Ricardo Fernández, los ojos del director en la película ‘Media hora (y un epílogo)’
El cine, los documentales y la fotografía son algunas de las pasiones del fotógrafo leonés Ricardo Fernández, pero no sólo eso, también son su forma de vida. Un profesional de la imagen que vive un momento dulce en su trayectoria ya que este mismo sábado vio la luz la película 'Media hora y un epílogo', de la que es director de fotografía.
Además, recientemente ha sido galardonado por un medio especializado estadounidense gracias a una imagen solidaria, que tomó para un calendario con el que la Protectora de Animales de León pretendía recaudar fondos para su mantenimiento.
Este leonés, nacido en la capital en 1977, lleva desde los 15 años vinculado a la imagen y la fotografía y comenzó en el sector del video con tan sólo 18 después de estudiar dirección de fotografía en cine vídeo en San Valero, Zaragoza.
Aunque dice “no ser mucho de concursos fotográficos” reconoce que recibir el premio de 'Inspire- Digital or Not Fine Art Photography Magazine' ha sido para él un incentivo después de mucho trabajo.
“A nadie le amarga un caramelo, y aunque los que me conocen saben que no me gusta buscar halagos, los que me conocen más saben que en privado los disfruto como todo el mundo. Cuando después de mucho esfuerzo pensando en una foto, haciéndola mentalmente, pensar como iluminarla, y pasarte varias horas de postproducción recibes algo así por pequeño que sea siempre está bien. Así que siempre los recibo como lo que son, un pequeño empuje para seguir haciendo cosas sin parar. Aunque para mi, saber que se vendieron casi 900 calendarios ya fue toda una recompensa por mi trabajo, y una alegría para los animales de la protectora”, explica.
La imagen premiada, que pertenece a una serie que componen el calendario de la Protectora de Animales de León, muestra el ying y el yang pero su mensaje pretende ir mucho más allá. “Como sabes en una protectora de animales, los sentimientos son una montaña rusa. Amor, rabia, repulsa, cariño. Desde un principio tanto Leandro Huerga (mano derecha en el proyecto) como yo, no quisimos hacer un calendario entero de crítica o de pena. Así que apostamos por meter también cosas como la esperanza o la ilusión”, dice.
Además, añade que cuando pensó en esta foto, tanto él como su compañero lo vieron claro, el mensaje tenía que ser “la igualdad entre personas, así como el no discriminar unas razas o colores de animales solo por miedos tontos”.
No se trata del único galardón que Ricardo Fernández ha logrado gracias a su trabajo sino que ya ha sido premiado en anteriores ocasiones, aunque asegura que para él el mejor reconocimiento a su trabajo se lo da el día a día. “Prefiero los reconocimientos más personales. El sobresaliente en Dirección de Fotografía, la clienta que llora al ver sus fotos o su vídeo, la empresa que te felicita por el vídeo corporativo, cosas más del día a día. Pero quien sabe, lo mismo me animo a mandar alguna otra foto”, asegura.
Los “ojos del director” en la película 'Media hora y un epílogo'
Ricardo Fernández ha trabajado durante más de 20 años para una de las grandes productoras de León realizando fotografías y vídeos en proyectos para empresas como Repsol, Axa, Euromaster o Michelin y también ha participado en proyectos tan leoneses como el “tríptico” de Manolo Martínez
Hace dos años decidió embarcarse como autónomo en ROCreaciones a través de la que dirige la fotografía en la película 'Media Hora (y un epílogo)' que se preestrenaba este mismo sábado en Cistierna y a partir del que viene en las salas comerciales, donde es “los ojos del director”.
“El cine es una banqueta de tres patas, la dirección, la producción y la dirección de fotografía. Y de cada pata salen mil más que son los diferentes departamentos, pero resumiendo, el director lee o en ocasiones escribe un guión y forma una historia en su cabeza. Mi trabajo es dar forma a esa historia, darle al director en la pantalla ese 'cuadro' que se imaginó. Así que con la cámara, los encuadres, los movimientos y la luz, intento crear ese 'cuadro'”, agrega.
Un trabajo arduo, pero cuya recompensa es el resultado final. Lo más complicado, dice Ricardo es “todo” bromea. Así, enumera como inconvenientes “las largas esperas preparando el set, depender de que acompañe el tiempo o el desasosiego cuando no terminas de dar con el cuadro que quieres dibujar”.
Aún así compensa, y cree que lo más gratificante es también “todo”. “Todas las dificultades hacen que el equipo que se forma funcione como un reloj. Así que consigues una camaradería con todos que no se puede explicar. Los chistes y las bromas. Esos momentos en que ves una toma en el monitor y dices ”eso es!! eso es cine!!!“ Y por encima de todo, verte haciendo lo que soñabas de niño cuando tomabas un té en casa de tu abuela viendo los Oscars”, precisa.
A pesar de su completa trayectoria profesional, Ricardo insiste en que siempre hay nuevos logros por afrontar. “Soy de esas personas que cuando revisan su trabajo nunca están a gusto, siempre quiero más y mejor. Desde fuera ves que la gente está contenta con tu trabajo. Y les gusta. Pero yo soy muy autocrítico. Un poco como Sísifo, empujando todo el día la piedra hacia la cima de la montaña. Solo que a mí no se me cae hacia atrás, sino que cuando llego a la cima, hay otra más alta detrás. Así que creo que me quedan aun mil metas por alcanzar, pero disfrutare si consigo ir alcanzándolas”.