Política para jóvenes
Uno de los primeros recuerdos políticos que tengo es mirar por la ventana y ver a miles de personas saliendo a las calles. Era 2012 y a Rajoy le estaban haciendo su primera huelga general debido a los recortes en Educación y Sanidad públicas en nombre de la estabilidad económica, la cual nunca llegó mientras se agudizaba la brecha social existente y muchas personas, entre ellas jóvenes, buscaban impugnar el sistema y asaltar los cielos.
Desde entonces muchas cosas han cambiado, empezando por que Rajoy sufrió la única moción de censura exitosa y, desde 2019, tenemos el primer Gobierno de coalición en nuestra historia reciente. Sin embargo, los cambios más profundos no han sido de caras ni de partidos, sino de propuestas y leyes, especialmente en el ámbito joven.
Personas como yo, cercanas a la veintena de edad, nos dimos cuenta pronto de lo que suponía tener un gobierno socialista como el nuestro; una de las propuestas más notorias y que más me ha afectado a mí ha sido la de las becas; desde 2018 el presupuesto destinado a este ámbito ha crecido 1.000 millones de euros, una cifra considerable teniendo en cuenta que el presupuesto total para este año ronda los 2.600 millones.
Lo que para algunos son paguitas, para la inmensa mayoría de la gente es una oportunidad para que sus hijos se formen y puedan optar a una vida mejor. Aumentar su cuantía significa que muchos ya no tendremos que trabajar mientras estudiamos o no seguir haciéndolo porque nuestros recursos económicos nos lo impiden. En definitiva, es un acto de justicia intergeneracional para que todos tengamos las mismas oportunidades independientemente de dónde vengamos.
Otro acto de justicia intergeneracional que ha pasado desapercibido y que, sin embargo, es fundamental para la igualdad de oportunidades son las ayudas para preparar oposiciones y el aumento de las plazas. Recordemos que la mitad de los funcionarios que actualmente ejercen se jubilarán en un plazo no superior a la década y media y es necesario renovar la Administración con caras nuevas, precisamente por esto desde el Gobierno se ha llevado a cabo un programa de subvenciones para aquellos jóvenes que opositen a las escalas mayores, pues esto supone en muchos casos un gasto que bastantes familias no pueden soportar. Hablamos de becas de hasta 7.000 euros para que todos aquellos que quieran dedicarse a la función pública puedan hacerlo sin importar el tamaño de su cartera.
Además de las becas y las oposiciones, el PSOE ha tenido como objetivo mejorar los datos y las condiciones laborales, un asunto que ha afectado a muchas personas jóvenes gracias a la revolución estructural que supusieron la Reforma Laboral y la subida del SMI, medidas que, para los agoreros, iban a destruir empleos y cuyo resultado es más bien el contrario. Ejemplos hay muchos, pero el paro juvenil es uno de los más gráficos pasando del 36,3% de 2018 al 22,6% en 2023, una bajada de 14 puntos en apenas cinco años, mientras que el 31,7% de los menores de 24 años y el 19,2% de las personas de entre 24 y 35 años que cobran el SMI se han visto beneficiados de su incremento en un 46% desde que el PSOE llegó al Gobierno.
La importancia de esto no reside tanto en los números (que no podrían ser mejores) como en el cambio de paradigma que supone haber quedado desacreditada la política de los recortes y ser sustituida por la política de la gente; hemos pasado de luchar contra las crisis reduciendo los recursos de los que disponen nuestros médicos y profesores a llevar a cabo un proyecto que busca potenciar la colaboración público-privada y construir una meritocracia basada verdaderamente en las capacidades de cada uno y no en los apellidos heredados.
Otra de las medidas provenientes del Consejo de ministros son el bono alquiler y las ayudas al desempleo para personas jóvenes; el primero con un importe de 250 euros durante 24 meses para aquellos cuyos ingresos no tripliquen el IPREM y el segundo de 480 euros durante 30 meses para personas de 16 a 30 años con un familiar a cargo y rentas inferiores a los 750 euros al mes. El objetivo de estas medidas no es otro que evitar que nadie se quede atrás incluso en momentos económicamente difíciles para todo el mundo, porque si algo nos hace peor como sociedad son las desigualdades extremas y la pobreza.
Yéndonos al terreno cultural, el Gobierno tomó una decisión tan atrevida como novedosa en España; un bono cultural de 400 euros del que, por cierto, yo he disfrutado y con el que he podido ir más a menudo a ver películas y obras en directo. Y más recientemente se han ofrecido descuentos para viajes nacionales e Interrail para que los jóvenes que busquen nuevas experiencias puedan hacerlo y las empresas se vean beneficiadas también, fundamental después de haber tenido que cerrar unos meses debido a la pandemia.
Algo que puede sorprender a más de uno es que se hayan llevado a cabo todas estas medidas con apenas 120 de 350 escaños, pero si hay algo que va en la esencia del PSOE es precisamente el talante dialogante que permite aunar las voluntades de los agentes sociales y partidos políticos de diversas sensibilidades y tradiciones, algo que en la pasada década se consideraba una rara avis en política.
En estos cinco años tuvimos una pandemia, la erupción de un volcán e incluso una guerra en Europa, pero si hay algo que no ha cambiado en el Gobierno es la idea de seguir adelante con determinación y pensando en todos, incluidos nosotros, los jóvenes.
Por todo ello, cuando vaya a votar este 23 de julio me preguntaré si quiero la España de los recortes y las huelgas generales o la España de las oportunidades y la justicia intergeneracional.
La respuesta no sorprenderá a nadie.