Tapan en menos de 40 días la cata arqueológica de la Plaza del Grano que encontró más de 30 esqueletos
A pesar de la altura de las vallas situadas en la cata arqueológica de la Plaza del Grano de León, en la mañana de ayer jueves 21 de diciembre se podían apreciar que los trabajos habían dejado a la vista, y a una profundidad algo superior a dos metros, cinco nuevos y antiguos enterramientos humanos. Y en la mañana de hoy viernes, con apenas 20 horas de diferencia, con ayuda de maquinaria pesada, el yacimiento abierto ya era historia al ser cubiertos los apenas 6 metros cuadrados con abundante tierra vegetal.
Cadáveres completos, y parte de otros que llevan al aire varias semanas, apenas 20 horas horas antes del tapado de la cata arqueológica.
Han transcurrido en total 38 días de cata arqueológica situada en la zona noroeste de la Plaza del Grano, enfrente de La Piconera, y en este tiempo, desde el pasado 14 de noviembre, han salido a la luz más de una treintena de restos humanos que según las primeras hipótesis se corresponden con enterramientos religiosos vinculados a la iglesia de Nuestra Señora del Mercado, incluso aunque ya a mucha más distancia de los que aparecieron y también se taparon con presteza hace poco más de un año. Esqueletos, en muchos casos completos y en otros parciales, que el Ayuntamiento de León que impulsa el proyecto de la polémica repavimentación, ha mantenido ocultos y que se han conocido gracias a diversas publicaciones de iLeon.com, también en el caso de otros vestigios arquitectónicos tapados en cuestión de horas.
En el lugar donde se ha venido trabajando desde hace seis semanas a estas horas de la mañana ya casi nada recuerda la cata arqueológica, porque además de la zona tapada con la tierra se han retirado también las vallas que protegían de la vista los hallazgos.
Es de suponer que ahora los arqueólogos informarán del resultado de sus averiguaciones a Patrimonio de la Junta de Castilla y león, administración competente en esta materia y la que había obligado a abrir el yacimiento como condición para autorizar la tercera y última fase del proyecto del Ayuntamiento leonés para reformar esta valiosa plaza, la cual levanta todo el empedrado que sobrevivió a la segunda fase -instalación de anchas aceras perimetrales- y vuelve a colocar los cantos rodados que son de los últimos reductos de este tipo de construcciones en Europa y por supuesto en una ciudad, León, que tuvo muchos otros rincones empedrados y todos ellos perdidos.
