El carbón repunta: segunda fuente de producción eléctrica entre enero y marzo en España

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R. Travesí / ICAL

El 16,3 por ciento de la producción eléctrica en el primer trimestre de este año procedió del carbón, solo por detrás de la energía nuclear que supuso el 24,3 por ciento, según datos de la Red Eléctrica Española (REE). Un porcentaje que aumentó hasta el 21,8 por ciento solo en el mes de enero ante la falta de viento y la ausencia de lluvias que impidieron el funcionamiento de los molinos eólicos y las centrales hidráulicas.

La participación del carbón en el sistema energético en lo que va de año puede romper una tendencia. No en vano, el mineral cubrió el 13,7 por ciento del total de la demanda de energía nacional el año pasado frente al 20,3 por ciento en 2015, el 16,5 por ciento en 2014 y el 19,3 por ciento en 2012, después de varios ejercicios en que se situó en torno al diez por ciento.

De ahí que Carbunión se pregunte si 2017 será un año de tránsito y esperanzador. Recuerda los precios actuales del carbón internacional y el cambio de mix de combustible en algunas centrales térmicas que han provocado que las compras de carbón autóctono sean más constantes, “estando en negociación contratos de suministro a más largo plazo”.

“Diálogo constructivo”

La patronal también agradece el “diálogo constructivo” de los nuevos equipos del Ministerio de Industria para la búsqueda de “soluciones sostenibles” para el único combustible autóctono que es capaz de “aportar respaldo” a las energías renovables, garantizar la seguridad del suministro, participar de forma competitiva en la generación eléctrica y ayudar a la moderación de los precios y el recibo de la luz en España.

Malos datos en 2016

Frente a estas esperanzas, los datos del año pasado reflejan que la producción de carbón en España cayó un 43 por ciento en 2016 hasta el mínimo histórico de las 1,74 millones de toneladas y el sector perdió 1.022 empleos en todo el país, con un descenso del 38 por ciento. Los datos provisionales de la patronal Carbunión constatan que la compra de mineral en el exterior, que se situó en las 14,67 millones de toneladas, multiplicó por nueve la producción de carbón nacional.

La agonía de las cuencas de la Comunidad, localizadas en las provincias de Palencia y León, queda patente al comprobar el desplome continuo de la producción de hulla y antracita. El avance de la memoria de la Federación Nacional de Empresarios de Minas de Carbón recoge que la producción de carbón en esas explotaciones cerró el año pasado con 170.000 toneladas frente a las 363.000 toneladas contabilizadas en 2015. Es decir, una caída del 53 por ciento pero lo más alarmante es la cifra apenas perceptible frente a los cinco millones de toneladas extraídas en las minas de Castilla y León en 2003. En ese año, las explotaciones de Palencia y León aportaban una de cuatro toneladas de carbón producidas en el conjunto del país mientras que ahora no llega al diez por ciento.

La importación de carbón también cayó aunque en menor medida al situarse el descenso en el 23 por ciento. Los 14,6 millones de toneladas procedentes del exterior y con destino a las centrales térmicas están lejos de los 22,4 millones de toneladas de 2012. La falta de incentivos para la quema del carbón nacional hace que las compañías eléctricas apuesten por el mineral importado procedente de Colombia, Rusia e Indonesia, principalmente.

La patronal asegura que las ayudas a la producción para las explotaciones de interior en 2016 fueron de 15 euros de media por tonelada producida y suministrada, sin olvidar que las minas a cielo abierto no reciben nada desde 2015. Eso sí, precisa que la ayuda adicional aprobada en el Plan de Cierre es de diez euros por tonelada para las explotaciones subterráneas y de cielo abierto. El Estado desembolsó el año pasado 25,7 millones de euros en el sector frente a los 27,6 millones de 2015, los 97 de 2012 y los 301 de 2011, según los cálculos de Carbunión.

La patronal lamenta la “disminución drástica” de la participación del carbón autóctono en el mix de generación eléctrica, con una repercusión directa en la generación de empleo en el sector y el número de empresas que subsisten. No en vano, el sector dio trabajo en España a 2.054 personas el año pasado frente a las 5.825 empleadas en 2011. En cuanto a las compañías, se ha pasado de 21 a 10 en ese mismo periodo.

La producción y el empleo asociado cayeron un 73 y un 65 por ciento, respectivamente, entre 2011 y 2016. Unos descensos que, según Carbunión, provocaron que la participación del carbón en la generación eléctrica “esté por debajo del umbral mínimo para colaborar activamente en la política de seguridad de suministro eléctrico en un país con una fortísima dependencia energética de fuentes procedentes del exterior”.

Estos datos contrastan con la estrategia del Ministerio de Industria, Energía y Turismo para que el carbón juegue un papel clave en la política energética del país como alternativas a las renovables. Una política que además vino acompañada de la ola de frío en enero que obligó a hacer uso del carbón, con la puesta en marcha de las centrales de gas y carbón. Se trata de instalaciones, básicamente de ciclos combinados que suman una potencia de 34.500 MW de potencia. La Comunidad cuenta con las centrales de Compostilla (Cubillos del Sil, León), Velilla del Río Carrión en Guardo (Palencia) y Anllares (Páramos del Sil, León).

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