María Angustias Díaz Gómez: “La poesía da voz a los sonidos del alma”

María Angustias Díaz Gómez

Manuel Cuenya

Somos lo que sentimos

lo que asumimos,

lo que negamos

lo que ocultamos.

Somos el yo más puro

Y nuestra pose,

caricias tiernas

Y falsos besos

Somos luz cegadora

Y oscura cueva,

paraíso eterno

y amargo infierno

Somos dulce victoria

y triste derrota

Somos lo que sufrimos

Lo que gozamos,

Nuestras conquistas,

Lo que perdimos

Somos los que no están

los recordados

los tiempos muertos,

nuestros vacíos.

('Todo eso somos', poema perteneciente a 'La nostalgia de mi acento', de María Angustias Díaz Gómez)

Catedrática de Derecho Mercantil en la Universidad de León, investigadora, autora de diversas publicaciones sobre temas referentes a su especialidad, María Angustias Díaz Gómez es también poeta desde muy jovencita, acaso desde el momento en que se da cuenta de los sentimientos que la conforman, porque el lenguaje poético, la poesía, tan natural y tan arraigada en ella, la ha habitado siempre. “En lo más profundo de todo ser humano hay un poeta dormido, cuya sensibilidad poética puede despertar cuando la ocasión sea propicia, cuando el corazón lo dicte”, señala ella, que rememora unos versos de Gibran, “en vano buscará un poeta a la madre de los cantos de su propio corazón”. Asimismo, está convencida (en alusión al filósofo Heidegger) de que la auténtica realidad del ser humano es la poética. “La poesía se incardina, con toda naturalidad, en nuestro propio quehacer diario y viene a ser, como magistralmente describiera Borges, 'ese espejo que nos revela nuestra propia cara'”. En su caso, la poesía es un posicionamiento ante la vida, un modo de entender el mundo, el mundo interior, tan necesario para vivir. La poesía tiene, en su opinión, un innegable efecto sanador del alma doliente y potenciador de las pasiones y emociones más gozosas, funcionando muchas veces como terapia vital, con un efecto catártico indudable. Asimismo, nos ayuda a iluminar las zonas más profundas y desconocidas de nosotros mismos –asegura– y a expresar lo que la voz calla y el alma siente; la poesía “son las alas con las que podemos alcanzar la perspectiva más auténtica de todo lo vivido. La poesía da voz a los sonidos del alma. Es esa música de fondo que crea nuestro corazón al registrar los sentimientos. Son los brazos que nos mecen mientras las emociones nos invaden”.

En lo más profundo de todo ser humano hay un poeta dormido, cuya sensibilidad poética puede despertar cuando la ocasión sea propicia, cuando el corazón lo dicte

En su actividad profesional como jurista, “el Derecho, como todo lo que es vivido, ofrece argumentos para poetizar. Y la poesía, como el Derecho, supone creación y sensibilidad. Y las emociones importan, con alcances distintos es cierto, tanto en el Derecho como en la poesía. Y es que, como manifestara Martha Nussbaum, una buena forma de empezar a defender la justicia es mirando en el interior de nuestros corazones. La retroalimentación o la confabulación de la poesía y el Derecho produce frutos realmente muy valiosos, que me agradan y llenan mi tiempo”, precisa esta poeta, deudora de un gran maestro del Derecho Mercantil, Joaquín Garrigues, quien decía que el Derecho “se da para la vida y rige la vida”, al igual que ocurre, “con otros matices”, con la poesía.

Gran lectora no sólo de poesía sino de prosa, María Angustias muestra su preferencia por determinados autores y autoras, y en ocasiones por algunos poemas, que han quedado grabados en la retina de su memoria, como el famoso 'Ítaca', de Kavafis; 'Amor constante más allá de la muerte', de Quevedo; 'Caminantes', de Unamuno; 'Otoño', de Rilke; 'El mundo, nuestro sueño', de Hesse o 'Dedicatoria', de Joseph Brodsky. Entre sus poetas favoritos figuran, además de los ya citados, otros como Hölderlin, Heinrich Heine, John Keats, Rosalía de Castro, Tagore, Machado, Gibran Kahlil Gibran, Robert Graves, Borges, Huidobro, Antonio Machado, Neruda, Miguel Hernández, Ángel González, José Ángel Valente.... Y respecto a escritores en prosa, le entusiasman Jane Austen, Eça de Queirós, Heinrich Böll, Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, García Márquez, Michael Ende, Philip Roth, Herman Koch, o Isabel Allende, a quienes lee con agrado.

El Derecho, como todo lo que es vivido, ofrece argumentos para poetizar. Y la poesía, como el Derecho, supone creación y sensibilidad

La nostalgia poética

Su poemario 'La nostalgia de mi acento' (editado por Eolas) nos adentra, como su propio título indica, en la nostalgia, esa que se condensa en nuestro yo más íntimo, “cuando los recuerdos se resisten a reducirse a rescoldos y cenizas, y se reavivan en el alma”, apostilla ella, consciente de que, “en nuestro viaje inexorable hacia lo eterno, el corazón ralentiza su vuelo, mientras hacemos repaso de los días y aún nos sentimos sujetos con los hilos del pasado, aquellos con que tejimos las horas más intensas”.

Cuenta el Catedrático de Literatura José Enrique Martínez, el prologuista de 'La nostalgia de mi acento', que “cada tiempo exige nuevos planteamientos líricos” porque “la poesía consiste, al fin y al cabo, en hacer que las cosas comunes parezcan nuevas”, y eso es lo que hace María Angustias, que los temas que aborda en su libro, comunes a la Humanidad: amor, muerte, soledad..., parezcan nuevos. Como ocurre, por ejemplo, con su poema 'Todo muda, nada vuelve', en el que evoca con nostalgia el pasado cuyo recuerdo nunca podrá devolvernos la frescura de las sensaciones y la intensidad de los sentimientos vividos, aunque, al mismo tiempo, haga un retrato esperanzador del paso del tiempo y su recuerdo: “el dolor antiguo remite y se diluye en el futuro que nunca dejamos de forjarnos...”; o bien su poema 'La vida', donde apela a la necesidad de vivir intensamente cada instante, como experiencia vital irrepetible, cada día, todos los días, con toda la fuerza; 'Todo eso somos' es otro de sus grandes poemas, que nos habla de nuestra compleja sensibilidad, mezcla de claroscuros: alegría y tristeza, autenticidad e impostura, éxito y fracaso, afectos y pérdidas... “Sus poemas, ajenos a formalismos hueros y artificiosidades, abren una puerta al alma”. Están escritos con sensibilidad y desde la memoria (“somos nuestra memoria”, recuerda María Angustias que dijera Borges), desde su memoria de La Cabrera, donde viera la luz primera, donde están sus raíces, el lugar en que creciera rodeada de buenas gentes, que le enseñaran con el ejemplo y sin retóricas los aspectos más amables y también los más crudos de la vida. Aquellos primeros sonidos y colores, olores y sabores, asociados a momentos muy significativos en su vida, la han configurado como poeta.

La Cabrera como hermoso paisaje y unas gentes que invitan a imaginar y a reflexionar sobre su mundo entorno: “¿Hay algo más sugerente para despertar la imaginación y la vocación literaria que escuchar en los largos inviernos, y al calor del fuego, las historias de nuestros mayores? ¿No hay poesía en la inmensidad solitaria del cielo estrellado de las noches de agosto allí vividas? ¿Acaso no hay poesía en los cambios de estaciones que acusan sus campos o en el repique de campanas que anuncia los duelos?”. Su memoria es también el Bierzo, donde estuviera interna en un colegio, 'Virgen de la Peña' de Bembibre, durante su época de adolescencia, en la que se despertó su gusto por la lectura y la escritura poética. Por ubicación, su memoria es asimismo Galicia, tan cercana, en kilómetros y en costumbres y tradiciones, que ha determinado, en buena medida, su forma de sentir y afrontar la vida, imprimiéndole esa morriña tan característica. Y por supuesto su memoria es la ciudad de León, “un remanso de paz para trabajar sin agobios, para pasear tranquila, también para escribir poesía...”, donde vive y trabaja en lo que le gusta, donde ha nacido su hija y ha formado su familia, donde ha encontrado buenos amigos. “Acumulo en esta ciudad vida concentrada en momentos ciertamente trascendentes”, matiza María Angustias, que es una enamorada de los paisajes de la provincia leonesa, “tan diversos y algunos espectaculares”, que le sugieren versos muy sentidos. “Si la vida en general es la que inspira mis poemas, la vida en León propicia esa atmósfera de paz para la creación y ese mundo paralelo que es la poesía”. Tal vez por esto cree que la producción literaria de la provincia leonesa es enorme y de una excelente calidad, no sólo por los autores que han tenido o tienen gran proyección como Crémer, Pereira, Gamoneda, Luis Mateo Díez, Antonio Colinas, Andrés Trapiello o Julio Llamazares, entre otros, sino por “un número nada desdeñable de escritores jóvenes ya consagrados en el panorama literario y algunos que comienzan a despuntar con mucha fuerza”. En este sentido, María Angustias se muestra encantada con la creatividad de la ciudad de León y las numerosas iniciativas existentes que favorecen el encuentro, “siempre enriquecedor”, entre escritores. Iniciativas que, con perfiles distintos, revitalizan esta creación literaria, como el Ágora de Poesía (en la que ella misma participa) o bien el Club Leteo, con el impulso fundamental de un poeta, Rafael Saravia, al que respeta mucho. “De escritores leoneses actuales, he leído sobre todo poesía, alguna realmente buena. Algunos de nuestros poetas jóvenes gozan de un prestigio innegable en los círculos literarios. Me han sorprendido muy gratamente algunos libros de poesía de autores leoneses actuales, que he ido conociendo”.

En nuestro viaje inexorable hacia lo eterno, el corazón ralentiza su vuelo, mientras hacemos repaso de los días y aún nos sentimos sujetos con los hilos del pasado, aquellos con que tejimos las horas más intensas.

La Cabrera de ayer y de hoy

Como cabreiresa, reconoce que 'Donde las Hurdes se llaman Cabrera', de Carnicer, es un relato excelente, porque “muestra una agudeza descriptiva y una capacidad de observación francamente elogiables”, aunque le consta que el libro levantó ampollas con nombres propios en una tierra que sufriera un subdesarrollo notable en aquella época, años sesenta, tanto entre una parte de los habitantes de la zona, como entre algunas autoridades. En todo caso, “a los habitantes de estas tierras, que hayan podido sentirse heridos en su sensibilidad, les diría también que el magnífico retrato de algunos personajes hecho por Carnicer responde a lo propio de un libro de viajes, sin pretender generalizaciones para todos los cabreireses de aquel momento. Y les diría también que ese pasado, dibujado en este libro, del que no son responsables, ni en lo cultural ni en lo económico, no es algo que afee la personalidad de las gentes”. Reivindica María Angustias a un Ramón Carnicer con gran mérito, pues logró dar a conocer una realidad y supuso un revulsivo para las inversiones en infraestructuras y servicios por parte de la Administración, “en una tierra condenada, durante mucho tiempo, al aislamiento y la penuria económica”. Por su parte, admira a sus paisanos y paisanas que han sabido afrontar la precariedad, con determinación y valentía, conservando la alegría de vivir hasta en las situaciones más difíciles, cuando han tenido que buscarse una vida mejor en tierras lejanas, y logrando muchos de ellos establecerse con éxito. “Con todo, acaso todavía hoy no estaría de más repetir el viaje y narrarlo nuevamente, relatando cómo es la realidad vital de sus habitantes después de cincuenta años y cuánto queda por hacer todavía en infraestructuras y mejora de servicios. Y acaso nos sorprenda comprobar como aquellos bellos parajes, por donde discurre el trazado de los antiguos canales de Las Médulas, aún tienen carreteras deterioradas y han sufrido algunas perturbaciones medioambientales importantes”, destaca esta poeta y Doctora en Derecho, comprometida con la realidad, que sigue enseñando, investigando y escribiendo, a la espera de que un día, “quizás no lejano, vea la luz otro libro de poemas”.

Entrevista breve a María Angustias Díaz

“Escribo porque me reconcilio con mi pasado”

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?

Caeré yo también en el tópico: ha de leerse 'Don Quijote de la Mancha', una obra maestra de la que siempre se aprende de la naturaleza humana.

Vuelvo con frecuencia a los clásicos. Cuando un libro me impacta suelo hacer anotaciones en el propio libro acerca de lo que me ha hecho sentir, para en su caso, volver a leerlo. A veces revisando mis libros me encuentro con descripciones emotivas de las reflexiones que me suscitó su lectura y siento la tentación de retrotraerme en el tiempo para revivir en toda su frescura aquellos sentimientos de entonces. De poesía estoy releyendo a Hölderlin, Unamuno, Herman Hesse, Rilke y Seamus Heaney.

Hay algunos libros que, por determinadas circunstancias, me han cautivado y a los que vuelvo frecuentemente, como 'El profeta' de Gibran Kahlil Gibran; 'El principito' de Saint-Exupéry; 'Momo' de Michael Ende; 'El mundo de Sofía', de Jostein Gaarder; o 'Rosa candida', de Auður Ava Ólafsdóttir.

Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).

En la literatura, D. Quijote de la Mancha, pero también, por supuesto, nos sirve y mucho para la vida.

En la vida, mis padres, mis hermanos y mi familia (mi marido y mi hija). Sin ellos nada hubiera sido igual.

Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).

Me resisto a utilizar este calificativo. En gustos no hay nada escrito y si el libro que está en nuestras manos no es de nuestro agrado acaso no hemos acertado en la labor de selección que se impone cuando lo adquirimos.

Un rasgo que defina tu personalidad.

Creo que la empatía y humildad, con las que intento comprender a los demás poniéndome a la altura de sus circunstancias.

¿Qué cualidad prefieres en una persona?

Sobre todo bondad. Me encantan, además, las personas con actitud positiva y constructiva ante la vida.

¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?

¿La política o los políticos? Creo que los partidos deberían ser mucho más selectivos con los candidatos para los distintos cargos, exigiendo mucha mayor preparación, competencia y conducta éticamente irreprochables. El problema fundamental son aquellos “políticos profesionales”, que no tienen otra profesión, y que administran lo público como si de su feudo se tratase, en beneficio propio, llevando a un desprestigio generalizado, ciertamente injusto de toda la clase política. Con todo, pienso que generalizar nunca es correcto y ha de reconocerse la labor de compromiso con lo público de quienes desempeñan su gestión con sentido de Estado, gran dedicación y sentido de la responsabilidad.

La sociedad, desencantada con algunos fenómenos que presenta el panorama político y socio-económico actual y tratando de adaptarse a los nuevos tiempos, que -desgraciadamente para muchos- son ciertamente difíciles. Me entristece especialmente saber que hay grupos muy vulnerables -particularmente niños- que no disponen de los recursos mínimos para vivir dignamente. Como rasgo positivo me quedo con las muestras de solidaridad y generosidad de que hace gala nuestra sociedad en momentos críticos.

¿Qué es lo que más te divierte en la vida?

Estar con la gente que quiero en buena armonía. A partir de ahí hasta las más pequeñas cosas me hacen sentir feliz.

¿Por qué escribes?

Porque el sentimiento me lleva; porque me siento viva; porque puedo revivir lo vivido e imaginar lo sin vivir; porque me reconcilio con mi pasado; porque me da alas para el mañana; porque me resisto al dolor, al olvido, a la ausencia; porque quiero prolongar mis emociones más allá de cuando sucedieron; porque me reconozco en mi auténtico yo; porque escribir me procura serenidad y porque acaso compartiendo mis versos pueda despertar sus propios versos dormidos a otros.

¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?

A través de estas redes sociales nos comunicamos, es su función. Pero, bien es verdad que en esa misma comunicación pueden surgir intercambios creativos, que cristalizan en nuevos escritos, a veces difundidos en esos mismos medios.

¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?

Es evidente que todo aquello que leemos a lo largo de nuestra vida nos deja poso. En mi caso me apasiona leer y supongo que estas lecturas nos influyen de algún modo. Con todo, no sabría reconocer, en concreto, qué fuentes literarias me influyen. Al final, parafraseando a Keats, creo que la poesía nace de los sentimientos, espontánea, como las hojas nacen del árbol.

¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?

No escribo ningún blog, ni considero como herramienta literaria ninguno de ellos. Pueden resultar útiles y cómodos, pero únicamente como instrumento de comunicación o intercambio de información con otros autores.

Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.

¿Puedo dos? Una de Sören Kierkegaard: “La vida sólo se puede entender mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante”. Y otra de mi libro 'La nostalgia de mi acento': “Si te rindes detienes/ los relojes del tiempo/ y siempre será invierno/ sin cambio de estaciones”.

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