El experimento de la urna negra

Una urna negra de votación, según una inteligencia artificial

Como parece que vamos a hartarnos de elecciones, no está de más darle un par de vueltas a lo que estas significan y a las opciones que, un sistema alternativo, nos ofrecería. Tampoco nos vamos a volver locos y pedir cosas tan descabelladas como las listas abiertas (Dios nos libre) o poder elegir directamente a nuestros representantes, sin el pasteleo previo de concejales y diputados (¡Anatema!), pero por pasar el rato, y por echarnos juntos unas risas, propongo que le echemos un vistazo al experimento de la urna negra.

Me gustaría mucho decir de dónde salió, pero el caso es que no lo recuerdo. Muy posiblemente de algún libro de teoría de juegos o similar. Si algún lector lo sabe con mayor certeza, se le agradecería la aportación.

La idea central es que la democracia se basa, entre otras cosas, en seguir las decisiones del pueblo. Los electores expresan sus preferencias mediante su voto y esto sirve para formar unas instituciones, etcétera.

A muchos, el procedimiento nos parece viciado o insuficiente, pero no es eso lo que pretendo debatir en esta ocasión. La cuestión viene de que los votantes tienen preferencias positivas, pero también tienen preferencias negativas y estas se deberían escuchar de algún modo. ¿Qué sucedería si se hiciera esto?

La hipótesis es la siguiente:

— Cada votante dispone de dos votos. Uno, que va a la urna blanca, y se SUMA al partido de su elección. El otro va a la urna negra y se RESTA al partido que el votante elija, dentro de los que se presenten en su circunscripción. No vale, por ejemplo, restarle votos a Bildu desde Albacete. Además, hay que tener en cuenta un importante detalle: no es posible que un partido obtenga un número negativo de votos. Todo lo que esté por debajo de cero, equivale a cero. Un exceso de votos negativos a un partido, son votos inútiles.

— A la hora de usar este tipo de voto, hay dos estrategias principales: dedicarle el voto negativo al más radical de los contrarios, que suele ser minoritario, o restárselo al partido mayoritario del ala opuesta, para dar más opciones de gobernar al propio.

Cada vez que he probado a hacer algo así en un grupo de amigos, he descubierto cosas interesantes. Si el voto positivo es a veces irracional, el negativo ya ni os cuento.

¿Qué creéis que pasaría? ¿Cómo pensáis que sería el resultado? ¿Quién os parece que gobernaría hoy en España, en nuestra comunidad autónoma o en nuestro ayuntamiento?

Hagan juego.

Etiquetas
stats