Fiestas de San Roque
Luego evocamos cucañas y vueltas a la plaza galopando nuestras bicicletas para jugar a la cinta, gigantes y cabezudos, carreras de sacos bajo la sombra de aquel árbol legendario, mujeres engalanadas bailando alegremente la jota de nuestro pueblo, la burrada y el desfile de carrozas, las mañanas de tapeo y las tardes en el Soto, los bolos y el aluche, el bollu preñau y aquellos interminables partidos de futbito, los coches de choque y los fuegos artificiales…
Ahora llegan este fin de semana del 16 de agosto de 2025 unas nuevas fiestas de San Roque para volver a alegrar con atolondrada emoción la vida de nuestra querida villa, para celebrar nuestra pertenencia a esta tierra de aires verdes que brotan de la montaña. En las fiestas todos volvemos a ser un poco niños, charlamos y cantamos, bailamos en la verbena y agitamos la rutina hasta romper las reglas que encorsetan los días normales; y nos enredamos entre vino y vino con esos viejos amigos que acuden cada verano a la tierra de sus padres con precisión estacional, siguiendo un ritual casi atávico que les mantiene unidos a sus raíces. Durante los días de fiesta disfrutamos en familia del simple privilegio de estar vivos, lejos de todas esas prosaicas zozobras que pertenecen a otras hojas del calendario; y recordamos a los que se han ido, y hacemos balance de nuestras cosas mientras se postergan todos los planes.
En San Roque suenan dianas mañaneras, tañen las campanas y sacamos al Santo. Los abuelos hacen comida especial y los niños no tienen hora de llegada, los más jóvenes se ponen guapos para tratar de impresionar a esa chavalina asturiana que les ha robado el corazón, mientras los adultos confrontamos el paso del tiempo con resignada deportividad y a los paisanos más mayores se les dibuja una melancolía casi perfecta sobre el rostro.
Todos sabemos que a mediados de agosto se celebran las fiestas de nuestra villa, de ese territorio íntimo que guarda las primeras veces, ese único lugar en el mundo al que siempre regresaremos cada año con innegociable fidelidad para celebrar la vida.