Villeza de las Matas recupera los refranes y coplillas a San Antón
La pequeña localidad leonesa de Villeza de las Matas revivirá el sábado 17 de enero las 'chispeantes' coplillas dedicadas al patrón de los animales Dos borriquillos blancos (Perico y Platero) y una mula roja que tira de un carro, todos convenientemente adornados, servirán de asiento a los refraneros de Villeza de las Matas que el sábado 17 de enero, festividad de San Antonio Abad, participarán en la recuperación de una tradición que permanecía 'dormida' desde hacía 23 años: los refranes de San Antón.
Nada más terminar la misa y la procesión de las 12, donde también participarán animales para su posterior bendición por el párroco, comenzará el recital espontáneo de unos versos, dichos o coplillas con 'chispa' o 'burlescos' dirigidos a la imagen del santo, que estará 'atento' desde sus andas en un altar improvisado a las puertas de la iglesia parroquial de San Facundo y San Primitivo.
Así comenzarán los refranes: “¡Oh, glorioso San Antón / santo mío, muy amado / lo que te vengo a decir / bien aprendido lo traigo”. De ese modo se inició la tradición en la segunda mitad del siglo XIX cuando Antolín y Cesárea, un matrimonio ganadero, compró con mucho sacrificio la imagen del santo y la donó a la Iglesia. En aquel primer refrán le pidieron “que levantara la epidemia”, una enfermedad que afectaba a su rebaño de ovejas y que obligaba a sus dueños a dormir fuera del pueblo para evitar el contagio a otros rebaños.
Desde entonces, cada 17 de enero, fue fiesta mayor en Villeza y se echaron refranes al santo sin faltar un solo año recordando anécdotas ocurridas con animales, como yeguas rebeldes, burros que se caían a un pozo u ovejas malparidas. Tampoco faltaban los de borracheras sonadas cogidas en las afamadas bodegas del pueblo. Pero en 1948 se echaron los últimos refranes en Villeza hasta que en 1992 se recuperaron con gran éxito de público y refraneros aunque la tradición volvió a caer en el olvido. Este año 2015 está llamado a ser en el que resurja esta costumbre popular que mezcla lo religioso con lo laico.
Antaño eran los hombres los que echaban los refranes, locales y forasteros, pero en 1992 participaron también mujeres y niños y en este 2015 volverá a estar totalmente abierta. El único límite o condición es no faltar el respeto a nadie.
Tras la misa de 12, la procesión, la bendición de animales y el recital de refranes, en torno a las 2 de la tarde se podrá degustar un aperitivo en los portales de la iglesia acompañado con vino de las bodegas de Villeza, un ágape de productos de la tierra que financiará la Junta Vecinal, es decir, los propios vecinos de este pequeño pueblo leonés.