El secretario general para el Reto Demográfico anuncia, en Valladolid, que llegarán 100 megas de Internet a todos los pueblos

Javier Izquierdo, Francesc Boya y Enrique Cabero en el CES en Valladolid. // Dos Santos / ICAL

El representante del ministerio, Francisco Boya, aseguró hoy, en Valladolid, en que la pandemia sea “un momento de oportunidad y de cambio” y abogó por aprovechar los instrumentos “potentes” que el Plan de Recuperación ofrece para “transformar el país” y que debe “notarse en las políticas del medio rural y especialmente en la cohesión territorial”.

En este sentido, recordó que su departamento ha redactado un plan de 130 medidas vinculado al mecanismo de recuperación y que cuenta con una inversión aproximada de 10.000 millones de euros, que van a destinarse al objetivo de la cohesión territorial. El horizonte de la Administración central es que en 2025 todos los ciudadanos tengan 100 MB (megas), pero avanzó que, con carácter inmediato, el Gobierno trabaja para “encontrar soluciones previas en estas zonas sin cobertura”.

El secretario general del Reto Demográfico, asistió hoy a dar una charla en el Consejo Económico y Social de Castilla y León, ubicado en la ciudad de Valladolid, la que menos problemas tiene de ese tipo en toda la comunidad autónoma.

Sin embargo, Boya expuso respecto a todas las demás provincias en las que cientos de pueblos no tienen un internet superior a los 2 megas de velocidad, que tiene que haber “un cambio de inflexión en la rapidez de las conexiones” en todas las localidades, demandando para ello, la concurrencia de las comunidades autónomas, entidades locales y el conjunto de la Sociedad.

Revertir la situación de desequilibrio

“Es un proceso, pero requiere una reflexión muy profunda de la sociedad española para revertir esta situación y tener un país más equilibrado desde el punto de vista social y territorial”, señaló el secretario general para el Reto Demográfico, minutos antes de intervenir en el Foro sobre Despoblación, organizado por la Cadena SER en Castilla y León y celebrado en la sede del Consejo Económico y Social (CES), en una Comunidad que definió como “uno de los epicentros de la despoblación en España”.

Acompañado por el delegado del Gobierno, Javier Izquierdo, y el presidente del CES y anfitrión, Enrique Cabero, Francisco Boya destacó que el covid-19 ha provocado una “reflexión” sobre aspectos de la calidad de vida, como por ejemplo, que un cierto porcentaje “mira ahora al ámbito del mundo rural para cambiar”. Además, significó que la sociedad ha descubierto que la tecnología puede ser un “instrumento muy útil” a través del trabajo telemático. “Hay muchas lecciones que aprender y que iremos metabolizando durante este tiempo que vendrá después de la pandemia”, argumentó.

Medidas correctoras para el mundo rural

Entre las causas que han derivado en España en una emigración generalizada del medio rural al urbano, Boya recordó que se trata de un “problema de gran profundidad”, en el que citó el punto de vista histórico. Así, rememoró que al final de la dictadura se observó un reparto de determinadas políticas “que iniciaron un flujo hacia algunas ciudades donde se instalaron industrias y centros de producción, lo que arrastró a mucha gente, porque en el resto del país había mucha pobreza”.

Igualmente, explicó que el Estado de Bienestar, por otro lado, “no ha revertido esta situación, aunque sí ha mejorado la calidad de vida”. “No se han aplicado medidas correctoras en este sentido, como sí han hecho otros países europeos. Eso es lo que estamos haciendo ahora por primera vez desde el Gobierno, iniciando dinámicas que permitan corregir estos flujos y mejorar los contextos rurales”, subrayó.

En este punto, uno de los principales motivos son las denominadas 'zonas blancas' de cobertura móvil e internet en el medio rural. Al respecto, Boya reconoció que en estos últimos años “es justo decir que se ha hecho bastante, pero no lo suficiente”; e introdujo un dato: España es el país que más kilómetros de fibra óptica “ha tirado” de Europa, más que Alemania, Francia e Inglaterra juntos, lo que ha permitido alcanzar al 93 por ciento de la población, mientras que el siete restante corresponde a zonas rurales “y debe terminar de cubrirse”.

El lobo y el oso: “Difícil equilibrio”

Por último, uno de los “difíciles equilibrios” que el departamento de reto demográfico acomete, es el del lobo. “Debemos desarrollar un proceso de cambio en el que la biodiversidad es un valor a proteger y hacer compatible con el mundo rural y sus actividades”, explicó Boya, quien apeló al “consenso y soluciones imaginativas”, para las que confió en la ayuda de la tecnología.

Por ello, desde el punto de vista del reto demográfico deseó conocer las aportaciones de los habitantes del medio rural. “Es un problema que conozco bien porque lo he gestionado, no con los lobos, sino con los osos, y lo entiendo perfectamente”, finalizó Boya, en alusión a sus anteriores cargos en el gobierno catalán para gestionar la montaña pirenaica.

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