Voces en León y Ponferrada contra los tratados de libre comercio
Las voces contra los perniciosos efectos que posiblemente dejen en España los tratados de libre comercio que negocia la Unión Europea en la actualidad fueron suficientes para que se alzaran las voces de la protesta hoy tanto en Ponferrada como en León, siguiendo la convocatoria de la la Plataforma Estatal 'No al TTIP', coincidiendo con la Semana de la Lucha contra las Causas de la Pobreza.
En León, la manifestación fue este sábado desde la Plaza de San Marcelo a las 18.00 horas y se dejó notar por buena parte del centro de la capital leonesa. Lo mismo que desde la una de la tarde había ocurrido en la Plaza Lazurtegui de Ponferrada.
La cita era contra los tratados trasatánticos TTIP (Tratado Trasatlántico de Comercio e Inversiones), TISA (Acuerdo sobre el Comercio de Servicios) y CETA (Acuerdo Integral de Economía y Comercio). Concretamente, el CETA es un tratado de comercio e inversiones entre la Unión Europea y Canadá, “un acuerdo de referencia que inspirará a los negociadores del TTIP” y cuyas negociaciones concluyeron en 2014 sin debate político ni mediático. Su firma está programada para el día 27 de octubre y el Tribunal Constitucional alemán, tras analizar los recursos presentados en su contra, acaba de dar luz verde para que el gobierno de Merkel apruebe el libre comercio entre la UE y Canadá.
Los asistentes, entre los que destacaron miembros de Izquierda Unida, entienden que dichos tratados comerciales llevan consigo el mayor recorte de derechos realizado hasta la fecha, que iría en beneficio única y exclusivamente de las grandes multinacionales. Acabarían con el escaso Estado de Bienestar que aun queda a través de la privatización total de los servicios públicos como la Sanidad, la Educación, el agua o la seguridad ciudadana, que pasarían a manos de las grandes empresas y de las que estaríamos a merced, como se ha demostrado ya con privatizaciones como las de las empresas eléctricas.
Los convocantes consideran que estos tratados llevarían a sufrir más recortes y más pérdida de derechos laborales al equiparar las normas a las de EEUU, por ejemplo, donde ni siquiera se reconocen los convenios de la OIT. Los medicamentos y productos de consumo no se someterán a los controles actuales, es decir, tendremos que 'tragar' con transgénicos y carnes hormonadas, entre otros.
