Neptuno, de paseo por León
Dice la mitología romana que el dios Neptuno gobierna intempestivamente las aguas y los mares, siempre cambiante empujado por sus caballos blancos y custodiado por ángeles. El variado periplo por diferentes emplazamientos de la fuente que en honor a Neptuno permanece en la ciudad de León desde el mismo año de la Revolución Francesa, 1789, da buena muestra de que el dueño del mar efectivamente es inquieto y siempre sorprendente. Aunque no haya sido voluntad suya tanto viaje de una plaza a otra de la capital.
Germán Gracia retrató con detalle, aguadoras incluidas, la fuente en el emplazamiento original. Una estampa que permanecía desde 1789 / GERMÁN GRACIA
El conjunto monumental de la fuente parte de un proyecto bajo reinado de Carlos IV y por iniciativa del “común de los vecinos” (según reza su inscripción), del cual se hace cargo el arquitecto Isidro Cruela y cuya ejecución fue encargada a Félix Cusac y José Velasco, según consta en documentación que conserva y ha publicado el Ayuntamiento de León. La temática mitológica elegida, y en concreto la representación de Neptuno y de los peces (delfines) que lo sustentan, fue muy recurrente en tiempos de Carlos III.
Tiempos, por cierto, en los que se prodigaron como nunca antes ni después los proyectos de mejora de la salud pública y en concreto de construcción de fuentes públicas para el lavado, la higiene y el consumo humano. El modelo seguido es el de la Cibeles en la capital de España, aunque también el de Neptuno, como modelos de todos los demás.
El conjunto de la fuente de mayor dimensión de la ciudad leonesa sitúa en su parte superior al poderoso dios, sustentado por un delfón orondo, taviado con corona de laurel y túnica, portando un tridente y una jarra. Esta parte fue ejecutada por Mariano Salvatierra, autor igualmente del león de la fuente de San Isidoro.
En la parte que sobresale del pedestal inferior aparecen los tres tritones, sujetando todos ellos un ganso. Esta es la parte que se atribuye más concretamente a Félix Cusac, a quien también se puede seguir el rastro en los ángeles de otra fuente importante y conocida de la ciudad, la situada en la Plaza del Grano.
La imagen del poderoso dios pagano presidió la Plaza de Regla, frente a la Catedral de León, la friolera de 124, los que iban desde su instalación en 1789 y 1913. Era punto de encuentro obligado en la parte más elevada de la capital. La estampa presidía muchas postales de la época y las primeras fotografías, que datan de finales del siglo XIX.
Y gracias a ellas se puede apreciar la afluencia sobre todo de mujeres, bien para refrescarse aprovechando el aire siempre presente en el promontorio catedralicio, bien para saciar la sed personalmente o bien como epicentro de un negocio floreciente en la larga época en la que el agua corriente era una quimera en los domicilios leoneses. Ahí cobraban especial relevancia las aguadoras, aquellas profesionales de llenar y cargar los cántaros a los pies de Neptuno y repartida por los hogares que tuvieran los suficientes recursos para pagar su pesado trabajo.
En el mencionado año 1913 se decide su desmontaje, no sin cierta controversia. Los responsables municipales argumentaron que su presencia frente a la Catedral impedía apreciar aquella con toda limpieza visual. Sus piezas permanecieron almacenadas 18 años sin destino claro. Hasta que en 1931, bajo el mandato del primer alcalde republicano, Miguel Castaño, se decidió recuperar su imponencia, esta vez a un escasos centenares de metros de su emplazamiento original: la Plaza Mayor.
El antiguo Consistorio y el tradicional mercado que acogía esta plaza desde tiempo inmemorial fueron testigos fieles de Neptuno pero el debate de su utilidad y salubridad no cesó. En gran medida porque en realidad la fuente era habitualmente utilizada para lavar muchos de los productos que se mercaban en la Plaza Mayor, con lo que los más de los días el monumento permanecía lleno de restos que afeaban su aspecto.
Con esta nueva excusa, ya en 1949, aprovechando la completa remodelación del Jardín de San Francisco que había acogido el Hospicio de la ciudad y donde se proyectaba la actual sede de Correos y el edificio que en nuestros días es Conservatorio de Música, la Corporación que presidía el alcalde José Eguiagaray Pallarés optó por situar a Neptuno en el centro del Jardín de San Francisco. Exactamente donde hoy se encuentra.
Eso sí, años más tarde se acometió una pequeña reforma de este parque, que tiempo atrás había sido un pequeño bosque extramuros de la ciudad. La fuente que entonces había quedado a la altura del suelo fue ubicada en una cota algo más baja, a modo de leve anfiteatro rodeado de una plantación floral. El conjunto permanece desde entonces invariable.
Neptuno presidió la Plaza Mayor de León desde 1931 a 1949.