Las falacias de la muerte del falangista bañezano José Ramos (II)

El médico Emilio Perandones Franco, fusilado en Puente Castro en febrero de 1937.

👉 Viene de la primera parte

El herido José Ramos sufría en el muslo izquierdo fractura completa y grandes destrozos explosivos de los músculos y el fémur en una agresión por arma de fuego larga y rayada, informaba el médico forense (Manuel Fernández Acebal) tras reconocerlo en la madrugada de aquella fecha en la clínica del doctor Martiniano Pérez Arias.

Éste declara sobre el lesionado que “a las diez y media de la noche del día anterior prestaba servicio de protección y vigilancia como fascistas con otros dos sujetos forasteros por la calle Pablo Iglesias, y al llegar frente al taller de Silvio Alonso vieron próximo a la tienda de La Caridad a un grupo de cuatro o cinco hombres que no conocían y a los que dieron el ‘alto quién vive’, contestando aquellos ‘España’ y haciendo a continuación varios disparos, hiriéndole el primero y siendo auxiliado por sus dos compañeros”, que lo trasladan a la cercana casa de Luis Domínguez, y de esta al sanatorio de don Martiniano. “Que no sabe quién o quienes hicieron los disparos, no teniendo sospecha en persona alguna, ni sabe  que nadie le quisiera mal”, añade.  

A consecuencia de las lesiones sufridas fallecía a las dos de la tarde del 22 de julio, y a la misma hora del día siguiente lo autopsiaban los doctores Fernández Acebal y Pérez  Arias, siendo inhumado a las 19 horas. El proyectil “de tamaño regular” que lo hirió procedía de un mosquetón, fusil o carabina, disparado a corta distancia del interfecto, unos sesenta metros, lo que al tocar hueso en su trayectoria lo dota del efecto explosivo causante de las mortales roturas y desgarros que la autopsia mostraba.  

El Inspector de la policía municipal Álvaro Llanos Concejo levantaba en la misma noche del 21 de julio atestado de haber comparecido en las dependencias de la misma los jóvenes bañezanos Julio Valderas Fernández, José Díez Moro, Nicolás Moro de Lafuente y Alfonso González Manjón manifestando que se hallaban en la calle Pablo Iglesias, 59 a la que habían ido en compañía de soldados armados de fusiles a hacer un reconocimiento en la casa-hospedaje de Ángél Martínez Mañanes por haber recibido una confidencia de que en ella entraron varios hombres a una reunión clandestina, y que una vez que a su orden de hacerlo salieron los que estaban en la fonda, cuatro forasteros, cacheados al igual  que el dueño, sin que portaran arma alguna, “vieron venir por la acera del domicilio de Ramón Fuertes, a la altura de La Caridad, distante unos cincuenta o sesenta metros, a tres o cuatro individuos desconocidos –uno con camisa blanca– los cuales al echarles el alto hicieron varios disparos sobre ellos, cayendo herido José Ramos, que los acompañaba, y desconociendo quién fuera el agresor”.  

Declaraciones del suceso

Declara el mismo 21 de julio el titular de la hostería que acompañó en la misma calle a quienes los habían cacheado a la casa de José Riego, por el que preguntaron, apartándose de ellos unos pasos en dirección a la suya mientras hablaban con aquel, momento en que se le aproximó José Ramos para charlar con él y con su hija Fabriciana, escuchando entonces una detonación al tiempo que caía aquel al suelo diciendo “me han matado”.

El 27 de julio refiere en su interrogatorio Carolino Fernández (habitaba en la misma casa que el hostelero) que, cacheados ya por la patrulla de fascistas y militares los demás, cuando lo están registrando a él manos arriba ve como un hombre se desploma tras oírse un disparo, replicado por otros de quienes interrumpen su cacheo y les ordenan que se  metan en la casa.  

En marzo de 1937 se toman nuevas declaraciones a quienes testificaran antes, sin que lo haga ahora el médico Emilio Perandones, fusilado con otros 16 bañezanos el 18 de febrero en Puente Castro. El 8 de abril se cierra la causa, sin aclarar la muerte del falangista José Ramos Rubio más allá de establecer que “cuando los guardias cívicos actuaban junto a la casa de Ángel Martínez apareció en otro lugar de la calle un grupo de individuos a los que dieron la voz de alto respondiendo ‘España’ al tiempo que haciendo una des carga sobre aquellos herían al joven”.

Tampoco lo habían aclarado las pesquisas hechas por la Guardia Civil de La Bañeza tras su regreso de León el 16 de agosto de 1936, afirmando no obstante que los ignorados autores de la agresión eran izquierdistas bañezanos, una inexactitud ya por entonces asentada entre los alzados y no menor que las otras que, referidas tanto al fallecido como al doctor Perandones (al que seguirían culpando de su muerte), el Sumario 106/37 viene a desmentir. 

Este artículo se ha publicado con ocasión de la presentación en La Bañeza el viernes 30 de junio, a las 21. 00 horas,  en el Centro Cultural de las Tierras Bañezanas, la Segunda Parte: La Guerra, del libro de José Cabañas Cuando se rompió el mundo. El asalto a la República en la provincia de León, una  investigación en la que ha invertido más de nueve años, y en la que la detallada narración de lo sucedido en julio de 1936 y después en la Bañeza y sus tierras ocupa en la obra un  amplio espacio.

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