Riaño, navegando pasado y futuro con el turismo como puntal de desarrollo

Marcos González en el barco turístico de Riaño

Abel Aparicio

Se cumplen treinta y cinco años que las sirenas sonaron en Riaño. El pueblo cabecera del valle fue desalojado por la fuerza de un gobierno que se decía socialista y, en pocas horas, la iglesia fue derruida a base de represión y dinamita. Ruina sobre ruina para que nada quedara de un asentamiento secular en la montaña oriental leonesa. Nos invitan a vivir en nuestros pueblos mientras hacen lo posible para desalojarnos de ellos. En el valle de Riaño borraron de un plumazo a unas dos mil personas, y así lo dejó escrito y cantado, entre otros, Guille Jové. Pasadas estas tres décadas y media, nos desplazamos al nuevo Riaño para saber de primera mano el sentir de las personas que allí habitan y trabajan, centrándonos, fundamentalmente, en el sector turístico, uno de los dos pilares junto al agroalimentario.

La primera puerta a la que llamamos es a la del Grupo de Acción Local (GAL) de Riaño, con sede en el ayuntamiento de dicha localidad. “El grupo de acción local tiene veintisies años y tanto mi compañera Mónica Civera como llevo llevamos aquí diecinueve, es decir, desde 2003”. Quien habla es Eduardo Centeno, gerente del grupo. Centeno explica que la principal diferencia que aprecia desde que él entro a la etapa anterior es que ahora la mayoría de los fondos van destinados a procesos productivos, destacando la industria agroalimentaria de la zona, que está compuesta por veinticinco ayuntamientos, desde Sajambre y Valdeón hasta Gradefes, teniendo cómo frontera a los grupos Cuatro Valles y Montaña Palentina. Preguntado por la financiación, Eduardo señala que fundamentalmente viene de Europa, con un 80%, un 12% de la Junta de Castilla y León y un 8% del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. “Los primeros años, como indiqué, las inversiones iban destinadas a mantenimiento, como por ejemplo casas del pueblo, teleclubs, etc. con la participación directa de las juntas vecinales (doscientas en el territorio). Ahora el 90% de las inversiones van destinadas al sector productivo, fundamentalmente agroalimentarias y de turismo”, destaca el gerente. Preguntado por cuáles serian los proyectos más destacados de este tiempo, no duda en señalar el Plan estratégico de turismo rural. “Tecoi es la principal empresa de la zona, con la que también colaboramos y una iniciativa reciente es la Senda Mitológica Leonesa”, añade Mónica.

La siguiente persona a la que entrevistamos es Virginia García, del programa Estrategia de Emprendimiento de Mujer Rural. “Como carencias de la zona destaco la escasez de servicios, lo que hace que mucha gente no quiera venir porque está acostumbrada a la ciudad y las pocas que quedamos aquí tengamos la tentación de marchar”, indica Virginia, para añadir a continuación que “se requiere de una gran inversión y el suelo es muy caro. Construir una nave requiere de un capital que hoy en día es muy difícil que alguien tenga”. Sobre la labor que ella desarrolla explica que su función es asesorar en cuanto a ayudas y subvenciones y ofrecer información y contactos. “A nivel personal entiendo que la administración pública debe ofrecer terrenos para que la gente que se anime a venir y a la que se quiera quedar, si no, no habrá marcha atrás en la despoblación”. En cuanto a mujeres que decidan asentarse en la zona, destaca que suelen ser fundamentalmente orientadas al turismo y en menor medida a la agricultura y ganadería, destacando la apicultura, como es el caso de la propia Virginia, vecina de Prioro. “Yo siempre tuve claro volver a vivir en mi pueblo, pero como digo es muy difícil. Sin apenas centros escolares, básicamente Riaño y Cistierna, donde el nivel de permanencia de los profesionales es muy escaso, los alumnos y alumnas pueden llegar a tener en un curso tres profesores de matemáticas. Entiendo que o se incentiva de alguna forma a través de ventajas fiscales o vivienda, o el problema ser hará incluso mayor con el paso del tiempo. Con la sanidad pasa exactamente lo mismo”.

A media mañana nos desplazamos al embarcadero, donde nos recibe Sergio Guerrero, de la empresa Ubuntu Aventuras. “Llegamos a Riaño hace dos años y nuestra empresa ofrece alquiler tanto para el agua como para el monte, ya sean bicicletas de montaña o Kayak, paseo en paddle surf o bicicletas acuáticas. Otro campo en el que estamos es en el de la escalada, barranqismo y vías ferratas como la de Valdeón o la de Sabero, que abrirá en julio”, señala Guerrero orgulloso. Preguntado por cómo surgió la idea de venir a Riaño, responde que “tenemos al sede en Verdiago. Llevo toda la vida viniendo por aquí y analizando la zona. En poco tiempo vimos las enormes posibilidades que ofrece en pantano”. Sergio reclama que paradójicamente con otros lugares, a Riaño llegó antes el turismo que las infraestructuras. “La carreteras nacionales N-621 y N-625 tienen un asfaltado bastante defectuoso. Fíjate como está la rampa del embarcadero, lleva sin tocarse cuarenta años, la llegada del pueblo hasta aquí debería tener un acceso más digno. Es cierto que han puesto baños públicos, pero son muchas las cosas que faltan. En resumen, llegó antes el turismo que los servicios, y date cuenta que aquí en agosto pueden llegar a bajar al día unas mil personas”, aunque quiere añadir que “este turismo es muy estacional y quizá deberíamos impulsar el turismo de invierno, con raquetadas, rutas de senderismo y un largo etcétera, pero insisto, falta infraestructura”.

Otra empresa que vio posibilidades en Riaño, sobre todo en su embalse, es Riaño Moto Jet, que fue una de las primeras empresas en activar y poner en marcha actividades multiaventura en el embalse. Es conocida por las motos de agua y sus recorridos en canoa, kayak, paddle surf, pedaletas e hinchables. Desde la empresa destacan como novedoso el servicio de Taxi-boat, que ofrece a pequeños grupos trasladarse hasta la falda del Yordas para su ascenso y otros lugares de acceso para senderistas.

En pleno catamarán de Riaño en Barco nos recibe Marcos González, capitán de la embarcación y nacido el mismo año que su pueblo, 1988. “Mis dos abuelos y mis dos abuelas son del valle, yo nací en Palencia por estos avatares, pero siempre tuve claro que si podía, desarrollaría mi vida en Riaño. Cuando eres más joven quieres vivir en un lugar con más vida, con más gente, con más oportunidades, pero con el paso del tiempo vi que la cabra tira al monte y que quería acabar en Riaño”, explica con la mirada puesta en las montañas. Marcos empezó hace dos años a trasportar a decenas y decenas de personas que en verano recorren el pantano desde el embarcadero hasta los conocidos como fiordos leoneses. González nota un aumento constante de turistas, cuya procedencia fundamentarme es de Euskadi y Madrid, aunque cada vez más del sur. Sobre qué le pediría a las personas responsables de las infraestructuras, destaca sin lugar a dudas un embarcadero digno, no como el que tienen ahora, remarca, que en días de mucho aire y tormenta se pueden llegar a romper las cuerdas con las que está amarrado. Otro punto a destacar, entiende este vecino de Riaño, es la poca promoción de la zona, tanto a nivel provincial como autonómico y nacional.

Preguntado por la polémica surgida en año pasado sobre la posible prohibición embarcaciones a motor, Marcos lo tiene muy claro, “parece ser que solo lo prohibirán cuando todos los vehículos sean eléctricos, pero es muy curioso que esa gente quiera dar lecciones de medioambiente, aquí, en Riaño. Es indignante después de lo que hicieron”. Sigue diciendo que “llegan turistas sin saber que la mayor parte de los Picos de Europa está en León, que la parte con más encanto de la ruta del Cares está en León, y todo así. Falta mucha promoción, mucha, y la deuda histórica con el valle es impagable. Me siento doblemente perjudicado.” Este joven capitán de embarcación añade que “estoy aquí en el barco soltando mis peroratas y escucho a turistas hablando por el móvil diciendo: mira, estoy aquí en Asturias. Yo me quiero tirar por la ventana”.

Otra de las reclamaciones que hace este riañés es que se piense un poco más en los que, como él, están aquí todo el año. Apenas hay vivienda para alquiler fuera de temporada estival, no hay una residencia de ancianos en toda la zona, la más cercana está en Cistierna. “Después de todo lo que nos hicieron, qué menos que acabar tus días donde quieres”.

El último lugar que visitamos para este reportaje es el Museo Etnográfico de Riaño, donde nos recibe Ana Díez, secretaria de la Asociación Cultural Montaña de Vadinia. El museo inició su actividad en 2004, estando de alcalde Luis Ignacio González y de concejal de área Antonio Liebana, que lo pusieron en marcha desde el ayuntamiento. En 2005 tomó el relevo la AC Montaña de Vadinia, que sigue gestionándolo con buenas expectativas de futuro. “Este es un museo vivo, que se amplía cada año a través de nuevas escenas. El principal responsable es Pedro Luis, que utiliza en su mayor parte materiales reciclados. Los muñecos, las casas, las viviendas, todo es reciclado”, informa Ana.

El museo está abierto en temporada, a partir de junio de miércoles a domingo, excepto en agosto que abre todos los días. Fuera de temporada se abre a demanda para visitas en grupo, colegios, etc. y fines de semana. “Tenemos publicidad del museo tanto en el ayuntamiento, como en la oficina de turismo y en el embarcadero. El objetivo es llegar a todas las personas que vengan a Riaño”, destaca la secretaria de la asociación.

Para finalizar, Ana incide que en el museo hacen talleres, exposiciones, filandones y todo tipo de actividades encaminadas a que este sea un punto de encuentro tanto cultural como social.

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