Castresana: “En el Ademar siempre he sido un niño mimado”

Hector Castresana entrevista noticia

Diego Fidalgo/David Gorgojo

El buque insignia del Ademar en los últimos años se ha despedido de la práctica activa del balonmano con una gran ovación y un tremendo homenaje en el Palacio Municipal de los Deportes de León. Tras un tiempo de aclimatación a la nueva situación vital Héctor Castresana se ha sincerado con ileon.com, rememorando desde los primeros momentos en los que comenzó a practicar balonmano hasta los últimos instantes de su despedida deportiva.

Con un café como acompañante, Héctor ha respondido a todo lo que la redacción de deportes de ileon.com le ha preguntado en un ambiente distendido y relajado:

¿Cuál es el primer recuerdo de Héctor respecto del balonmano?

La primera vez que cogí un balón de balonmano era muy crío, tendría nueve años. Estaba en el campamento de Covaleda y yo jugaba por aquel entonces a fútbol sala, había balones de todos los deportes y yo solía coger el de balonmano. Al darme cuenta de que lanzaba la pelota muy fuerte contra la pared me dije: ¡esto es lo mío! Posteriormente llegué al Colegio La Granja donde había mucha afición al balonmano y un profesor que te miraba mejor si jugabas a este deporte. Poco a poco me fui enganchando y acabó siendo algo prioritario. Cuando llegué a Maristas, jugué el primer año en el Maristas B, luego llegó Horacio, un ex jugador de Ademar, que me enseñó todo y me llevó de la mano hacia el primer equipo. Él supo llevarme para que en vez de salir de fiesta o hacer todo lo que le gusta hacer a un adolescente, prefiriera ir a entrenar porque me lo pasaba mejor con ellos que por la noche.

En el Colegio La Granja, ¿Ya coincidiste con Juanín García?

Sí, el año que jugué más en serio en La Granja coincidí con Juan, había gente con mucha calidad y fuimos uno de los pocos equipos que ganó a Maristas, de hecho Jorge Vega aún se pica cuando se lo recuerdo. Fueron unos comienzos muy bonitos porque mantengo muchas amistades de la infancia.

De Maristas, ¿Qué recuerdos tienes?

En Maristas me encontré con un Colegio donde todo estaba muy profesionalizado, se hacían rondas de calentamiento que yo jamás había hecho, se podía ir a entrenar al salir de las clases, también en los recreos, etc. El Hermano Tomás lo veía de otra manera dedicándose en plenitud a este deporte, en Maristas todo es balonmano y todo el mérito es de él. Es una de las personas que más ha hecho por este deporte a la que se le ha reconocido en diferentes ocasiones. El Hermano Tomás es increíble, le acaban de operar una rodilla y ya se le puede ver por los campos del colegio.

¿Con quién coincidiste en la etapa de Maristas?

Con Cabero, Ávila, Buján, Josines, Vega, etc. Después llegaron los Marne, Juanín, Rogelio que ahora juega en Barakaldo. De aquella época salió una hornada muy buena, por ejemplo, Diego Soto que era un magnífico extremo y que actualmente es entrenador del Cleba. Los que llegamos a lo más alto del balonmano tuvimos suerte, más suerte que el resto, en un momento dado tienes un apoyo de alguien que te puede catapultar a lo más alto y otro, en su momento, no lo tiene, esa es la diferencia.

Jorge García Vega es el 'Guti' del balonmano

¿Cómo recuerdas el salto al primer equipo?

Muy nervioso. No tenía pensado llegar al primer equipo. Fue cuando llegó al club Juan Arias. Antes de su llegada, el Ademar tenía 24 o 25 millones de deuda con una situación lamentable y con Juan se tiró de la cantera y de los jóvenes, primero Jorge y yo, después Marne y Juanín. Muchos jugadores, unos con más suerte y otros con menos. Recuerdo que llegó la temporada en la que estaban en el pivote Manolo Colón, Dragan Scribic... es decir, demasiados pivotes y muy buenos. Entonces decido irme porque creo que mi vida deportiva puede cambiar. En el Ademar he sido un niño mimado, siempre me he sentido muy querido por la gente y por mis compañeros. He tenido un gran baluarte en el Ademar que es Juan Arias que siempre ha tirado de mi, en muchas ocasiones en las que Manolo Cadenas y yo hemos chocado, fue el propio Juan Arias el que me mantuvo en el equipo. Cuando decidí marcharme, se hizo con muy buena predisposición, el entendió que para mí primaba más el jugar y divertirme que el estar en un gran equipo. A la vuelta Juan Arias me repescó, en principio con un contrato por seis semanas, después por un año y finalmente por once años.

¿Cómo fue la experiencia de vivir cuatro años lejos de tu familia y de León?

Me vino muy bien. El primer año me dejaron a deber seis meses, por lo que tuvimos que pasar a formar parte propietaria del club. Pase de ser jugador a ser propietario, todo un poco raro. Te ayuda a espabilar, cuando te vas fuera tienes problemas de dinero y muchas veces tu orgullo no te permite llamar a tus padres para pedir ayuda. En Altea, al año siguiente en división de honor, me di cuenta de que podía jugar a esto. Después me vine a Galicia para estar cerca de casa y allí jugué dos años. Al principio fue duro, pero después fue sensacional y el segundo año coincidí con Jorge García Vega lo cual hizo ese tiempo aún más genial.

¿Cómo se produjo tu vuelta al Ademar?

De aquella en el balonmano no te hacías millonario. Me demostré que podía jugar en División de Honor y me vine para casa porque quería estar en León. Encontré un trabajo aquí en el que ganaba lo mismo que en el Teucro y coincidió que fui a ver un amistoso en el que me encontré a Carlos Pollán, que era entrenador del segundo equipo, y me dijo que entrenara con ellos. Iba dos días a la semana, era más como un hobby. Al final jugué un par de partidos y en el torneo de Egia tuve que jugar porque Juancho y Colón estaban en la selección. Fue una casualidad porque disputé todo el torneo con 120 kilos que pesaba (risas)... No había hecho ejercicio en todo el verano. Pasé a formar parte de la plantilla de un equipo muy bueno que se proclamó Campeón de Liga con grandes jugadores entre los que sobresalía Magnus Anderson y en mi puesto Manolo Colón y Juancho Pérez. Empecé jugando solo de defensa, pero acabé la temporada participando tanto en ataque como en defensa. Fue un año muy bonito, ahora mismo está muy difícil que el Ademar pueda ganar una liga, ojalá me equivoque.

¿Fue esa Liga el mejor momento en el Ademar?

Para mí esa Liga es el mejor título que ha conseguido el Ademar hasta ahora, fue un año muy bonito. Llegamos a la final de la Recopa y ganamos la Liga. A parte de ser especial para mí, creo que fue la mejor temporada que ha hecho el Ademar. Fue un año precioso, tuvimos que hacer cosas raras en muchos partidos por problemas de efectivos en diferentes posiciones. Igual en un encuentro Manolo Colón jugaba de lateral derecho, Juanín de central o yo mismo en el extremo.

¿Cómo valoras tu trayectoria en el Ademar?

Cuando te has retirado te vienen todos los buenos sentimientos. No tengo ningún mal recuerdo, tuve choques con Manolo Cadenas, pero mi contrato en un principio estuvo vinculado a él. Es un entrenador que me apasiona por el juego de garra que desempeña, yo me veía totalmente reflejado por esa lucha y ese saber jugar. Después conocí el juego de Jordi, mucho más ordenado. Desde que está en el equipo, en los dos primeros años fui el mejor pivote de la Liga, sacó lo mejor de mi. Son los dos mejores entrenadores que hay en esta competición, sólo hay que ver lo que ha logrado Cadenas con el Granollers, aún estando mucho tiempo sin cobrar, ha conseguido sacar al equipo toda su intensidad y garra. Por su parte, Jordi, pese a las lesiones, ha conseguido que el Ademar quede tercero, y eso que, por ejemplo, hemos estado sin centrales prácticamente durante todo febrero. También ha logrado lanzar a Montoro a la selección española, cuando algunos estuvieron a punto de sacarle del club. En fin, dos entrenadores con muchísima calidad. Mi sentimiento no puede ser otro que el de que a mí, el Ademar me ha dado todo.

Uno de los momentos malos, ¿fue la salida de Juanín?

Si, coincidió todo. En aquellos momentos había un periodo de tensión, pero todo volvió a su sitio. Al final todo se cura y no te preocupas por tonterías. Cuando te pilla más joven eres más bravo pero ahora ya no le das tanta importancia. Lo único que importa es el equipo, a veces hay que apartarse hacia un lado para el beneficio del club.

¿Cómo se ha tomado tu gente la salida del club?

En muchos momentos estuvieron más preocupados mis amigos y compañeros que yo. Mi recorrido en el Ademar podía alargarse dos años, pero cada temporada para mí era bola extra. Estaba semipreparado, Jorge y yo hemos intentado ir juntos a muchos sitios, como en Teucro o el año que tuve la bronca con Manolo y estuve a punto de irme a Algeciras para jugar con él. Hemos tenido mucha amistad, porque desde pequeños hemos jugado juntos y al pasar esto, a él le dolió. Le preocupó más lo mío que lo de él. Mientras que yo estaba más preocupado de que él se recuperara bien de la espalda, que de mi adiós. A mí me hubiera gustado que Jorge siguiera porque es un jugador que ayuda mucho al Ademar, tanto dentro como fuera de la cancha.

Tú has recibido todos los honores de la afición, ¿Te llamaba la atención los silbidos que recibía Jorge?

La verdad es que no lo he llevado bien, aunque Jorge y yo hemos bromeado y nos hemos reído de esto. La gente que sabe de balonmano, como lo puedo ver yo, ve que Jorge lleva muy bien el tempo del partido, aunque a veces yo le critico que se recrea demasiado en los pases. Yo siempre digo que es el 'Guti' del balonmano, lo adorna todo, pero donde ha estado lo veneran. En Antequera, el año pasado en la Copa del Rey, iba por la calle con él y parecía que estaba con la Infanta. En los equipos que ha estado y le han dado responsabilidad, ha respondido. Aquí Jordi se la dio antes de lesionarse y fue el mejor jugador de la Copa Asobal. La forma de jugar me ha beneficiado a mí aunque la entrega de Jorge esta fuera de toda duda. Tenemos tanta confianza que en el campo nos hemos dicho de todo.

En este tiempo has ejercido de político ¿Cómo lo has llevado?

Gracias a Joaquín lo he llevado muy bien, en este tiempo he faltado sólo a unos diez entrenamientos, aunque se me haya criticado por todo. Joaquín Otero me ha sustituido en muchas ocasiones, aunque cuando tenía los descansos le sustituía yo a él. Lo que he llegado es muy cansado al final de las temporadas, porque cuando los demás descansaban yo tenía que coger el coche e irme para Valladolid. Era un poco estar en los dos lados y encima atender los negocios. Lo pude llevar bien gracias a Joaquín.

Espero que el próximo año el Ademar gane algo porque yo me meto a la fuente con el equipo

¿Has dejado la política a la vez que dejas el balonmano?

Yo siempre he estado muy agradecido a Joaquín porque él no me ha dejado tirado en ningún momento. Cuando estaba en UPL en una candidatura al Ayuntamiento me dejaron a un lado para que entrara Abel Pardo y entonces Joaquín Otero pidió que yo me fuera con él a las Cortes, eso no lo olvido. Por eso cuando Luis Herrero Rubinat y él dejaron la UPL, yo me fui con Joaquín Otero. Conmigo se ha comportado siempre como lo que es; una persona que vale la pena y se viste por los pies.

No ejerzas de político, ¿abandonas la política?

No ejerzo de político, doy un paso atrás. Tengo claro que si me vuelvo a vincular con la política tendrá que tener relación directa con el deporte. Todo estará vinculado con el deporte, si no seguro que no entraría.

Volviendo al tema de la despedida, ¿cómo lo viviste?

No lo he podido ver en video, tengo que dejar pasar el tiempo. Recuerdo, por ejemplo, que mis compañeros se empipaban, o cuando me crucé con Caño (técnico de deportes del Ayuntamiento de León) en el vestuario... Entonces me dije: “qué más da seguir jugando, que no; ya lo he conseguido todo sí en mi casa me tratan así”. Esto me quitó todas las espinas, nunca me lo imaginé. Desbordó todas mis expectativas. Me sentí la persona más querida del mundo y se lo tengo que agradecer, sobre todo, a la gente, pero también, a los medios de comunicación que siempre me habéis tratado muy bien. Puedo decir que soy un privilegiado del deporte.

Decidiste que estuvieran tus hijos ¿Qué te han dicho de aquel momento?

El pequeño me decía el otro día que cuando vuelva al pabellón, le tengo que hinchar unos balones nuevos que hemos comprado (risas). Le tuve que recordar que ya no volveré. Quería que estuvieran conmigo para que lo recordaran. Mi hijo mayor es muy sentido, y esta temporada los compañeros en el colegio le decían que me echaban por malo y lo pasó mal. Pero cuando estábamos en el parquet me dijo: “papá ya sé lo que sienten los famosos; debes de ser muy bueno para que te hagan esto”. También cuando voy por la calle la gente me dice que no me retire y ellos lo ven. Pero segundas partes nunca fueron buenas, broche de oro y a otra cosa.

¿Por dónde irá ahora la vida de Héctor Castresana?

De momento, todo pasa por no trabajar los fines de semana (risas). Voy a tomarme un par de meses sabáticos, pero quiero estar ocupado para cuando empiece la temporada. Quiero estar apartado del equipo para desconectar, aunque no quita para que algunos fines de semana vaya a verlos. Llevo toda la vida en el Ademar y no consigo desconectar del todo. Creo que soy un poco egoísta porque siempre digo que el Ademar es mío. He llevado 13 años en activo, igual que Juan Arias que estuvo como jugador y 14 años como dirigente, somos parte del Ademar.

¿Has conseguido desconectar del todo o sabes como será el equipo del futuro?

Todos los que fichen serán buenos jugadores, si el entrenador ha decidido ficharles hay que darles la presunción de calidad. Luego, con los resultados veremos el rendimiento, antes no se puede decir nada. Hay que dejar empezar la vida, ahora no se puede hacer una valoración del equipo, aunque, que voy a decir yo, si la mitad son compañeros míos. Son buenísimos (risas).

La última, tú has compartido mucho tiempo con Isidoro ¿Qué opinión te merece en el nuevo cargo?

Ha sido seleccionador junior y durante muchos años segundo entrenador del Ademar. Está claro que es un examen para él, su primer equipo en división de honor, nunca a entrenado a equipos de nivel Asobal, es una incógnita. Puede salir bien o puede salir mal. La directiva ha decidido que sea él el míster y creen en él, por lo tanto, esto es una reválida. Esperemos que todo vaya bien y que ganen porque yo me meto a la fuente con el equipo (risas).

El buque insignia del Ademar en los últimos años se ha despedido de la práctica activa del balonmano con una gran ovación y un tremendo homenaje en el Palacio Municipal de los Deportes de León. Tras un tiempo de aclimatación a la nueva situación vital Héctor Castresana se ha sincerado con ileon.com, rememorando desde los primeros momentos en los que comenzó a practicar balonmano hasta los últimos instantes de su despedida deportiva.

Con un café como acompañante, Héctor ha respondido a todo lo que la redacción de deportes de ileon.com le ha preguntado en un ambiente distendido y relajado:

¿Cúal es el primer recuerdo de Héctor con respecto al balonmano?

La primera vez que cogí un balón de balonmano era muy crío, tendría nueve años. Estaba en el campamento de Covaleda y yo jugaba por aquel entonces a fútbol sala, había balones de todos los deportes y yo solía coger el de balonmano. Al darme cuenta de que lanzaba la pelota muy fuerte contra la pared me dije: ¡esto es lo mío! Posteriormente llegué al Colegio La Granja donde había mucha afición al balonmano y un profesor que te miraba mejor si jugabas a este deporte. Poco a poco me fuí enganchando y acabó siendo algo prioritario. Cuando llegué a Maristas, jugué el primer año en el Maristas B, con la llegada de Horacio, un exjugador de Ademar que me enseñó todo y me llevó de la mano hacia el primer equipo. Él supo llevarme para que en vez de salir de fiesta o hacer todo lo que le gusta hacer a un adolescente, prefiriera ir a entrenar porque me lo pasaba mejor con ellos que por la noche.

En el Colegio La Granja, ¿Ya coincidiste con Juanín García?

Sí, el año que jugué más en serio en La Granja coincidí con Juan, había gente con mucha calidad y fuímos uno de los pocos equipos que ganó a Maristas, de hecho Jorge Vega aún se pica cuando se lo recuerdo. Fueron unos comienzos muy bonitos porque mantengo muchas amistades de la infancia.

De Maristas, ¿Qué recuerdos tienes?

En Maristas me encontré con un Colegio donde todo estaba muy profesionalizado, se hacian rondas de calentamiento que yo jamás había hecho, se podía ir a entrenar al salir de las clases, también en los recreos, etc. El Hermano Tomás lo veía de otra manera dedicándose en plenitud a este deporte, en Maristas todo es balonmano y todo el mérito es de él. Es una de las personas que más ha hecho por este deporte a la que se le ha reconocido en diferentes ocasiones. El Hermano Tomás es increible, le acaban de operar una rodilla y ya se le puede ver por los campos del colegio.

¿Con quién coincidiste en la etapa de Maristas?

Con Cabero, Ávila, Buján, Josines, Vega, etc. Después llegaron los Marne, Juanín, Rogelio que ahora juega en Barakaldo. De aquella época salió una hornada muy buena, por ejemplo, Diego Soto que era un magnífico extremo y que actualmente es entrenador del Cleba. Los que llegamos a lo más alto del balonmano tuvimos suerte, más suerte que el resto, en un momento dado tienes un apoyo de alguien que te puede catapultar a lo más alto y otro, en su momento, no lo tiene, esa es la diferencia.

¿Cómo recuerdas el salto al primer equipo?

Muy nervioso. No tenía pensado llegar al primer equipo. Fue cuando llegó al club Juan Arias. Antes de su llegada, el Ademar tenía 24 o 25 millones de deuda con una situación lamentable y con Juan se tiró de la cantera y de los jóvenes, primero Jorge y yo, después Marne y Juanín. Muchos jugadores, unos con más suerte y otros con menos. Recuerdo que llegó la temporada en la que estaban en el pivote Manolo Colón, Dragan Scribic... es decir, demasiados pivotes y muy buenos. Entonces decido irme porque creo que mi vida deportiva puede cambiar. En el Ademar he sido un niño mimado, siempre me he sentido muy querido por la gente y por mis compañeros. He tenido un gran baluarte en el Ademar que es Juan Arias que siempre ha tirado de mi, en muchas ocasiones en las que Manolo Cadenas y yo hemos chocado, fue el propio Juan Arias el que me mantuvo en el equipo. Cuando decidí marcharme, se hizo con muy buena predisposición, el entendió que para mí primaba más el jugar y divertirme que el estar en un gran equipo. A la vuelta Juan Arias me repescó, en principio con un contrato por seis semanas, después por un año y finalmente por once años.

¿Cómo fue la experiencia de vivir cuatro años fuera de tu familia y de León?

Me vino muy bien. El primer año me dejaron a deber seis meses, por lo que tuvimos que pasar a formar parte propietaria del club. Pase de ser jugador a ser propietario, todo un poco raro. Te ayuda a espabilar, cuando te vas fuera tienes problemas de dinero y muchas veces tu orgullo no te permite llamar a tus padres para pedir ayuda. En Altea, al año siguiente en división de honor, me di cuenta de que podía jugar a esto. Después me vine a Galicia para estar cerca de casa y allí jugué dos años. Al principio fue duro, pero después fue sensacional y el segundo año coincidí con Jorge García Vega lo cual hizo ese tiempo aún más genial.

¿Cómo se produjo tu vuelta al Ademar?

De aquella en el balonmano no te hacías millonario. Me demostré que podía jugar en División de Honor y me vine para casa porque quería estar en León. Encontré un trabajo aquí en el que ganaba lo mismo que en el Teucro y coincidió que fuí a ver un amistoso en el que me encontré a Carlos Pollán, que era entrenador del segundo equipo, y me dijo que entrenara con ellos. Iba dos días a la semana, era más como un hobby. Al final jugué un par de partidos y en el torneo de Egia tuve que jugar porque Juancho y Colón estaban en la selección. Fue una casualidad porque disputé todo el torneo con 120 kilos que pesaba (risas)... No había hecho ejercicio en todo el verano. Pasé a formar parte de la plantilla de un equipo muy bueno que se proclamó Campeón de Liga con grandes jugadores entre los que sobresalía Magnus Anderson y en mi puesto Manolo Colón y Juancho Pérez. Empecé jugando solo de defensa, pero acabé la temporada participando tanto en ataque como en defensa. Fue un año muy bonito, ahora mismo está muy difícil que el Ademar pueda ganar una liga, ojalá me equivoque.

¿Fue esa liga el mejor momento en el Ademar?

Para mi esa Liga es el mejor título que ha conseguido el Ademar hasta ahora, fue un año muy bonito. Llegamos a la final de la Recopa y ganamos la Liga. A parte de ser especial para mí, creo que fue la mejor temporada que ha hecho el Ademar. Fue un año precioso, tuvimos que hacer cosas raras en muchos partidos por problemas de efectivos en diferentes posiciones. Igual en un encuentro Manolo Colón jugaba de lateral derecho, Juanín de central o yo mismo en el extremo.

¿Cómo valoras tu trayectoria en el Ademar?

Cuando te has retirado te vienen todos los buenos sentimientos. No tengo ningún mal recuerdo, tuve choques con Manolo Cadenas, pero mi contrato en un principio estuvo vinculado a él. Es un entrenador que me apasiona por el juego de garra que desempeña, yo me veía totalmente reflejado por esa lucha y ese saber jugar. Después conocí el juego de Jordi, mucho más ordenado. Desde que está en el equipo, en los dos primeros años fuí el mejor pivote de la Liga, sacó lo mejor de mi. Son los dos mejores entrenadores que hay en esta competición, sólo hay que ver lo que ha logrado Cadenas con el Granollers, aún estando mucho tiempo sin cobrar, ha conseguido sacar al equipo toda su intensidad y garra. Por su parte, Jordi, pese a las lesiones, ha conseguido que el Ademar quede tercero, y eso que, por ejemplo, hemos estado sin centrales prácticamente durante todo febrero. También ha logrado lanzar a Montoro a la selección española, cuando algunos estuvieron a punto de sacarle del club. En fin, dos entrenadores con muchísima calidad. Mi sentimiento no puede ser otro que el de que a mí, el Ademar me ha dado todo.

Uno de los momentos malos, ¿fué la salida de Juanín?

Si, coincidió todo. En aquellos momentos había un periodo de tensión, pero todo volvió a su sitio. Al final todo se cura y no te preocupas por tonterías. Cuando te pilla más jóven eres más bravo pero ahora ya no le das tanta importancia. Lo único que importa es el equipo, a veces hay que apartarse hacia un lado para el beneficio del club.

¿Cómo se lo ha tomado tu gente la salida del club?

En muchos momentos estuvieron más preocupados mis amigos y compañeros que yo. Mi recorrido en el Ademar podía alargarse dos años, pero cada temporada para mi era bola extra. Estaba semipreparado, Jorge y yo hemos intentado ir juntos a muchos sitios, como en Teucro o el año que tuve la bronca con Manolo y estuve a punto de irme a Algeciras para jugar con él. Hemos tenido mucha amistad, porque desde pequeños hemos jugado juntos y al pasar esto, a él le dolió. Le preocupó más lo mío que lo de él. Mientras que yo estaba más preocupado de que él se recuperara bien de la espalda, que de mi adiós. A mi me hubiera gustado que Jorge siguiera porque es un jugador que ayuda mucho al Ademar, tanto dentro como fuera de la cancha.

Tú has recibido todos los honores de la afición, ¿Te llamaba la atención los silbidos que recibía Jorge?

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