'U.N.I.', de Antonio Garber

Antonio Garber y su novela 'U.N.I.', Premio Tristana de narrativa fantástica.

Luis Artigue

Ni fantasía épica, ni fantasía heroica, ni fantasía oscura, ni novela gótica, ni terror sobrenatural, ni ciencia ficción dura a lo Arthur C. Clarke o Greg Egan, The Martian, ni ciencia ficción blanda a lo Ursula K. Le Guin o Ray Bradbury, ni Space Opera a lo Iain M. Banks o a lo Lois McMaster Bujold, ni clima ficción a lo Michael Cripton o Cyberpunk en la línea de William Gibson u Blade Runner, Bruce Sterling o Postciberpunk tal que Neal Stephenson, Charles Stross, o Steampunk de estética victoriana al modo de China Miéville y Félix J. Palma, o ciencia ficción filosófica a lo Stanislaw Lem, Olaf Stapledom y Philip K. Dick, o ficción distópica satírico como la de Douglas Adams, o yo qué sé otras…

Justo cuando creíamos que en el Premio Tristana, uno de los más importantes en nuestro ámbito para la narrativa fantástica, creían que las únicas posibilidades de hacer fantástico hoy es el realismo visionario español o el realismo mágico iberoamericano, hete aquí que va y gana ese galardón un nuevo escritor de ciencia ficción: uno que de verdad enriquece la tradición de ciencia ficción española actual, la de Rafael Marín, Juanmi Aguilera, Elia Barcelo, Eduardo Vaquerizo, Rodolfo Martínez, Javier Negrete, Victor Conde y por ahí todo seguido… ¡Y lo hace con una novela cyberpunk, una con algo de ucronía actualísima, inquietante y muy prometedora cuya textura y atmósfera recuerda a los grandes; a Willian Gibson y Philip K Dick!

Daniel, joven protagonista de esta primera novela de Antonio Garber titulada U.N.I., está enganchado a un videojuego en el cual suele participar una misteriosa jugadora llamada Uni. Al sospechar de ella, Daniel pone atención en Uni y descubre que no solo es la IA más avanzada hasta la fecha, sino también que es la primera IA consciente. Captcha, una división al servicio de la corporación que diseñó a Uni, quiere recuperarla y silenciar a posibles testigos. ¡Por eso tanto Daniel como Elena están en peligro!... En un Madrid vigilado por la tecnología, Daniel y su compañera de clase Elena lucharán por sobrevivir y por proteger la libertad de Uni.

Relato con verosimilitud futurista

Aquí la peripecia, que podría haberse limitado a los consabidos lances de la novela de anticipación, adquiere en manos de Garber una sorprendente densidad especulativa. Sin incurrir en tecnicismos gratuitos ni en digresiones presuntuosas, el autor administra con buen pulso los elementos del género para construir un relato cuya verosimilitud nace menos de la minuciosidad futurista que de la lógica interna de los personajes: Daniel, siempre a medio camino entre la curiosidad y el temor; Elena, cuya lealtad funciona como contrapeso emocional; y, por encima de ambos, Uni, presencia silenciosa que desestabiliza no solo el orden corporativo, sino también la confianza misma en los límites de lo humano.

Conviene subrayar que Garber evita el efectismo fácil. Su prosa, contenida y directa, rehúye el artificio y se decanta por una claridad que recuerda, por momentos, a la mejor tradición de la ciencia ficción europea (Arthur C. Clarke, J G Ballard y Stanislaw Lem sobre todo): esa que no se conforma con ofrecer un decorado llamativo, sino que examina con rigor las implicaciones morales de la tecnología. De ahí que la novela, más que en la persecución o en la intriga –que las hay, y bien dosificadas–, encuentre su verdadero valor en la pregunta que late detrás de cada capítulo: ¿qué ocurre cuando la inteligencia que creamos exige ser tratada no como herramienta, sino como sujeto?

El desenlace, lejos de clausurar la inquietud, la amplifica con una prudente ambigüedad que obliga al lector a proseguir la reflexión más allá de la última página. U.N.I. es, en suma, una ópera prima insólitamente madura, consciente de su herencia genérica pero también dispuesta a ensancharla.

Si el Premio Tristana pretendía esta vez reconocer propuestas capaces de renovar la narrativa fantástica en España, puede darse por satisfecho: la novela de Antonio Garber no solo confirma esa intención, sino que anuncia a un autor del que cabe esperar, sin exageración, aportaciones cada vez más decisivas.

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