Tatuaje a ritmo de hardcore

Xacobe y Gonzalo, en su estudio.

Isabel Rodríguez

Last Port Studio Tattoo es la mezcla de muchas circunstancias. De que Xacobe tenía ganas de salir de su Vigo natal para comenzar una nueva etapa. De que Gonzalo, cansado de viajar cada dos por tres, decide un día anclarse en el que espera sea su último puerto. Y de la música hardcore y punk, por la que ambos se conocieron y que les une más, incluso, que su pasión por el tatuaje.

La combinación de todo este cóctel se traduce en un espectacular estudio ubicado en un primer piso de la plaza Torres de Omaña, que comenzará a funcionar a partir del 1 de julio. Como aperitivo, este sábado celebraron su fiesta de inauguración con una exposición de diversos maestros del tatuaje y con varios conciertos.

En cuanto uno atraviesa la puerta de entrada y aparece en un recibidor decorado con mobiliario retro y dibujos originales enmarcados por todas partes, se da cuenta de que sus encargados no querían solo montar un negocio, sino que lo han impregnado de una particular filosofía. “Aquí no hay cultura del tatuaje, nosotros queremos intentar meter el tatuaje tradicional americano y japonés que son la base principal”, comenta Xacobe. “En realidad no estamos innovando nada, sino que queremos lo que realmente es el tatuaje”, añade Gonzalo.

Reconocen que “León no es el sitio más apropiado para montar un estudio de este tipo”, pero lo van a intentar. Ambos han ido formándose con diferentes maestros en Madrid, Barcelona y otras localidades. Gonzalo era ilustrador, pero viendo que no estaba bien pagado, buscó una salida relacionada y comenzó a pintar las pieles. Durante mucho tiempo trabajo en un estudio de León, pero reconoce que fue fuera donde más aprendió. Su idea es ahora que otros aprendan con él y transmitir su particular visión del mundo del tatuaje.

“Aquí el diseño es personalizado, no hay un catálogo en el que eliges lo que te quieres hacer”, explica Xacobe. El que llega a Last Port recibe atención única y cada dibujo se empieza de cero. “Hasta si me piden un tribal, prefiero diseñar uno yo y no que luego esa persona vaya a la playa y se encuentre con otras 12 con el mismo tatuaje”, comenta Gonzalo.

Tanto Xacobe como Gonzalo pintan y tatúan. “Cada uno tenemos nuestro estilo”, interviene Gonzalo, así que el cliente decidirá quién quiere que le atienda. Está convencido de que “uno no puede ser bueno en todo” y aconseja ir buscando en cada tatuador lo que uno busca. “La mayoría de la gente solo lleva dibujos de uno, sin embargo yo creo que lo bueno es llevar de mucha gente”.

Sus brazos, completamente teñidos, son testigos de lo que cuentan y, sobre todo, de que el tatuaje es una pasión mucha más honda que un simple modo de vida. Para darle vida al negocio tienen planeado invitar a otros profesionales para que muestren sus trabajos y hablen de su experiencia.

En la cuenta atrás para la apertura de este viernes, ultiman los detalles de la decoración y no descuidan ni un segundo las medidas de higiene. Desde que comenzaron, han pasado dos inspecciones de Sanidad y antes de que comiencen la actividad pasarán otra. “Cuando entran aquí los inspectores alucinan”, comenta Gonzalo. Desde luego, la cantidad de luz que entra por las ventanas y el relajante tono de las paredes invita a la tranquilidad. Muy apto para miedosos a las agujas.

Last Port Studio Tattoo: Plaza Torres de Omaña, nº6, 1º izda.

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