El Camino de Santiago en Bicicleta (II)

Un 'bicigrino' en la Cruz de Fierro en el Alto de Fondebadón (León).

👉 Viene de la vigésimosegunda parte

El Camino Francés sería posiblemente la mejor opción si es tu primera toma de contacto con el peregrinaje. Al ser el más transitado de todos es también el que cuenta con más y mejores servicios. En los últimos años se ha adaptado enormemente al bicigrino y este puede encontrar mucha información y ayuda para planificar su viaje en páginas de internet, asociaciones de peregrinos o albergues. 

Camino Francés (14 etapas, dificultad media-alta)

Pero que sea el más común o la opción más lógica no significa que sea sencillo. El ciclista debe de saber que se enfrenta a 787 kilómetros, si lo empieza en San Juan de Pied de Port, o a 820 si elige la opción del Camino Aragonés. Y que durante la ruta se encontrará prácticamente de todo: largos y duros puertos de montaña, rectas infinitas bajo el sol, viento o lluvia, caminos embarrados o llenos de polvo… Al final hablamos de un recorrido muy técnico, con subidas y bajadas constantes y numerosos tramos de carretera. Por ello es fundamental estudiar los perfiles de etapa y planificar el viaje dependiendo de la dureza de las jornadas o de si estamos al comienzo de nuestra aventura, cuando todavía no hemos cogido la forma, o cuando ya está avanzada y nuestro cuerpo entrenado.

Camino Portugués (11 etapas, dificultad media)

Otra buena opción para primerizos es el Camino Portugués. Si bien son 11 etapas partiendo de Lisboa, existe otra alternativa si disponemos de menos tiempo que parte desde Oporto y que solo nos llevará 5 días. La gran variedad de paisajes y la riqueza cultural que encontramos al atravesar dos países es un aliciente más para decantarnos por esta opción. 

Camino Primitivo (7 etapas, dificultad alta)

Este trazado que comienza en Oviedo y atraviesa el interior de Asturias y Galicia es posiblemente uno de los más duros y hermosos. Las jornadas se suceden entre paisajes montañosos que dejarán al peregrino sin palabras, de una belleza apabullante. Pero también muy exigentes físicamente, con etapas rompepiernas en las que se alternan subidas y bajadas constantes y para las que hay que estar más preparado. Se trata de un reto para los más valientes, pero una vez superados los desafíos físicos inherentes a esta ruta, la satisfacción de contemplar unos paisajes de cuento compensará cualquier penuria que pasemos. 

Camino del Norte (18 etapas, dificultad media-alta)

Esta es otra opción que une dureza y belleza a partes iguales. Partiendo desde Irún, con una orografía irregular y con constantes subidas y bajadas, esta ruta nos ofrece alguno de los paisajes más espectaculares del Camino. Pedalear por senderos y caminos entre el azul del mar y el verde de la Cordillera Cantábrica puede ser una experiencia única. 

Vía de la Plata (16 etapas, dificultad media)

Cruzar España de sur a norte puede ser también una buena alternativa para ciclistas que dispongan de más tiempo. Partiendo de Sevilla, una ciudad escandalosamente bonita que bien merece que nos detengamos en ella un par de días antes de comenzar, esta ruta trepa hacia el norte atravesando largas llanuras, dehesas y sierras montañosas. A la hora de planificar nuestro viaje debemos tener en cuenta que aquí las distancias entre localidades son mayores, por lo que debemos ir cargados con suficiente agua y alimentos para la ruta. Otra de las consideraciones que debemos tener en cuenta es el calor intenso en los meses de verano, un calor que empuja a los peregrinos de este trazado a empezar sus jornadas a horas tan intempestivas como las cuatro o cinco de la mañana. En cualquier caso, recomendamos evitar hacer esta ruta en julio o agosto, cuando la temperatura puede alcanzar y superar los 40 grados al mediodía. 

Presupuesto

En cuanto al presupuesto ocurre prácticamente lo mismo que si hiciéramos nuestro peregrinaje a pie, todo depende de lo que uno esté dispuesto a gastar. Así tenemos la opción más económica, durmiendo en albergues municipales (no debemos olvidar que los peregrinos a pie tienen preferencia en este tipo de albergues y lo más común es que el ciclista se aloje en albergues privados) y alimentándonos con bocadillos, fruta o productos de supermercado. O alternativas más costosas, durmiendo en hoteles o casas rurales y degustando apetitosos menús o platos en cualquiera de los muchos restaurantes que encontramos. La riqueza gastronómica de nuestro país es sin duda uno de los grandes alicientes del Camino para muchos.

Por lo demás, los gastos de preparación del viaje y de equipamiento no deberían ser desorbitados. De hecho, una de las ventajas que ofrece el Camino de Santiago es la posibilidad de conocer el país a un coste muy razonable.

Normas de circulación

Un bicigrino no deja de ser un ciclista más, y las normas de circulación deben de ser respetadas de igual manera para todos. Se recomienda pedalear en fila india, y el uso de casco y chaleco o chubasquero reflectante es también fundamental para nuestra seguridad.

Por lo demás el ciclista debe de ser consciente de su vulnerabilidad y debe apelar en todo momento a la prudencia y el sentido común para evitar accidentes.

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