Recuperan el castillo de Benal, el originario de los Quiñones en Omaña

Castillo de Benal tras su restauración.

Redacción ILEÓN

Nueva vida para uno de los castillos de una de las familias más importantes de la historia leonesa. El Castillo de Benal (o Beñal), el también llamado Castillo de Omaña en Santibáñez de Arienza (Riello), ha recibido una más que digna restauración para superar los desmanes que se habían hecho con él. Una peculiar fortaleza triangular que se desmochó y desmontó en parte... para terminar en el basamento de la carretera de Omaña.

En el corazón de la comarca de Omaña, cuna de leyendas y linajes nobles, yace la historia de esta estirpe nobiliaria, una de las familias más ilustres de la Edad Media del Reino de León, conocida también como los Condes de Luna. Los mismos que el Palacio del Conde Luna de la capital leonesa, los que ganaron la Guerra de las Comunidades a sus eternos enemigos durante siglos: los Guzmanes. Una historia de enemistad familiar digna de los Montescos y Capuletos.

Sin embargo, su legado se vio entrelazado con la paradoja cuando su primera fortaleza, el Castillo de Benal (también se puede leer en algún documento 'Venal'), fue parcialmente desmantelada en el siglo XIX. Sus imponentes piedras, testigos de un pasado glorioso, fueron reutilizadas en la construcción de la carretera que atraviesa el municipio de Riello, un giro inesperado en la historia de este emblemático bastión.

Para conseguir la restauración, se ha trabajado intensamente por parte de la Asociacion de Amigos del Castillo de Beñal coordinando la cesión de la fortaleza por parte de sus propietarios para que pase a ser propiedad municipal y también el apoyo de la Diputación de León para conseguir el dinero necesario que ha permitido su consolidación y reparación.

El Ayuntamiento de Riello se convirtió en 201 en el nuevo propietario del castillo, gracias a la generosa donación realizada por la familia de Germán García. Éste, natural de Salce y residente en Riello, pasaba sus veranos en Venezuela y regresaba a su finca para vacacionar. La cesión fue realizada por su viuda e hijos tras su fallecimiento. La cesión fue realizada por su viuda e hijos.

A partir de ahí, todos los amigos del castillo consiguieron financiación, con 270.000 euros del Programa R, con una aportación adicional de 30.000 unidades por parte del Ayuntamiento omañés contando con la colaboración con el Instituto Leonés de Cultura (ILC) de la Diputación Provincial de León. La empresa encargada de llevar a cabo la restauración es Decolesa, bajo la dirección del arquitecto Rogelio Geijo. Se destaca la contribución de todos los involucrados en este proyecto, acompañada de imágenes ilustrativas.

Historia del Castillo de Omaña

El Castillo de Benal, una fortaleza de singular diseño triangular, no solo alberga el origen de la noble estirpe de los Quiñones, sino que también ostenta el título de Bien de Interés Cultural, otorgado por el Estado español en 1949, como testimonio vivo de la grandeza medieval (como ocurrió con todos los castillos españoles en bloque ese día). Se encuentra estratégicamente ubicado en el alto de un promontorio pertenenciente al barrio (llamada 'Entidad singular' administrativamente') de El Castillo, un enclave dependiente del pueblo de Santibañez de Arienza.

Aún así, incluso con los desmanes sufridos, su perfil imponente sigue dominando el paisaje, evocando tiempos de esplendor y caballeros.

La planta triangular del castillo, probablemente moldeada por la topografía del terreno, es un rasgo distintivo que lo hace único en su género, con escasos paralelos en toda España. Su torreón, un prisma trapezoidal con muros de mampostería y argamasa, aún se erige majestuoso, junto con fragmentos de murallas que resisten el paso del tiempo. Esta restauración es el primer paso de su adaptación para visitas, una iniciativa que busca preservar su legado histórico para las generaciones venideras.

La historia del Castillo de Benal se remonta a épocas antiguas, cuando se alzaba sobre un antiguo castro, parte de las fortificaciones romanas destinadas a vigilar las explotaciones auríferas en Omaña hasta el siglo III. Documentos de 1366 mencionan su existencia como “el castro de Benal”, concedido por Enrique II de Trastámara a Juan González Bazán.

Más tarde, Diego Fernández Quiñones, heredero de la fortaleza, la reconstruyó en el siglo XV, consolidando así el poder de la casa de Quiñones sobre los concejos omañeses. Funcionó como prisión en diferentes momentos de la historia, y en el siglo XIX, fue parcialmente destruido, aunque su esencia perdura en la memoria colectiva y en los vestigios que aún se alzan sobre la colina pizarrosa que lo acoge.

Descrito por la Junta de Castilla y León como un “castillo roquero”, el Castillo de Benal se erige en un paisaje geológico marcado por las estribaciones occidentales de la Cordillera Cantábrica, testigo de antiguos glaciares y valles de origen remoto. Su torre del homenaje de planta cuadrada y los fragmentos de muralla, construidos con mampostería de esquisto y argamasa, dan fe de su esplendor medieval, recordándonos su noble misión de custodiar el Camino Real hacia Cangas de Narcea en el Valle de Omaña.

Así, entre mitos y realidades, el Castillo de Benal se erige como un monumento vivo de la historia, esperando ser redescubierto por las generaciones futuras. Y su primera restauración es el paso para que vuelva a mostrar su antigua gloria.

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