Castilla y León pierde competitividad e innovación por la crisis pero gana eficiencia

Ical

Castilla y León ha visto reducida su competitividad y su capacidad de innovación durante los tres últimos años en el marco de las regiones de la Unión Europea, según acredita el borrador del estudio 'Índice de Competitividad Regional Europeo 2013' (RCI, en sus siglas en inglés), desarrollado por Paola Annoni y Lewis Dijkstra por encargo de la Comisión Europea. De acuerdo con el estudio, la crisis ha hecho mella en ambos indicadores de la autonomía, si bien la Comunidad ha mejorado su eficiencia.

El informe RCI 2013 es el segundo que elabora la Unión Europea, tras el realizado en 2010, y con él pretende realizar un diagnóstico de la evolución socioeconómica de las 262 regiones que configuran la UE e identificar sus fortalezas y debilidades para mejorar su competitividad. Este estudio no sólo tiene en cuenta indicadores económicos, también valora otros aspectos como la salud, la educación, las infraestructuras o las instituciones públicas. Dado que tiene en cuenta la situación concreta de cada región y su nivel de desarrollo general, ofrece una guía con los aspectos en los que se debe centrar cada una.

Para estructurar el estudio, los autores han agrupado en tres grupos los factores que conforman el Índice de Competitividad Regional Europeo. El primero de ellos, denominado 'Básicos', analiza la situación de las instituciones, la estabilidad macroeconómica, las infraestructuras y la calidad de la enseñanza Primaria y Secundaria. En el informe de 2010 Castilla y León presentaba una tasa muy cercana a la media europea (que sería el 0), con -0,026, si bien en el RCI de 2013 la prolongada crisis económica ha empeorado el ratio hasta una tasa de -0,202, que la sitúa en el puesto 162 de 262 en el ránking europeo.

El segundo bloque, denominado 'Eficiencia', analiza otros factores como la enseñanza universitaria, la eficiencia del mercado laboral y las dimensiones del mercado. En 2010, Castilla y León presentaba una desviación de -0,520, y ahora, tres años después, ha mejorado su situación y asciende hasta el puesto 182 del ránking con una tasa de -0,478.

Por último, el tercer grupo de factores analizados es el denominado 'Innovación', que alude a la implantación y aprovechamiento de las nuevas tecnologías, la sofisticación empresarial y la innovación. En este indicador Castilla y León ha visto empeorar ligeramente su posición, al pasar de un indicador de -0,603 en 2010 a registrar una tasa de -0,661 en la actualidad, que sitúa la autonomía en el puesto 189.

Agrupando los tres indicadores, el Índice de Competitividad Regional absoluto de Castilla y León se situaría en una tasa de -0,460, lo cual la sitúa en el puesto 183 de las 262 regiones europeas, ganando tres puestos respecto al informe de 2010, cuando las regiones analizadas fueron 268 (seis más que en la actualidad). Las variables introducidas por los autores del estudio en la segunda edición del informe les hacen concluir que las regiones que hayan tenido una variación de cinco puestos arriba o abajo respecto al análisis de 2010 no han sufrido una evolución relevante en su situación.

Análisis nacional

A nivel nacional, sólo dos de las 19 autonomías españolas registran un índice de competitividad positivo. Se trata de la Comunidad de Madrid (única española entre las cien primeras del ránking, al situarse en la posición 57), con un indicador de 0,479, y el País Vasco, que aparece en la posición número 103 con un a tasa de 0,175.

A continuación, ya con registros negativos, se suceden Navarra (-0,025, en la posición 131), Cataluña (-0,109, puesto 142), Cantabria (-0,277, puesto 161), Principado de Asturias (-0,340, puesto 169), La Rioja (-0,347, 170), la Comunidad Valenciana (-0,349, 171), Aragón (-0,351, 172), Región de Murcia (-0,457, 181) y Galicia (-0,458, puesto 182).

En peor situación que Castilla y León aparecen Islas Baleares (-0,521, posición 188), Islas Canarias (-0,618, 199), Andalucía (-0,649, 202), Castilla-La Mancha (-0,690, 205), Extremadura (-0,813, 223) y las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta (con tasas de -0,930 y -1,098 respectivamente, que las sitúan en los puestos 234 y 236 de la clasificación).

Limar diferencias

Según apuntan en las conclusiones del estudio, los países miembros de la Unión Europea con amplias diferencias o variaciones con respecto a la competitividad regional, como podría ser España, “deberían considerar hasta qué punto dichas diferencias resultan perjudiciales para la competitividad nacional y analizar si se pueden reducir”. Por ejemplo, la diferencia entre la región de la capital y la segunda región más competitiva de Rumania, Eslovaquia y Francia es muy amplia, mientras que la competitividad regional de Alemania no muestra grandes desigualdades.

La edición de 2010 del ICR ya destacaba la falta de efectos expansivos regionales, en especial alrededor de las capitales de algunos de los países menos desarrollados de la Unión Europea. “Aunque la crisis puede haber restringido el posible crecimiento de los efectos expansivos regionales, dichos efectos deben fortalecerse a medio plazo. La competitividad general de un país depende del rendimiento de sus regiones, no solo del de la región de la capital”, sentencian.

En estos momentos, la Comisión Europea ha abierto el plazo para recibir comentarios o apreciaciones de las regiones analizadas, que se reflejarán en la versión final del estudio. Las matizaciones pueden enviarse a la dirección de correo electrónico REGIO-B1-HEAD-OF-UNIT@ec.europa.eu hasta finales de septiembre.

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