“Europa debe entender que el carbón es vital para miles de familias”

autor: CC.OO.

j m lópez

En un momento en el que se baraja el cierre de la minería leonesa, el ex secretario regional de CC.OO del sector energético, el lacianiego Isaac Maurín, uno de los negociadores del primer plan del carbón, 1998-2005, analiza en esta entrevista con iLeon.com los difíciles momentos y los enormes escollos que hubieron de superar hasta la firma del acuerdo.

Había que convertir una minería diseminada por la provincia en pequeñas explotaciones, y casi todas en la quiebra técnica a principios de la década de los 80 del pasado siglo, en varios grupos potentes y capaces de absorber la plantilla, o parte, y las ayudas, las subvenciones, conocidas popularmente como “las mochilas”, de las empresas que iban quedando por el camino. Casi 25 años después, Isaac Maurín reconoce que la única posibilidad para garantizar el mantenimiento de un determinado cupo es la nacionalización del sector.

Aunque para ello el PSOE, explica, debe dejarse de papanatas liberales. Y Europa debe entender, ha reiterado Maurín en una entrevista telefónica, que el carbón de León es vital para el futuro de miles de familias y, recuerda, es el único recurso energético autóctono.

P- Todo empieza en los primeros años de la década de los años 80.

R- Sí. Es cuando entran en juego las primeras órdenes de ayudas al cierre, como mínimo de un 40% de reducción del tonelaje que se explotaba y a un precio de unas 10.000 pesetas por tonelada. Incluso se arbitraron las primeras prejubilaciones e indemnizaciones, de una media de cinco millones de pesetas. La idea era cerrar porque quedaban empresas muy pequeñas en quiebra técnica y sin posibilidad de ser rentables. Incluso la patronal proclamaba que era dinero para ayudarles a morir con dignidad. Muchos empresarios y trabajadores se lanzaron a aquel caramelo envenenado y nosotros nos opusimos, porque sabíamos que era el cierre definitivo.

Parece que muchos de los mineros tuvieron que volver a coger la jaula porque el espejismo se acabó pronto.

Los que volvieron ya lo hicieron como plantilla de subcontratas, en peores condiciones y fuera del régimen de especial de la minería. Todo esto se prolonga hasta el conflicto de la MSP en 1992. Después de combinar negociación y movilización logramos un acuerdo que marcó un punto de partida.

Laciana salvaba los muebles pero el horizonte en el Bierzo era muy negro.

Es cierto y el problema se resolvió de la única manera posible. En la cuenca Fabero Sil Combustibles de Fabero, Antracitas de Marrón y Antracitas del Bierzo, en Toreno, que había sido de la MSP, estaban en quiebra total y a punto de cerrar. Con 9.000 mineros en Madrid presionando y una mesa de negociación abierta logramos conducir el cierre hacia una fusión de las tres en Antracitas de Gaiztarro, y de ahí surge Coto Minero del Sil. La empresa asumía toda plantilla al completo y las subvenciones y sólo quedaron fuera algunos mineros por prejubilación y bajas voluntarias. Fueron conversaciones difíciles y al final el Ministerio se implicó y aquí fue donde empezó la historia del trasiego de las mochilas, las subvenciones. Fue sin duda el acuerdo más importante de la provincia. Incluso entraron en la nueva Mina de Gaiztarro y en un puesto similar los productores que tenían reconocido el primer grado de silicosis. Esta fue la piedra angular de todo lo que vino después; el acuerdo Fabero Sil.

Otro tanto sucedió en el Bierzo alto; ¿Cómo se solventó?

Sucedía lo mismo; muchas pequeñas empresas sin futuro: la única salida era cerrar algunas a cambio de que las que quedaban asumieran plantilla y “mochila”. Aplicamos el mismo modelo que en la cuenca Fabero Sil; movilizaciones y negociación. Dio solidez por primera vez a las empresas de la zona del Bierzo alto.

Con estos precedentes, ustedes abren una vía para negociar con el Gobierno un acuerdo, un pacto, más a largo plazo, y es cuando se cruza en el camino el famoso Protocolo Eléctrico, sobre el que pesa una leyenda urbana. ¿Qué fue realmente y quién lo activó?

Teóricamente el PP estaba preparando un documento, el famoso protocolo eléctrico, que liberalizaba el sector y firmaba la sentencia de muerte para el carbón. Pero la verdad es que fue el PSOE quien lo puso en circulación porque el documento del protocolo eléctrico nunca apareció por ninguna parte. El PSOE se hizo con un borrador de algo parecido y aireó el asunto como si fuera el PP el promotor; siempre ha tenido la tentación de instrumentalizar las movilizaciones mineras y, en este caso, manejó a su antojo la Mesa por León que se creó para parar el famoso protocolo, que tal vez el PP tuviera en mente, pero nunca apareció.

Incluso cuando se logra un acuerdo el PSOE, con Zapatero al frente, quería mantener la huelga y las movilizaciones. ¿Qué había en juego?

Yo creo que el principal objetivo del PSOE, que mantenía muy buenos contactos con algunos empresarios, como Vitorino Alonso, era desacreditar a los sindicatos, en especial a CC.OO, para que ellos, los empresarios, pudieran manejar el asunto como quisieran. Pero el ministro Piqué se avino a negociar y el PSOE no pudo cumplir su propósito, aunque tal vez al PSOE lo que le molestaba realmente era que firmáramos un acuerdo con el PP.

Parece que a Rodríguez Zapatero el vino bien la jugada ante la cúpula del partido.

Como recordarán, pese a que el supuesto protocolo afectaba a toda España, sólo se movilizó León. A Zapatero la historia le permitió ganar muchos puntos ante sus jefes y le allanó el camino hacia lo más alto, como pudimos comprobar años más tarde. El PSOE debe dejar, de una vez por todas, de jugar a papanatas liberales y afrontar el futuro del carbón de la única manera que garantice, ahora que ya se ha reducido la minería a la mínima expresión, el futuro de muchas familias que viven en las cuencas mineras y la preservación de la única fuente de energía propia que tenemos; la nacionalización, como en Asturias. Y Europa debe entender que el carbón de León es fundamental para miles de familias.

El Plan del Carbón (199-2005) era bueno pero ¿qué ha fallado para que todo aquel potencial de reorganización y de medios no haya surtido el efecto deseado?

Ha habido varias causas pero poco a poco se fueron solapando los acuerdos por otros que desautorizaban lo escrito. Uno de los principales problemas es que muchos empresarios comenzaron a incumplir el famoso acuerdo de cuatro por once, es decir que cada once puestos de trabajo perdidos se compensaban con cuatro nuevos contratos. Vitorino Alonso incluso logró que los comités de empresa firmaran por debajo de este cupo establecido que dar continuidad a las cuencas mineras. Pero hay una máxima clara; en minería es prácticamente incompatible grandes beneficios y al mismo tiempo mantener la plantilla. ¿La solución?, repito, sólo cabe la nacionalización.

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