ha habido políticos y políticos y en los Gobiernos del PP, también. Hay gente que siente la política como servicio desde la preocupación por las personas, por los problemas sociales, por encontrar en el adversario parte de la razón, por la oportunidad de establecer un afecto más allá de la controversia política. Y hay políticos que se quedan exclusivamente en la gestión y que en la época de Franco los llamaban tecnócratas. La política es otra dimensión y, efectivamente, la política tiene piel, corazón, cara y ojos, aunque eso no quiere decir que te pases el día dando abrazos. Eso son los abrazafarolas. ¡Pero hombre que le pongas un poquito de pasión, que pienses en la repercusión humana que tienen tus decisiones, que veas los problemas sociales de cerca, que no te dé miedo, que no veas las cosas por la televisión...! Eso pasa y ha pasado en todos los gobiernos. No voy a poner nombres, pero es público que algunos de los ministros no han tenido sensibilidad con algunos problemas concretos de la Comunidad: no han querido conocerlos y, lo que más me molesta, es que ni teniendo aquí compañeros leales hayan querido conocer nuestra opinión.

¿Quiere decir que no vamos a ver a Soria o Montoro haciendo campaña en la Comunidad?

Lo único que diré es que con los que van a venir me siento muy a gusto.

En su programa recogen medidas de regeneración democrática, pero se dejan supeditadas al acuerdo con el resto de los partidos. ¿Está el PP dispuesto a ponerlas en marcha en solitario, dentro de sus posibilidades?

Algunas de ellas requieren reformas del Estatuto. A mí me gustaría que todo esto se produjera en el contexto de acuerdos nacionales. A mí no me ha gustado esta subasta en la que de repente se reducía el número de diputados u otros plantean que los representantes autonómicos dejen de cobrar como se hace aquí. En los últimos días una de las fuerzas emergentes planteaba lo contrario: que todos tengan dedicación exclusiva y que los alcaldes no puedan ser procuradores. Dispuesto a ponerlas en marcha sí, pero el peor de los momentos para plantearlo es en los quince días de una campaña electoral. Es horroroso porque cada uno dice una ocurrencia más que una propuesta.

Entre las propuestas ha estado cambiar la ley electoral ¿qué le parece?

La subasta abierta en relación con la ley electoral me parece poco seria. ¿Es necesario abrir el debate? Italia acaba de aprobar una para responder a un escenario electoral como el que se puede tener en España y en muchos ayuntamientos tras el 24 de mayo. El escenario político es cambiante, se caracteriza por la llegada de fuerzas nuevas y eso va a determinar situaciones diferentes que hay que resolver y que hay que buscar el momento más adecuado para encauzarlo.

Respecto a esas fuerzas emergentes, ¿cree que son fruto de la crisis económica o más bien del hartazgo de mucha gente con unos políticos o una forma de hacer política?

Yo lo vinculo mucho con la crisis y al desgaste que hemos sufrido. Estos partidos no estaban en la generación de las causas de la crisis ni en las respuestas y no han tenido que tomar medidas. Son marcas blancas, pero que, en algunos casos, se han comenzado a desinflar y a la hora de la verdad están manifestando las mismas incoherencias y contradicciones que las organizaciones “de la casta”. Ahí tienen sus enfrentamientos, sus liderazgos abusivos y todas esas cosas. En algunos casos ya van dando muestras de alguna pillería. La duración y la dureza de la crisis, el desgaste político de las medidas y el cabreo monumental por la corrupción, absolutamente justificado, ha generado un hartazgo. El problema de estas marcas es cuando se analizan sus propuestas y plantean la fusión fría de municipios menores de 5.000 habitantes en Castilla y León. ¿Saben de qué están hablando? O cuando nos dicen que el esfuerzo de innovación se va a costear con las infraestructuras en esta Comunidad que ha esperado su despliegue desde hace años. Las políticas de diseño es lo que tienen: el último diseño que nos anunciaron aquí fue el PSOE y su traje a medida del modelo de financiación, que ha resultado un desastre.

En este partido que se empieza a jugar hay que hablar de resultados, ¿no contar con los 43 procuradores de la mayoría absoluta sería una decepción para ustedes?

Yo salgo a ganar porque creo que necesitamos estabilidad y porque tengo argumentos. Respecto al resultado, ¿les importa que lo dejemos para el 24?

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