El Tennessee Williams más intenso llega hoy a Leon

Imagen de Nacho García.

L. Castellanos

“Fue azafata del 1, 2, 3...”. Algunos los repiten hasta la saciedad como si aquel oficio resultara denigrante, lastrara la posibilidad de emprender nuevos horizontes en otras profesiones que exigen creatividad o fuera un obstáculo para el talento. Silvia Marsó lo ha escuchado en tono despectivo cientos de veces desde que se decantara por el ejercicio actoral y su carrera como actriz multiplicara el número de referencias que la ha ido dando contenido. Silvia Marsó trabajo en el 1,2, 3... Y a mucha honra. Como otros profesionales de la actuación y el escenario de los que nadie pone en cuestión su valía y su proceder artístico. El legendario programa-concurso de Narciso Ibáñez Serrador constituyó una excelente escuela para sus protagonistas, como así lo han atestiguado las posteriores trayectorias de muchos de ellos.

Silvia Marsó fue azafata del 1, 2, 3... antes de arrancarse en una profesión, la de actriz, para la que se formó, en la que se ha volcado de manera absoluta y gracias a la cual, a pesar de sus muchas exigencias, la satisfacción la ha colmado. No ha habido género sobre el escenario que no haya tocado y tampoco director de prestigio que haya dejado de orientarla. Andrés Lima, Miguel Narros, Adolfo Marsillach, José Tamayo o José Luis Alonso, entre otros, han sido decisivos en una biografía teatral que le ha permitido abalanzarse sobre clásicos como 'Yerma', 'Doña Rosita la Soltera', 'Casa de muñecas', 'Hécuba' o 'La Gran Sultana' e ir haciendo acopio de una variedad de premios con los que subrayar su andadura sobre las tablas. También el cine y la televisión (con éxitos como 'Ana y los 7') han reclamado su atención, aunque nunca de la misma manera que el teatro al que se ha entregado con una especial energía e intensidad.

A la versátil actriz barcelonesa, que también ha destacado en el universo del teatro musical y ha hecho alarde de sus cualidades como cantante y bailarina, se la conoce de sobra en León. Algunos de sus montajes han sido disfrutados y aplaudidos en la ciudad. Actualmente anda enredada en una gira por toda España de otro gran clásico del teatro contemporáneo, 'El zoo de cristal', de Tennessee Williams, y ese es el motivo que la trae hoy al Auditorio de León. Al frente de un elenco en el que también se integran Carlos García Cortázar, Alejandro Arestegui y Pilar Gil, ella se erige en parte incuestionable de la puesta en escena ideada por Paco Vidal, otro de esos profesionales que llevan el teatro en la sangre, a partir de la adptación realizada por Eduardo Galán.

'El zoo de cristal' es uno de esos densos dramas familiares en los que Williams se empleaba ejemplarmente. Sin duda alguna, una de las grandes obras maestras del dramaturgo de Mississippi, un consumado especialista en la descripción de la pasión humana que, consagrado como uno de los más reputados autores del teatro de todos los tiempos, fue artífice de títulos imprescindibles como 'Un tranvía llamado Deseo', 'La gata sobre el tejado de zinc', 'Dulce pájaro de juventud', 'La noche de la iguana' o 'La rosa tatuada'.

Estrenada en 1945, 'El zoo de cristal' se ha ido perpetuando sobre los escenarios desde entonces y también como era habitual en las obras de Williams acabó siendo trasladada al cine y la televisión en sendas versiones donde destacaban actores como Kirk Douglas, Katherine Hepburn o Joanne Woodward, por citar algunos. También el teatro español se hizo eco de ella y son varias las adaptaciones que se hicieron, dos de ellas dominadas por el talento de los directores José Luis Alonso y Mario Gas.

Amanda Wingfield es uno de esos personajes a los que cualquier actriz sueña con hincarle el diente. Un auténtico caramelo. Es el corazón, los pulmones y el cerebro de 'El zoo de cristal'. No resulta sencillo de componer dada su complejidad. Sobre su aura se va depositando una trama en la que Tennessee Williams pone el acento con precisión para desentrañar la realidad de una familia sobre la que Amanda ejerce su influencia con autoridad. Ella, una mujer sureña (el Sur es un elemento imprescindible en el teatro de Williams) venida a menos, quedó señalada por un matrimonio nada propicio y por el abandono que ella sufrió de su marido con dos hijos aún pequeños.

Un Tom Wingfield ya veinteañero, al que Tennessee le impuso muchas de sus propias trazas personales, sueña con ser escritor y dejar para siempre la zapatería donde trabaja y el estado de agobio al que le somete su propio entorno familiar, con una madre omnipresente y una hermana, Laura, coja y sin nada de autoestima. Tom no hace más que debatirse (el dilema, otro de los temas preferidos del autor norteamericano) entre el deseo de irse y la obligación de atender a su familia. 'El zoo de cristal', magistral en la caracterización psicología y el detalle, sigue la pista a unos personajes cuyas pasiones, las más bajas sobre todo, ejercen un poder degradador. El argumento aumenta en intensidad cuando la matriarca, ante la mala situación económica que vive la familia, decide buscar un novio para la hija.

Desde luego, 'El zoo de cristal' es una obra de interpretación y su puesta en escena se guía por la labor actoral, obligada a un rigor y un cuidado superlativos y elogiada por la crítica. Además, esta versión de uno de los últimos trabajos realizados por el inolvidable escenógrafo Andrea D'Odorico, recientemente desaparecido.

Página web de la compañía

http://www.secuencia3.es/

Vídeo del montaje

https://www.youtube.com/watch?v=eq66-H-Ob_c

Lugar: Auditorio de León. A las 21 horas

Día: 4 de marzo de 2015

Entradas: 12 euros

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