La plantilla de Astur Leonesa sobrevive a ocho meses sin salario sin perder las esperanzas

ICAL Concentración de los trabajadores de Astur Leonesa que reclaman la continuidad de la empresa

Luis Álvarez Pérez

Los trabajadores de la Compañía Minera Astur Leonesa, heredera de la actividad de Coto Minero Cantabrico, empresa perteneciente al empresario de la industria de la minería del carbón Vitorino Alonso, están a punto de cumplir los nueve meses sin ver un euro de sus salarios, ignorados y olvidados por casi todos, en medio de la dejadez y la incompetencia de las administraciones, y sólo contando con el apoyo de sus familias y sus enormes ganas de sobrevivir, que les permiten seguir creyendo en sus posibilidades.

iLEÓN ha podido hablar con varios de estos trabajadores, residentes en Villablino, con distintas situaciones familiares, para tratar de entender como es posible seguir comiendo y viviendo sin caer en la desesperación por esta situación de tremenda injusticia. Los empleados de la factoría de actividad minera, que este pasado junio entró en fase de liquidación, acuden cada día a su centro de trabajo para cumplir la jornada laboral en tareas cuanto menos pintorescas dentro de una empresa que estuvo gestionada por el empresario Rodolfo Cachero, condenado por varios delitos de fraude fiscal, y que en la actualidad cuenta con una plantilla de unos 190 trabajadores de los que en torno a la mitad residen en la provincia de León.

La Compañía Minera Astur Leonesa en fase de liquidación y los mineros convertidos en vigilantes

Cada día los trabajadores acuden en el microbús de la empresa a cumplir su horario laboral en los distintos turnos. Pero la mina de Cerredo, en el suroeste de Asturias, se encuentra sin suministro de luz por impago desde el pasado 2 de mayo por lo que los trabajadores se limitan desde entonces a labores de mantenimiento, ya no ejercen de mineros, se han convertido en patrullas de vigilancia de las instalaciones, para que no le roben a la empresa el patrimonio que le queda.

Cumplen su jornada y regresan a sus casas a enfrentarse a la dura realidad de cada día: hay que comer, pagar los gastos de la vivienda, sea en propiedad, de alquiler o con hipoteca pendiente, han declarado a este periódico. Algunos tienen uno o dos hijos, otros sólo esposa, y unos pocos están solteros.

En su charla con iLEÓN no pierden el sentido del humor, incluso se ríen y hacen bromas: “Si terminamos por perder el humor ya no nos quedará nada”. Todos reconocen que las familias son su gran y único apoyo, padres, hermanos, otros familiares y los amigos reales, “los ahorros que cada uno pudiera tener”. Como última alternativa, la empresa los está forzando a convertirse en “ilegales”, como cualquier emigrante sin papeles, cuando esos anteriores recursos mencionados se menguan o escasean, ya que se ven en la obligación de realizar cualquier trabajo o chapucilla “que pueda surgir o te ofrezcan”, como única forma de poder disponer de algún dinero.

Alguno de los que tiene hipoteca pendiente explica que sí que habló con el director de su oficina. “Me aseguró que iba a tratar de retener los recibos si le era posible, pero se que no está en su mano, y si te retrasas en el pago o la cuenta queda sin dinero, a los pocos días te viene la notificación de la central del banco ya con el recargo o los intereses deudores, las situaciones particulares no cuentan”.

Para poder paliar o ayudar a estos trabajadores, sólo en Laciana existen dos organizaciones a las que pueden acudir en busca de ayuda: Cruz Roja y Caritas Parroquial. Ambas actúan con discreción y los interesados sólo tienen que acudir a la sede de Cruz Roja en Villablino o dirigirse al cura párroco de su pueblo, para acceder a las ayudas de alimentos, ropa, o que les redirijan a otros posibles servicios de ayuda de otras instituciones.

Los organizadores de la fiesta que se celebra todos los veranos en la Collada de Cerredo, les cedieron el ambigú del festejo y el concejal de fiestas de Villablino, en la misma línea, les cede la explotación del ambigú del campo de fiestas durante las patronales de San Roque.

De acuerdo con ellos hemos decidido obviar los nombres de los afectados con los que hemos hablado, “porque hay gente que hasta es capaz de reírse de nosotros” y tampoco quieren ser motivo de lástima, sólo esperan que se haga justicia y poder seguir manteniendo su dignidad y la de sus familias.

En medio de esta situación en la que se encuentra este grupo de “malditos”, casi como una casta menor convertida en invisibles, nos desayunamos cada dos días con noticias de prensa, que hablan de reuniones con grupos políticos, de peticiones para defender la situación de continuidad de la empresa y del sector. Que los administradores concursales vienen a reunirse con el comité, que el juzgado toma la decisión de declarar la fase de liquidación desde el pasado día 5 de este mes.

Los administradores concursales vienen hasta Cerredo, pero no traen la documentación necesaria, aún no se sabe a cuantos trabajadores y los nombres de los mismos a los que va a afectar la extinción de contratos previstas, como explica el presidente del comité de empresa, Pablo Mengües. “Tampoco sabemos los pasos previstos en esta fase de liquidación, si se va a poder vender el carbón almacenado y destinar el dinero al pago de salarios, cuanto dinero van a percibir los que se puedan acoger a bajas incentivadas”, añade.

Por otro lado las tensiones o rencillas entre empresas o empresarios han hecho que desde enero, primer mes de impago de la factura de la luz, Distribuidora Eléctrica Del Sil (perteneciente al grupo Alonso) haya cortado la luz a las instalaciones de Cerredo, impidiendo que los trabajadores puedan ejercer sus labores de mineros en el interior, con lo que tampoco pueden generar posibles ingresos con el carbón extraído. Y el juzgado número 2 de Oviedo de lo Mercantil, que lleva el proceso de quiebra no haya intentado siquiera que el suministro eléctrico se mantuviese.

Si todo este panorama no es un cúmulo de dejadez, pasotismo, incompetencia y una tremenda injusticia para con un grupo social, honesto, resignado y con una paciencia y capacidad de sufrimiento increíble. Es que estamos perdiendo la capacidad de discernir y en una sociedad indigna de designarse con ese nombre, atacada de claros síntomas de degeneración moral y decadencia.

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