La historia del maestro leonés que evacuó a más de mil niños a Rusia durante la Guerra Civil española

Izquierda: Trasbordo de refugiados españoles a barcos en dirección a Rusia. Derecha: el maestro leonés Nicolás Diez Valbuena.

Redacción ILEÓN / Agencia ICAL

La Fundación Sierra Pambley de León acoge el jueves la presentación del libro ‘Nicolás Diez Valbuena: Memoria incompleta de un maestro’, en un acto que tendrá lugar a las 20 horas, que recoge la historia del maestro leonés que evacuó a más de mil niños a Rusia durante la Guerra Civil española y que murió en un gulag ruso tras ser acusado de antisoviético.

La obra, de Gonzalo Barrena Diez y María de los Llanos Kasheeva, recupera la memoria de un leonés desconocido para el gran público. Oriundo de la comarca de Gordón, maestro en distintos puntos de Asturias, exiliado en la Guerra Civil a Rusia y muerto allí en el Gulag, sus pasos vitales son un resumen de la tragedia que su generación tuvo que vivir encadenando los conflictos bélicos español y europeo del convulso siglo XX.

Editado por La Memoria del Norte, el acto de presentación contará con la asistencia de uno de sus autores, Gonzalo Barrena, quien estará acompañado por Nuria González Rabanal, Wenceslao Álvarez Oblanca y Víctor del Reguero.

Nicolás Diez Valbuena nació en Vega de Gordón en 1891. Maestro en pueblos del asturiano concejo de Parres durante más de tres décadas, en 1934 se trasladó a Gijón, donde obtuvo destino. Al estallar la Guerra Civil, se puso al servicio de las autoridades republicanas en Asturias, siendo destinado a un comité de transportes y participando en trabajos de fortificación en la zona de Llanera, mientras su mujer Caridad Lueje proporcionaba comida y alojamiento a los milicianos, y su hija, Dulce María, estudiante de enfermería, prestaba atención a los heridos.

Socio de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, formó parte de la evacuación de niños que partió del puerto de El Musel de Gijón, el 24 de septiembre de 1937, en el buque 'Dairiguerrme'. Eran más de mil niños entre los 3 y los 15 años que, acompañados de varios maestros, fueron acogidos como exiliados en Leningrado, recibidos con flores y globos.

El fondo Europeana y la asociación Niños de Rusia cuentan con algunas imágenes sobre la distribución de los niños entre el Kooperatzia y el F. Dzersinski en aguas del Támesis, los buques que sirvieron de trasbordo la noche del 28 de septiembre de 1937 de muchos evacuados que habían partido una semana antes de Gijón. En la fotografía que se encuentra a continuación se pueden ver imágenes del trasbordo de 750 refugiados al buque Félix Dzerzhinski, con los barcos amarrados en el cauce del Támesis, antes de partir juntos para Leningrado. 

En las duras condiciones de Leningrado durante la II Guerra Mundial, trabajó como maestro en la Casa número 9, uno de los 16 internados que acogieron en Rusia y Ucrania a los hijos de los republicanos, los denominados “niños de Rusia”, hasta que una denuncia anónima, generada en la atmósfera estalinista, le atribuyó “actitudes antisoviéticas” y provocó su detención.

Aunque no se han podido esclarecer todas las circunstancias, porque la documentación sigue hoy clasificada, se sabe que el expediente se tramitó en español y que la denunciante fue una mujer, una información que lleva a los autores del libro a subrayar el papel que Soledad Sancha, funcionaria de los servicios secretos soviéticos, tuvo sobre la vigilancia y purga de los profesionales españoles del magisterio que acompañaron a los niños españoles.

Detenido junto a otra profesora española y enviado al Gulag, trasladado de un campo de concentración a otro en las duras condiciones del “cerco de Leningrado”, Nicolás Diez Valbuena fallecería ese mismo año en un lugar indeterminado a causa de una neumonía.

Escrito entre España y Rusia

El libro ha sido escrito a cuatro manos por Gonzalo Barrena y María de los Llanos. A su formación, profesor de Filosofía en el Instituto de Enseñanza Secundaria de Cangas de Onís el primero y doctora en Filología por la Universidad Lomonósov de Moscú la segunda, unen su propia biografía familiar: Gonzalo Barrena es nieto del protagonista del libro, y María de los Llanos hija de uno de los “niños de Rusia” que fueron alumnos del maestro.

Es precisamente esa condición la que hace que el relato se divida en dos partes. Una, ocupada en desmenuzar todos los pasos del maestro y su familia, bebiendo de la documentación y la memoria familiar, cada vez más desvanecida, por parte de su nieto Gonzalo Barrena. Y otra, escrita por María de los Llanos, cuya narración relata la estancia en Leningrado y recrea el ambiente y la figura del “camarada Nicolás”, como le llamaban, gracias a los testimonios de algunos de los que fueron sus alumnos.

Gracias a esos recuerdos, se sabe que los llamados ‘niños de Rusia’ no dejaron nunca de recibir educación en español, para que no perdieran el contacto y el arraigo con su país y sus familias. “Lo que más atraía de Nicolás a aquellos niños que añoraban a su familia y su patria, eran las magníficas historias sobre España, su naturaleza y fiestas, literatura, historia, proverbios, anécdotas… Con una especial empatía, Nicolás narraba su infancia en las montañas de León, donde las crestas de los montes parecían dinosaurios dormidos, donde los vientos soplaban en libertad, entre cielos y tierras lejanas”, escribe María de los Llanos en el libro.

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