Convocados hace dos días, cuando no comunicaban siquiera a las autoridades que iban a salir con sus tractores por las carreteras, por un manifiesto con muchos puntos coincidentes con la extrema derecha antieuropeísta, los agricultores concentrados hoy ante la Subdelegación del Gobierno de León han leído hoy un escrito con una serie de peticiones con cambios evidentes para intentar desviar la atención de aquel documento en los que se incluían conspiranoias como el “control de la ingeniería geoclimática”.
Ciertamente ese último del manifiesto del miércoles ha desaparecido, por considerarlos muchos de los convocados una magufada impropia de un agricultor o ganadero serio, y se han introducido unas peticiones que no es necesario tildar de nada porque hablan, en una provincia de León, por ellas solas de su conveniencia.
Destaca sobre todo –más en una provincia cuajada de pantanos de los que mucha agua del mayor ni toca tierras leonesas sino que se desvía a Palencia y Valladolid por un trasvase– que se defienda “la creación de más embalses y represas”. Es el segundo punto del manifiesto del autodenominado 'Movimiento Popular Agrario Leonés', que comienza con una referencia a un 'Plan Estratégico de la PAC' señalando a las actuales medidas medioambientales, que tildan de 'soga verde', pero sin indicar una solución concreta. Algo que también extraña cuando la incorporación a la Política Agraria Común Europea es voluntaria siempre y cuando se renuncie a las ayudas por producción que se le paga a agricultores y ganaderos cada año.
Otros de los puntos de este manifiesto siguen siendo coincidentes con la extrema derecha antieuropeísta, como el cuarto, en el que reclaman la derogación de la Ley de Bienestar Animal. El quinto se refiere a una medida antiliberal que implicaría aplicar leyes bloqueando el libre tránsito de comercio internacional, también coincidente con el proteccionismo de reclamar que se deje de comprar grano “sin aranceles” a Ucrania del punto sexto.
Otras reclamaciones son más propias e históricas de los campesinos, reclamando que se controlen los precios de sus gastos (combustible, fertilizantes y demás) y los que reciben ellos por sus productos y los que luego llegan, inflados enormemente, al consumidor. Demandas lógicas, que afectarían principalmente a las estrategias económicas de las grandes distribuidoras alimentarias y cadenas estatales y supranacionales de supermercados.
Pero frente a esos centros comerciales, paradigmas del capitalismo liberal, los agricultores y ganaderos leoneses no han parado ni se han dirigido a ellos ni uno solo de estos tres días de sacar el tractor a la carretera. Ni siquiera los han mencionado.