El reflejo de la Cepeda Baja a su paso por el municipio de Villamejil

Paisaje de Villamejil

Javier M. Seisdedos

Fontoria de Cepeda, Revilla, Quintana de Fon, Cogorderos, Villamejil, Sueros de Cepeda y Castrillo de Cepeda… Cada pueblo tiene una vibración que resuena desde el interior de esta tierra ancestral, habitada en el pasado por la tribu Astur de los Amacos.

Creamos Presente pide permiso para entrar en la Cepeda Baja, donde el paisaje va cambiando de forma suave. Valles y caminos que se mimetizan con el monte y las casas labriegas. El río Tuerto ruge en su melodía incesante, invitándonos a observar el modo de vida de estas gentes dedicadas a las labores y trasiego del campo.

Mundo campesino, con olor a cereal a huertas y al cultivo de la planta herbácea con singular textura y sabor. Hablamos de la patata cepedana, un manjar único que a lo largo del tiempo ha conseguido un sello único, que bien merece un reconocimiento de calidad al ser embajador y reflejo del paisaje y del paisanaje. Pareciese que como el reflejo de sus pobladores, en la primera apariencia tiene la imagen tosca, pero que al probarla, conoces el regusto de su interior, trasladándonos a la velocidad de la luz a toda la esencia de estos pueblos que abren sus puertas de par en par para ofrecer hospitalidad auténtica, esa que dura toda la vida, si tu quieres…

El marchamo de estos parajes, hechos con mucho sudor y esfuerzo bien merecen la alegría de ser respetados, conocidos y valorados. En estos lugares cargados de historia, donde se ha conseguido domar a una tierra difícil e inhóspita, tenemos el deber de cuidar y proteger como un tesoro todo este caudal de cultura y tradición. La Asociación Rey Ordoño I. Amigos de la Cepeda, han sabido recuperar y defender, sacando del olvido a esta comarca hermana y dinamizando desde hace 20 años todo un patrimonio que estaba escondido y que resurge en forma de promoción y edición de libros, organizando rutas, exposiciones, creando filandones al calor de la lumbre para recordar a los antepasados y unir a las nuevas generaciones en un nuevo legado.

Tenemos mucho que contar y esperamos que disfrutéis de este inmenso viaje repleto de sorpresas y canticos al oído… Aire de Perales ha puesto la banda sonora a este reportaje audiovisual. La poesía de Eugenio de Nora siempre nos acompañará, el Día de las Letras Cepedanas 2018 ha hecho un gran reconocimiento al hijo querido e inmortal de la Cepeda.

Bien se merece venir sin demora a recorrer estos parajes hermosos y serenos. Cualquier estación es bella en la Cepeda. Poder descubrir la fauna y la flora autóctona virginal. Contemplar al atardecer, en los últimos días de primavera el cántico de las aves acuáticas en la Laguna Gallega, o ejercitar tu visión, al amanecer en el alto de Cogorderos. El paraje que fue testigo de la derrota de los ejércitos de Napoleón por los valientes españoles, en una batalla memorable.

Caminar en silencio nutriéndonos el alma por el ecosistema mágico del embalse de Antoñan, compartiendo este territorio singular con el Ayuntamiento de Benavides de Órbigo.

Paseando con sigilo por los bosques multicolores, en un monte vivo de robles, encinas, pinares, chopos y castaños, oteando la silueta de un lobo estepario o de un corzo veloz que nos guía por los últimos lugares de naturaleza salvaje sin contaminar.

Recorriendo de nuevo el camino de las estrellas hacia Compostela, por la ruta que abrió en 1495 el monje alemán Hermann Kunig y que nos invita, a pisar la tierra de la Cepeda, sin tener que pasar por montañas, en un viaje donde el peregrino podrá disfrutar del camino de forma suave hasta llegar a la tierra hermana del Bierzo.

Bienvenidos, la mujer cepedana os recibe con los brazos abiertos de sabiduría y amor por esta tierra, sentiros acogidos, y recibir el calor del terruño. Estáis en casa, cuidarla y respetarla como nosotros hemos hecho durante tanto tiempo. Sentir la libertad de las zonas abiertas que recorren todas vuestras células. Cerrar los ojos y escuchar el mecer de la hierba con el rocío de la mañana…

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