Las reacciones alérgicas alimenticias aumentan con el alcohol y la actividad física

La proteína Pru p 3 está presente en frutas como el melocotón o la manzana y su capacidad alergénica se mantiene incluso en zumos. Foto: Vall d'Hebron Research Institute (VHIR)

SINC

La investigación se ha basado en el estudio de 74 pacientes que sufrían alergias alimentarias cuando hacían ejercicio, ingerían alcohol o esteroides, bien en las dos horas anteriores a la toma del alimento, bien en las cuatro posteriores.

“Hasta el momento, el papel de esos 'activadores' sólo se había estudiado de manera aislada y en casos particulares, pero con esta investigación se demuestra la importancia de evaluar la acción de estos cofactores al tratar pacientes con posibles reacciones alérgicas alimentarias”, explica Victoria Cardona, responsable de la Sección de Alergología del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Vall d'Hebron.

En el 91,7% de los casos, las personas alérgicas presentaban rechazo a alimentos que contenían derivados vegetales. En concreto, la proteína Pru p 3 –una de las biomoléculas transportadoras de lípidos más habituales– presente en frutas como el melocotón o la manzana y cuya capacidad alergénica se mantiene incluso en zumos, vinos o cervezas, es una de las que presenta mayor reacción.

Los antiinflamatorios, el factor que más influye

El consumo de antiinflamatorios no esteroideos ocasionó el mayor número de reacciones anafilácticas. “El 58% de los pacientes los había ingerido antes o después de tomar el alimento”, apunta el estudio. La actividad física fue responsable en el 52,2% de los casos y el consumo de alcohol lo fue en el 12,2%.

En sus análisis, los científicos observaron que cuando el paciente tomaba el alimento al que tenía alergia sin la intervención de ninguno de los tres cofactores, las reacciones se producían solo en un 17,6%, mientras ese porcentaje aumentaba hasta el 85,1% cuando aparecía alguno de ellos.

“La reacción alérgica tardó aproximadamente 75 minutos de media en aparecer, aunque en el caso de la actividad física el tiempo descendió hasta los 10 minutos”, recoge la investigación.

Incluir cofactores en los test

Gracias a este estudio se pone de relieve el importante papel que tienen los cofactores, así como la necesidad de incluirlos en las pruebas de diagnóstico de las alergias. Según subraya Cardona “este tipo de reacciones alérgicas se atribuían al propio cofactor, mientras que la verdadera causa, el alimento, pasaba desapercibida”.

Este avance permite que en el futuro se pueda estudiar cómo afectan otros cofactores como las enfermedades, el estrés, el cansancio o la menstruación, –considerados considerados inductores potenciales de reacciones alérgicas – a este tipo de respuesta inmunitaria.

Referencia bibliográfica:

V.Cardona, O.Luengo, T.Garriga, M.Labrador-Horrillo, A.Sala-Cunill, A.Izquierdo, L.Soto, M.Guilarte. “Co-factor-enhanced food allergy”. Allergy DOI: 10.1111/j.1398-9995.2012.02877.x.

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