Una historia de la música indie española, los 2000

Un día en el Mundo, Vetusta Morla

Santi Fernández

La música indie se pasa al lado Naif, y las hermanas Álvarez sorprenden a propios y extraños con Tormenta de ranas, es entonces cuando el testigo pasa a grupos como las propias Pauline en la Playa o Le Mans.

Entonces parece que la música Indie se pone de moda y todo el mundo quiere probarlo, Piratas, la banda de vigo liderada por Iván Ferreiro, que ya había experimentado con este tipo de música en sus Sesiones Perdidas, publica Relax, un disco que incorpora bases grabadas y mucha música electrónica, un placer para los oidos, que no tuvo todo el éxito, ya que, como dice el propio Iván, son un grupo demasiado alternativo para la gente normal pero demasiado normal para la gente alternativa.

Pero las bases están instaladas, y en el lado oscuro muchas bandas que con el tiempo han logrado despuntar empiezan a trabajar en estos primeros años que el nuevo milenio estaba dando.

La habitación Roja, que probablemente es la banda más productiva dentro de la música indie publica por estas fechas Radio, 2001, que supone el espaldarazo definitivo con canciones como Universal o El Hombre del Espacio Interior.

Dentro del universo de bandas que empiezan a surgir Sidonie destaca por encima de todas, su pop británico influenciado principalmente por la época más psicodélica e india del cuarteto de liverpool hace que todos despeguemos los pies de la tierra con On The Sofa o Bla Bla Bla, de sus dos primeros discos, en inglés, que posteriormente cambiaron al idioma patrio.

De nuevo el papel fundamental de los festivales sale a escena, el Festival Internacional de Benicassim sigue celebrándose, pero a la par que se internacionaliza hay dos festivales principalmente que se centran en la música que se hace en españa, no son otros que el Contempopránea y el Sonorama, que generalizan nombres como los propios Sidonie, La Habitación Roja, Lori Meyers, Maga o Astrud.

El final de década nos trae un fenómeno curioso, que tiene que ver con el grupo madrileño Vetusta Morla, que lleva trabajando desde el año 2000 con resultados sólo locales en su ciudad, pero el boca a boca, las redes sociales y el movimiento personal más que de marketing consiguen que las canciones de la banda empiecen a ser escuchadas por el gran público. Traspasan claramente la barrera que habitualmente marcaban los propios indies para su música, acercándose peligrosamente al mainstream, y he aqui la democratización de la música indie, bandas como Zenttric, Miss Caffeina, La Sonrisa de Julia o Guaraná, en las que no se distingue bien si son pop comercial o Indie.

Y al que escribe le surje esta pregunta cuando va terminando sus últimas líneas, ¿Cuál es la frontera entre la música indie y el mainstream? ¿Debería formar una parte de la otra?

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