Renfe atribuye el accidente de Santiago “únicamente” al exceso de velocidad
Renfe ha descartado oficialmente que el accidente de Santiago de Compostela que le costó la vida el pasado 24 de julio a 79 personas se debiera a algún tipo de anomalía de carácter técnico. En el informe que la Dirección de Seguridad en la Circulación de la compañía remitió la pasada semana al juez Luis Aláez, que instruye la causa, concluye que “las constataciones antes citadas permiten descartar el fallo del material rodante y el fallo de la infraestructura como causas directas del accidente”, según publica hoy La Razón.
Por tanto, el informe concluye que el descarrilamiento del tren fue causado, únicamente, por el exceso de velocidad –179 kilómetros por hora– al paso por la curva de entrada de bifurcación A Grandeira. Para elaborar este tipo de informes, se plantean hipótesis sobre las causas que podría haber ocasionado el accidente y se van descartando a medida que no se encuentran pruebas que las sustenten. Éso es lo que ha hecho el operador ferroviario, que ha analizado las condiciones de la infraestructura, el estado del material rodante y la cualificación del maquinista.
Asimismo, sobre la infraestructura, Renfe descarta en el informe que la vía, la catenaria o alguno de los elementos de la infraestructura tuviera algún fallo en el punto y en el momento del accidente. Para realizar su estudio, la compañía ha partido de parámetros de mantenimiento previos de la vía. La línea disponía de la autorización de la Dirección General de Infraestructuras Ferroviarias para operar desde el 9 de diciembre de 2011 y el tramo del accidente estaba equipado con el sistema de seguridad ASFA. Además de las mediciones practicadas, Renfe sostiene que “los parámetros de la vía en el tramo del accidente se encontraban dentro de los valores exigidos en las normas técnicas”.
En cuanto a la señalización de la transición de velocidad a 80 kilómetros por hora, que era la velocidad permitida en el tramo del siniestro, la investigación recoge que “desde la puesta en servicio de la línea hasta la fecha del accidente no consta ninguna comunicación de incidencia al respecto”.
No hubo fallo tampoco en la señales luminosas, según Renfe. Sus conclusiones constatan “la indicación de vía libre presentada por la señal avanzada, E'7, y la señal de entrada, E7, pertenecientes a la dependencia Bifurcación A Grandeira”, así como la “correcta indicación de las balizas ASFA asociadas a las señales avanzada y de entrada a bifurcación A Grandeira”.
Sobre el tren, Renfe asegura que el Talgo de la Serie 730 contaba tanto con la autorización de puesta en servicio como de circulación de Ferrocarriles y de Adif a pesar de que fue modificado para poder circular tanto por tramos electrificados como de tracción diésel. Además, tenía un plan de mantenimiento y había pasado todas las revisiones en un centro homologado, prosigue el informe. Uno de los aspectos más importantes del vehículo, sus ruedas, estaban en perfecto estado. También, remarca “la ausencia de averías relativas al equipo de freno reflejadas en los Libros de Reparación de las cabezas motrices”, un registro histórico en el que se anotan las incidencias del vehículo.