“No tengo miedo al Musac, pero llego con las alarmas preparadas”

Manuel Olveira, en el hall del Musac.

Isabel Rodríguez

Manuel Olveira (La Coruña, 1964) tiene una inauguración por delante -la nueva temporada- y una polémica detrás. Su llegada a la dirección del Musac se produce tras la dimisión de la anterior directora, Eva González-Sancho, quien denunció injerencias políticas en sus funciones. González-Sancho había sido elegida a través de un concurso en el que Olveira, ahora rescatado, había sido descartado para ponerse al frente de un museo que ha quedado tocado por las acusaciones de exdirectores, trabajadores y otras voces de la cultura sobre las irregularidades de gestión de la Fundación Siglo. Olveira reconoce que lo que ha ocurrido “es serio”, pero insiste en que ha dejado claro a la Junta que entre sus facultades está el trazar la hoja de ruta de la institución “con indepencia y autonomía”.

¿Cómo llega al museo después de todo lo que ha ocurrido?

Yo llego a través de un concurso y es verdad que es una situación en la que ha habido personas que lo han pasado mal y una crisis que desde luego no ha sido buena para el museo. Yo vengo como fui al concurso: con un proyecto, un currículum que me avala, con ganas de trabajar y con ganas de que el museo pase ya por esta fase de crisis, aprenda de otras cuestiones que han ocurrido y con ganas de trabajar duramente para que siga siendo un museo de referencia, su colección siga aumentándose en contenido y significado y para que la conexión del museo con la ciudadanía también se incremente.

¿Cuáles van a ser las líneas generales de su proyecto?

Mi proyecto tiene que ver por un lado con la idea de que vivimos en un mundo global y tenemos que aportar a esa globalidad nuestra perspectiva, nuestra voz, nuestra diferencia, nuestra manera de hacer las cosas.

Más que nunca la ciudadanía tiene que utilizar la cultura como una herramienta activa

El Musac está en una comunidad como Castilla y León y una ciudad como León. Desde la especificidad de la historia, la tradición, desde ese contexto vamos a trabajar, pero es un proyecto contextual no no local, es decir, tiene la referencia de dónde está el museo pero es un museo que trabaja para el mundo con un ánimo completamente internacional.

Seguiremos haciendo proyectos de calidad y vamos sobre todo a incentivar mucho el trabajo de relación con las audiencias, en este momento es una de las prioridades. Por un lado crear y formar nuevos públicos y por otros incentivar nuevas vías de acercamiento al público, que los públicos utilicen el arte como herramienta para conocerse a sí mismos, conocer el mundo y sobre todo para actuar en el mundo. Más que nunca la ciudadanía tiene que utilizar la cultura como una herramienta activa ya que estamos en momentos de cambio y creo que la cultura y el museo pueden ser un factor de potenciación y de actuación.

¿Qué relación guarda con León?

Desde las excursiones de fin de curso en el instituto hasta las visitas con amigos a lo largo de mi vida. He venido a muchas inauguraciones del Musac. No conozco la ciudad en profundidad porque efectivamente no se conoce hasta que uno vive en ella pero sí tengo ciertas referencias y conocimientos derivados de las veces que he visitado la ciudad por diversos motivos.

Antes de saber que le iban a elegir como director, ¿cómo vivió todo el asunto de la dimisión de Eva González-Sancho?

Lo viví obviamente con precaución porque no me gustan que ocurran cosas como las que parece ser que ocurrieron pero cuando me entero yo estoy a punto de abrir un proyecto, por segundo año, 'Artes por la Integración' en La Coruña, un colectivo que trabaja con individuos que tienen dificultad de acceso al espacio público -discapacitados, enfermos terminales, personas muy mayores- o incluso la prohibición -como presos-. El proyecto me consumía mucho tiempo. Además piensa que en la cárcel no se pueden tener móviles ni ordenadores con lo cual estuve bastante desconectado. Por tanto la urgencia de trabajar en un proyecto tan intenso y variado me tuvo muy aislado.

Y cuando le proponen ponerse al frente. ¿No tuvo reticencias?

Por supuesto que sí. Cuando me llamaron dije que no era un buen momento de hablar, estaba cansado, iba a comer... Después llamé a Eva y a ellos les emplacé para hablar con la tarde. Claro que tenía reticencias. Era mi obligación hablar con ella primero.

A pesar de lo que le contó, siguió adelante. ¿Por qué?

En las conversaciones con la junta, dejé claro que actuaría con independencia y autonomía

Primero decidí seguir con las conversaciones. Mi objetivo esencial era determinar si existían condiciones para que mi proyecto pudiera ser llevado a cabo con independencia. Creo que esas condiciones existen: tanto el edificio, el presupuesto, la trayectoria, el tipo de exposiciones, dónde está enclavado el museo, el tamaño y la escala de la institución, el equipo, que es parte fundamental... Todo ello me parecía factible para hacer mi proyecto. En esas conversaciones lo que les dejé claro a las personas con las que hablé fue mi voluntad de ser director en el sentido de que yo cumpliría con mis obligaciones de hacer una programación de calidad asumiendo el reglamento de administración público y todos los elementos técnicos y administrativos, pero también que iba a ser un director que iba a hacer uso de sus facultades y entre sus facultades está el trazar la hoja de ruta de la institución con independencia y autonomía.

¿Entiende las críticas hacia usted de los últimos días? Especialmente ha sido muy duro Rafael Doctor, el primer director del Musac, quien ha asegurado que usted es una vergüenza para la profesión.

No voy a hablar de la actuación de anteriores directores de la institución, los dos han hecho un trabajo importante para situar al Musac como centro de referencia en el arte contemporáneo español y en cierta medida también internacional. Han hecho una buena labor y yo no voy a criticarles en absoluto ni hablar de ninguna cuestión que se haya producido antes de mi llegada.

No he leído las declaraciones de Rafael, pero en todo caso defiendo mi trayectoria y mi trabajo. Nunca he hecho nada ni ilegal ni inmoral, no sé por qué lado vienen ahora las críticas pero mi trayectoria me avala como un profesional y es lo que voy a defender, mi profesionalidad y el museo, que tiene que salir de esto para trabajar con normalidad.

¿Y no le da un poco de miedo llegar a un museo en el que ha dimitido la directora, el comité asesor, los anteriores directores escriben una carta asegurando que había injerencias políticas y los trabajadores emiten un comunicado denunciando que existen irregularidades en la gestión?

Cuanto inauguremos la nueva temporada, me voy a poner a contactar con toda la ciudadanía de León

Llego con la cautela normal con la que alguien va a trabajar a un lugar. Llego con las alarmas preparadas. Ha sido serio todo lo que ha pasado pero también tengo que decir que llego con toda la ilusión de hacer un proyecto que creo que es pertinente en el museo y en la ciudad. Llego con una buena relación con el equipo del museo para llevar a cabo todas las tareas que necesitamos y en cuanto inauguremos la nueva temporada, me voy a poner a contactar con toda la ciudadanía de León, con grupos, instituciones, organizaciones, administrativas. Todas las personas que puedan contribuir a hacer un proyecto que impulse al museo. Miedo no tengo, tengo cautela.

¿Ya podemos saber algo de quienes compondrán su comité asesor?

Tengo algunos nombres en la cabeza pero todavía no he podido hablar con ellos. En cuanto lo haga lo propondré y espero que tengamos un comité asesor de alta calidad intelectual para llevar a cabo el programa.

¿Se podrá hacer un buen programa a pesar de las limitaciones económicas?

Las limitaciones nunca son positivas, obviamente siempre es mejor no tenerlas. Pero estas limitaciones no son tan graves como las que están teniendo lugar en otros museos. Por otra parte, además de con dinero la programación y los proyectos también se hacen con ideas y colaboraciones. Sí, se puede hacer una programación de calidad con las restricciones económicas que hay en este momento.

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