Volcados con las tradiciones para celebrar San Froilán

Romería de San Froilán a La Virgen del Camino

I.R.

Una hilera de enhiestos pendones que parece que quisieran pintar el cielo con sus colores anuncia San Froilán. Desde León hasta La Virgen del Camino, abriendo una multitudinaria romería, estas enseñas leonesas han ondeado al ritmo de alegres gaitas, chiflas, tamboriles, dulzainas y panderetas.

Detrás de ellos, una amplia comitiva de carros engalanados. Unos tirados por vacas y bueyes; otros por caballos, burros y ponis. En su interior, mayores y niños que recuperan el sabor de otros tiempos. Y miles de leoneses que han decidido acompañarles a pie.

Hoy es el día en el que las tradiciones se convierten en protagonistas, en el que se venera y fotografía lo que ayer no era más que la cotidiana vida de los leoneses. La nostalgia se hace fiesta y todos son recibidos entre aplausos a su llegada a la explanada de la basílica de La Virgen del Camino, sobre todo los mozos más habilidosos que muestran sus destrezas con los pendones bailándolos, sujetándolos arrodillados o sosteniéndolos sobre una única mano. Los más pequeños lo intentan con pendonetas entre el orgullo de sus padres y amigos. “Mira, ese que lo lleva es el de Roberto”, comenta una de las mujeres entre el público.

Los únicos a los que no se les contagia la alegría es a algunos de los conductores que, ajenos a la celebración, han visto interrumpido su paso debido a la romería. En La Virgen esperaban las autoridades, quienes han participado en una misa que se ha celebrado al aire libre sobre las doce del mediodía. Flores, frutas y verduras como ofrendas y una cuelga para felicitar al santo.

Mientras unos fieles asistían a la eucaristía, otros iban desplegando mantas y manteles para comer sobre la hierba bajo el espléndido sol que ha regalado este viernes el cielo leonés. Los niños vestidos con trajes tradicionales han sido los que más miradas han acaparado mientras se afanaban en hacer equilibrimos con la enorme boina que cubría su cabeza o intentaban desenvolverse en el interior de una camisa tres tallas superior.

Muchos han aprovechado también para visitar el mercado ubicado en las inmediaciones y adquirir alguna bolsa de avellanas, tan típicas de estas fiestas y que reciben el nombre de 'perdones', bautizadas así porque era lo que los mozos llevaban a las novias de regalo después de haber pasado un día entero de feria en la capital sin ellas.

Y para cumplir con la tradición, tras la misa, a besar el manto de La Virgen y a buscar la suerte frotando la nariz del santo que falleció en León un día como hoy del año 905.

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