¿Si prohíben la prostitución... la restarán del PIB?

Calle Barranco en León, según una inteligencia artificial.

No, tranquilos, que no me voy a poner a discutir sobre si es razonable o no la abolición de la prostitución, o si ese trabajo es mejor o peor que envasar sardinas en una conservera, o más o menos vocacional que levantarse a las cuatro de la mañana para hacer pan. La cuestión es que los socialistas hablaron de abolir el viejo oficio y los del PP, como buenos sacristanes de los nuevos frailes, han anunciado que seguirán adelante con la media.

La gracia del asunto es que eso puede tener un efecto contable indeseado. Como muchos recordarán, hace años fue muy comentada la adición al PIB (Producto Interior Bruto) de actividades como la prostitución y el tráfico de drogas. En ese momento, supuso un importante impulso al PIB, lo que permitió a España cumplir con las ratios de endeudamiento, crecimiento, y otras variables similares. Era actividad económica y contaba en el Producto Interior Bruto, aunque fuese a nivel estimativo. Bueno, vale, aceptamos cucaracha como animal de carreras. Qué le vamos a hacer.

Y el caso es que si ahora las modernísimas leyes combaten la prostitución hasta el punto de devolverla a los subterráneos más sórdidos de la Sociedad, me pregunto yo si anunciarán con la misma alegría que esa actividad se resta del PIB, agravando nuestra ratio de endeudamiento y metiéndonos quizás en recesión técnica si se hace en un momento delicado.

¿Sería lo lógico, no? Si era una actividad y sumaba, cuando la actividad desaparezca tendrá que restar. Pero creo que no. Me parece a mí que, como el serrucho, estos tíos de las estadísticas económicas cortan a la ida y cortan a la vuelta. Metieron la prostitución en el PIB para falsear las cuentas y no la sacarán, mira tú qué casualidad, para falsear otra vez las cuentas. Porque resulta, ya lo veréis, que la prostitución es mala para la sociedad, pero buena para la contabilidad, cerrando así un círculo de hipocresía digno de la mejor panda de tarados sentados a una mesa camilla.

Y no me vale el argumento de que también se contabilizan las drogas y siempre estuvieron prohibidas, porque eso sería como decir que se ha prohibido la prostitución porque sí, sin la menor esperanza de que se reduzca su volumen, sólo por prurito moral o por perjudicar a las personas que la practican, aumentando sus riesgos y conduciéndolas a las marginalidad. Si se prohíbe, supongo, será porque se pretende reducir su volumen en un importante porcentaje. ¿Pero se va a reducir la cuenta del PIB también en ese importante porcentaje?

Seguro que no. Para la propaganda, la prohibición será un éxito, pero para la contabilidad será un fracaso que no se verá reflejado en las cifras nacionales. Porque una vez más, una cosa es predicar y otra dar trigo.

Por eso lo comento. Para que no se olvide ese juego de trileros. Para que se note, que al menos, alguien, en alguna parte, ha visto el truco. Seguro que importa un carajo, claro. Pero que conste.

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