UPL amenaza al alcalde de León con “consecuencias” si persiste en dejar otra vez en manos de Alsa los autobuses
Que se atenga a las “consecuencias”, ha amenazado literal y políticamente hoy el portavoz del grupo municipal de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Eduardo López Sendino, al alcalde de León, el socialista José Antonio Diez, si el equipo de Gobierno que preside en el Ayuntamiento persiste en dejar el control de todos los autobuses de León capital en manos de la empresa de transportes Alsa o cualquier otra que asumiera un nuevo concurso público.
Sin detallar con qué “consecuencias” le advierte, y temiendo que PSOE y PP tengan un “acuerdo tácito para seguir beneficiando a la empresa privada” en este importante servicio, Sendino insistió en que su grupo se apuesta por la remunicipalización de los autobuses y toda su plantilla, sobre todo, recordó cuando el propio Diez poco antes de convertirse en alcalde tildó el actual contrato, vigente desde 2006, como “el peor contrato de España”.
Sendino lamentó que ahora que gobierna, el socialista no sólo concediera una prórroga en el año 2021, a la que UPL ya se opuso por ponerse la “excusa” de la pandemia, sino que ahora acabe de conceder otra en connivencia con la Junta de Castilla y León que podría alargar este contrato otro máximo de hasta cuatro años más, hasta 2028, en “un limbo” y con un claro “perjuicio para los leoneses”. Porque si lo ven “malo de solemnidad”.
Sólo en el caso de que retornar el servicio de autobuses de la privatización en la que lleva 18 años conllevara un proceso muy complejo, UPL al menos se muestra dispuesta a barajar la opción de que quedara en manos de una empresa mixta -como están el aparcamiento regulado de la ORA, el servicio de agua o los funerarios, por ejemplo-, siempre con una mayoría y un “control” del Consistorio. De este modo al menos, defendió Sendino, se podría “obligar (a la empresa) a racionalizar el servicio y hacerlo más adecuado”.
La lista leonesista de los desastres
Porque en rueda de prensa repasaron los datos, a su juicio nefastos, que la gestión de Alsa está suponiendo todos estos años: autobuses preferentemente grandes, aunque vayan “con dos pasajeros”, porque la empresa cobra por kilómetro y casi el doble más que con microbuses; una factura mensual de más de 400.000 euros; “quejas constantes en tiempos y en frecuencias”, entre otras cosas porque no se ha retocado el tiempo de sus recorridos ni los circuitos a pesar de que León haya pasado a ser 'Ciudad 30' para todos los vehículos; marquesinas sin luz por las noches; pantallas informativas que desinforman con las horas de llegadas; o maniobras inútiles de acceso de algunos autobuses a la reformada, y poco accesible, estación de autobuses de la ciudad. Problemas todos ellos que, como lo dijo López Sendino, “a la empresa le importan un rábano”, porque siguen cobrado.