16F: ¿El futuro de León?

Salir de la derrota. Movimiento Socialista de León

Este 16 de febrero las grandes centrales sindicales y los partidos políticos del orden  nos vuelven a llamar a una movilización que se supone que será el golpe de efecto  para defender los derechos de nuestra tierra y sus habitantes. Tanto el manifiesto de  los convocantes como el de otras organizaciones y partidos no salen de ser una respuesta débil, improvisada y superficial. Ninguno enmarca el 16F dentro de un  proceso que profundice en los causantes de la actual situación, ni responde a la  necesidad de respuesta organizada a los ataques a la clase trabajadora, ni marca un  plan a seguir para hacerles frente. 

La visión limitada de estas organizaciones marcan a León como una excepción en  cuanto a dinámicas poblacionales y de empleo pero no es más que otro ejemplo de la  gran desigualdad entre regiones que genera la contradicción que se da entre el centro  y las periferias económicas dentro del sistema de producción capitalista en las  circunstancias en las que se encuentra. La situación de León no tiene nada de  diferente a la situación de Soria, Jaén, Lugo, Teruel o Badajoz por poner algún ejemplo  y al no ser una excepción debe analizarse cuál es la dinámica que está llevando a estas  regiones a esa situación de forma general y no intentar generar una falsa sensación de singularidad que lo único que hace es enfrentar territorios y afianzar posiciones  reaccionarias e interclasistas. 

León históricamente ha sido una región que ha dependido del capital externo para  explotar sus recursos, de ahí que nunca haya podido generar un tejido lo suficientemente fuerte como para poder tener una mayor autonomía productiva y una  gran burguesía propia. Si analizamos la proveniencia del capital de las grandes  empresas que hay en el territorio podemos ver que de una forma predominante  provienen de empresas extranjeras por lo que su interés en este lugar no está basado  más que en sus recursos y su mano de obra (si fuera capital local pasaría lo mismo,  pero quizá tendrían algo más de arraigo). La industria farmacéutica es de capital extranjero, los grandes centros logísticos que están abriendo en su mayoría también lo  son e incluso la explotación de los recursos naturales cada vez tienen una mayor  influencia de capital foráneo. 

El cierre de minas y de empresas subsidiarias propició una falta de dinamismo económico, desinversión en infraestructuras y servicios y el envejecimiento  poblacional de León. Esto no fue casual, sino orquestado dentro de los planes de la  oligarquía de restructuración en el Estado Español hace décadas. Ahora, nos venden  humo con planes industriales que darán empleo pero no cuentan la realidad; estos ni  ya necesitan tanta fuerza de trabajo, ni cuáles son las condiciones de precariedad y  flexibilidad de este.

Estos hechos combinados han convertido a León en el territorio que es a día de hoy:  un territorio periférico a nivel económico con una población envejecida y que del poco  interés que tiene a nivel general es para la extracción de recursos naturales. Si  analizamos los ejemplos de las provincias antes mencionadas sacaremos un  diagnóstico prácticamente idéntico por lo que queda demostrado que la excepción  leonesa no es más que un sinsentido utilizado para agitar el avispero por parte de  organizaciones que de vez en cuando tienen que figurar. 

Otra de las grandes preocupaciones de nuestros convocantes es la situación del campo  y el medio rural –lugares en los que por otro lado no tienen prácticamente actividad  política cotidiana– pero son incapaces de hacer algo más allá de un pequeño  diagnóstico de lo que ocurre, no pueden siquiera plantear medidas más allá de la queja  o de pedirle al “papá Estado” del que forman parte haga algo. Cuando hablan del  campo no son capaces de ver que la concentración de la tierra cada día se va  desarrollando más y que ese es uno de los motivos de la expulsión de la gente de los  pueblos y zonas rurales. Cuando reclaman inversión por parte de las empresas no se  dan cuenta que la necesidad de beneficios hace que los grandes centros productivos se  tengan que instalar en zonas con una gran concentración de población y servicios. Cuando piden inversión por parte de las instituciones públicas no se dan cuenta que  estas solo hacen grandes inversiones en beneficio de los capitalistas por lo que los  pueblos no son centros de un interés real para ellos, ejemplo de ello es la prisa que se han dado y la cantidad que se ha invertido para dotar el polígono de Villadangos de una infraestructura ferroviaria solo pensada para mercancías. 

El lado político de la manifestación: el leonesismo

Con las cuestiones más económicas analizadas ya podemos abrirnos al elemento más político de la movilización (que si bien los sindicatos no lo marcan como el primero por no discutir con sus estructuras, realmente lo es): el leonesismo. No vamos a entrar aquí  a valorar en profundidad la reivindicación autonomista, no por que no creamos que no tenga importancia la forma de gobierno y los derechos políticos colectivos que  merecen las poblaciones. Sino porque precisamente queremos criticar la importancia  desmedida y el papel como solución para todos nuestros problemas que los partidos y  organizaciones dan a la soberanía. Simple y llanamente es humo. ¿Acaso regiones  como Asturias, prósperas y fuertemente industrializadas, no tienen un autogobierno propio y su situación a nivel económico y social es muy parecida a la de León? ¿Qué  diferencias notaría el proletariado en su día a día si el gobierno autonómico fuera de  otra manera? ¿Acaso no serían explotados? ¿Acaso la juventud no tendría grandes  dificultades para acceder a la vivienda? ¿Acaso no se seguiría despoblando y siendo  saqueado el mundo rural? 

Habrá algunas organizaciones a las que se les hinche el pecho argumentando que ellas  sí que pretenden esa transformación social y que son conscientes de que solo cambiar  la forma jurídica no es necesario, nuestra pregunta para ellas es ¿cómo? ¿Cuál es el plan? ¿Dónde está la teoría revolucionaria que sea capaz de darle la vuelta la situación  y poner al proletariado leonés a la cabeza de la lucha de clases? 

Con los últimos acontecimientos empezamos a ver cómo las costuras que sostiene al  movimiento leonesista se van abriendo. Vemos como el desacuerdo y los intereses partidarios se empiezan a imponer más que esa idílica visión del 'León Solo' con la que  se forjaron. Cuando no hay una posibilidad real de ejercer poder no importan los  pequeños desacuerdos que pueda haber pero a medida que se va viendo en el  horizonte una posibilidad de dar pasos hacia la autonomía vemos como la política  burguesa se impone y se le cae la careta a los representantes de la misma, que hacen  de esas pequeñas diferencias un muro para ganar posiciones y encabezar de forma  oportunista el movimiento. 

No podemos seguir permitiendo que el malestar legítimo que canaliza el leonesismo  sea instrumentalizado contra los intereses del proletariado (aceptando nuevos  mecanismos de flexibilización laboral, beneficiando a la patronal en las negociaciones,  subordinando la construcción de un movimiento de clase...) 

El mismo papel juegan los sindicatos que participan del dialogo social de la Junta de Castilla y León por mucho que sean parte de los convocantes de la jornada. Su papel, en el momento en el que se convierten en una pata más del estado burgués, no es otro que el de  amortiguar sus propias contradicciones y hacer ya no solo que el proletariado acepte  las reglas que marca el capital si no que encima creamos que debemos delegar en ellos  toda nuestra lucha cuando esta tiene que ver con lo económico. Lo que nos debemos  de preguntar es cuáles son los intereses que hay detrás de estas grandes centrales  sindicales –que no del sindicalismo– en esta fecha y por qué ahora intentan movilizar lo  que llevan sin intentar en años.  

El papel de los sindicatos y los partidos

El papel de las grandes centrales sindicales en este 16F es ejemplo de la labor que  están teniendo en el estado de sostén de la socialdemocracia y mantenimiento del orden capitalista en la coyuntura actual, dejando a grandes capas del proletariado  totalmente a la deriva. Ostentando un poder subordinado a los virajes y necesidades del capital, y que en León para mantener cierta cuota de poder, abogan por una mesa  de diálogo con una patronal que tiene ya todo el poder de antemano. 

Y es que ese es el espacio en el que se sienten cómodos, en el de tener una cuota de  poder en las instituciones del Estado y de mediar antes que reivindicar, de frenar la  lucha de clases e intentar apaciguar las aguas en los grandes conflictos en pos del 'Bien  Común'. 

Pero no son solo los sindicatos los que se han sumado a la fiesta de reivindicar en  abstracto el futuro de León, los partidos del orden también quieren su pequeña cuota  en una fecha tan señalada como esta. Es por ello que partidos como UPL, PSOE,  Podemos, IU... y prácticamente cualquier partido político se ha sumado a intentar  plantear su visión con respecto a ese futuro incierto. No es de extrañar que las mismas  personas que han formado parte de las decisiones de la región durante los últimos 40 ó 50 años y que son los impulsores del modelo económico que nos ahoga tengan la desfatachez de sumarse a una movilización que pide a las instituciones que mejoren  nuestras vidas. 

Hay otra gran reivindicación que también comparten tanto sindicatos, como partidos,  como cualquier organización que se haya sumado a la movilización y es la  reindustrialización y la apuesta “por lo público”, reivindicaciones que no pueden estar más vacías. ¿Para qué se exige exactamente una industrialización? ¿Por tener solo  algunos sectores concretos un empleo bajo unos convenios con unas mejores  condiciones laborales? ¿Porque creemos que León tiene cosas para producir que otros  lugares no? Realmente muestra la incapacidad de salir de los paradigmas del mismo  sistema productivo que se basa en la explotación y el expolio y del que no les gustan  las consecuencias a largo plazo pero que están tan carentes de ideas y de capacidad  analítica que no pueden más que pedirle a nuestros carceleros que por favor vengan a  seguir explotándonos. 

Respaldamos la movilización, porque hay muchos motivos para el descontento, pero si queremos dar pasos hacia nuestra verdadera emancipación debemos tener la  suficiente capacidad crítica y no quedarnos callados pensando que un posicionamiento  crítico con la misma nos puede restar simpatías. Nuestra tarea debe ser señalar a los  verdaderos culpables de nuestra miseria independientemente de a quien moleste y no  dejarnos engañar, de nuevo, por las nuevas promesas vacías que aseguran que  después de este día se va a conseguir lo que ya se prometió que se conseguiría hace cinco años y no fue así. Si las últimas tres movilizaciones por el futuro de León tuvieron los mismos protagonistas, unos objetivos y unas reivindicaciones similares nada nos  hace pensar que hacer una cuarta encabezada por los mismos actores políticos  burgueses vaya a ser la que si que funcione. No hay un plan a futuro tras la  movilización más allá de intentar resucitar una 'Mesa por León' que nació muerta  desde su origen. Esta fecha se presenta como una demostración de fuerza que  pretende presionar a las instituciones para que solucionen todos nuestros  problemas. ¿De verdad creemos que las instituciones no saben de sobra cuál es la  situación de León (cuando los datos para escribir comunicados, hacer análisis e  informes se sacan de fuentes oficiales de las mismas instituciones)? 

No queremos ni que, por un lado, los partidos del orden que se suman a estas  convocatorias intenten instrumentalizar de una forma oportunista la movilización social ni que los discursos reaccionarios vayan permeando entre la clase trabajadora  escondidos tras un 'inocente' tono que ensalza la soberanía de León. 

La militancia del Movimiento Socialista de León apuesta por la construcción de una alternativa política para el proletariado en la que tenga la capacidad de desarrollarse  como sujeto político independiente que pueda participar de forma activa y directa en  la vida política y tenga la fuerza suficiente para reforzar el movimiento obrero con esa  visión independiente que le permita luchar por nuestras condiciones de vida. Una  alternativa en construcción, pero que con paso firme avance hacía una organización independiente desde la que realizar una defensa nítida de nuestros intereses de clase  en todos los territorios. 

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