Del victimismo a la cruda realidad

Los políticos castellanistas critican cualquier protesta leonesa por justa que sea.

Máximo Soto Calvo

No sin cierta dosis de maldad se nos viene tildando a los leoneses de pedigüeños en este ente autonómico que sus dirigentes, castellanos o castellanizados, se niegan a admitir que su actuación es centralista, absorbente y cicatera con la Región Leonesa.

A bote pronto, conviene decir que no es pedigüeño quien pide lo suyo, aquello que le escamotean una y otra vez. Borrar ese apelativo que parece acrecentarse mediante la bien orquestada contraofensiva del anuncio y la propaganda, no resulta fácil, por eso siempre es útil recurrir a la comparativa, dado que cargada de razón leonesa siempre resulta alertadora (no al “y tú más”) pero ¿quién pone el cascabel al gato? Hasta ayer UPL no podía con todo... y los leoneses tampoco venimos ayudando con el voto.

Los dos últimos insultos a la economía y desarrollo de la provincia leonesa, lo tenemos en el letargo de Torneros como centro logístico, coartado mediante todas las zancadillas autonómicas habidas y por haber para su retraso y desfase, en tanto ponían semejante plan en Medina del Campo. Plataforma Logística Intermodal. Plasmaron el proyecto y está en fase de ejecución sin un solo tiro... ¡¡¡Pero cazaron la presa!!!

¿Protestar es victimismo?

Culpables del escarnio los procuradores partidistas de León que lo permiten, no importa la mano política; y llegado el caso acompañan a su jefes en el reproche a los leoneses, por protestones. Gritarlo es victimismo, según los castellanos y asimilados, pero tolerarlo es pasotismo ribeteado de estulticia sin duda alguna, se lo devolvemos cual pelota en frontón, pero es insuficiente, ¡nos están esquilmando!

El segundo, afecta de modo más directo al Bierzo. Hablamos del Parque Agroalimentario prometido para la comarca, pero estudiado y finalmente en vías de realización y con dineros presupuestados para Valladolid. Pero no queda ahí la cosa. El osado alcalde, el señor Puente, el que quería la capitalidad autonómica a toda costa, pues le es insuficiente la “fábrica de funcionarios autonómicos”, quiere ir más allá haciendo a pucela el “centro del noroeste”, vías, trenes, enlaces, carreteras, conexiones... todo a mayor gloria. Esto sí que es justicia distributiva: Fuera del centro... ¡¡¡La nada!!!

Estamos en un centralismo autonómico feroz que acapara ideas ajenas, las desarrolla en plan centrípeto sin el menor decoro, y además se permiten acusarnos de bullangueros e inconformistas a los diezmados leoneses por decirlo y reclamar.

Pocos días atrás, con relación a los quesos leoneses que hacen figurar como castellanos, el consejero de Agricultura, Gerardo Dueñas, interpelado por el procurador José Ramón García de UPL, no se le ocurre otra cosa que decir, algo así como: “Castellanos llegan con más facilidad al consumidor”. Pasmosa interpretación de fundir y confundir.

En abril de 1994, en La Crónica de León, bajo el epígrafe Denominación de Origen. Leonés, como denuncia e información decía yo: “Denominemos, y denominemos bien, nuestros productos, recalco, nuestros productos... lo elaborado en León, en nuestra región, ha sido y será siempre con marchamo leonés, lejos de cualquier tipo de componenda autonómica fusionadora. Es tal el deseo que en el ente autonómico reina por intervenir en todos nuestros asuntos regionales leoneses que, a la menor oportunidad, y sin ella, se nos adelantan a los acontecimientos, con el claro objetivo de tenernos controlados; por decirlo de una manera suave...”

No es que yo fuera un adelantado, sencillamente es que los años vividos me daban esa opción, reclamar y prevenir, postura que, según los políticos del ente, era ya pura queja, y actitud victimista.

No obstante no podemos estar siempre jugando a la contra, hay que pasar al ataque, iniciar jugadas, saber lo que queremos es de razón, y no de menor cuantía cómo acometerlo. No veo más refugio político, de momento, que UPL, y sinceramente esto me inquieta.

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