Piden a Merkel que se disculpe por 34 leoneses en campos de concentración nazis

Símbolos nazis por todo León en la ceremonia de despedida de la Legión Cóndor, que presidió Francisco Franco en 1939.

C.J.D.

La canciller alemana Ángela Merkel aterriza esta tarde en España, donde mantendrá un encuentro con el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, entre otros realizando solos seis kilómetros del Camino de Santiago hasta la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Será una pequeña cumbre veraniega con muchas cosas en las agendas de ambos mandatarios. Pero un grupo de personas intentará -seguramente en vano- que un asunto más sea objeto de atención por parte de Merkel: la muerte de miles de españoles, 34 leoneses entre ellos, que fueron víctimas de los campos de concentración nazis en Alemania.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) se concentrará mañana lunes en la Plaza del Obradoiro con una pancarta que reza “Alemania estuvo aquí”. Estuvo en León, efectivamente, sede de la Legión Condor, escuadrón aéreo que recaló en el aeródromo de La Virgen del Camino, cuyos oficiales se alojaban en el Hotel Oliden del centro de León, y que fue despedido en 1939 con grandes honores en la capital leonesa con símbolos nazis por toda la ciudad y con el dictador gallego Francisco Franco al frente.

Los activistas de la ARMH piden que Merkel se disculpe públicamente por el apoyo militar a Franco, los bombardeos de civiles (la Legión Condor fue la responsable del terrible bombardeo sobre Guernika, entre otras muchas poblaciones) y el internamiento de 14.000 republicanos españoles en los campos nazis. Pero también piden al Gobierno español que retire todos los honores que figuran en el Boletín Oficial del Estado a Hitler, Himmler y decenas de oficiales nazis. Aún a día de hoy.

La visita reaviva el infierno que padecieron en los campos de trabajo como Mauthausen, Gusen o Dachaual al menos los 34 que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte tiene registrados en esta web donde se pueden consultar todas las víctimas de aquellos terribles campos de concentración desarrollados por Hitler. Tienen nombre y apellidos, lugar de procedencia, fueron marcados con números y tratados como exclavos y en su mayor parte acabaron en aquellas montañas de cadáveres que todos nos representamos gracias a los reales documentos fotográficos y de cine que la historia nos ha dejado.

Prisciliano, rebautizado como 'Drei, acht, acht, fünf, sieben'

Uno de los 'afortunados' leoneses que salió vivo de la experiencia fue Prisciliano García Gaitero, de Fuentes de Carbajal. Joven minero en Asturias y de filiación comunista, huyó en 1937 a Francia siguiendo a su familia para reciclarse como jornalero. Hasta que en 1941 los nazis le apresaron y fue conociendo alguno de los peores 'monumentos' de trabajos forzados, habre extrema y exterminio, como Mauthausen primero, donde permaneció dos meses, Gusen después y finalmente Dachau, carne de crematorio por culpa de la tuberculosis ósea que contrajo. Ni él mismo en unas aterradoras memorias que escribió de su puño y letra desde la cama de un hospital frances se explica la milagrosa supervivencia de quien había dejado de ser Prisciliano para identificarse como 'Drei, acht, acht, fünf, sieben' (tres, ocho, ocho, cinco, siete), su número en Dachau.

El profesor José Luis Gavilanes Laso ha sido uno de los artífices de desenterrar una historia que es sólo un ejemplo, pero muy elocuente, de la locura irracional sufrida. Lo hizo en el libro “Mi vida en los campos de la muerte nazis”, que se puede encontrar aquí. De su manuscrito rescata frases e ideas tan estremecedoras que el propio protagonista admite que muchos lectores podrán considerarlo increíble. «En esta vida no hay nada que sea más obsceno y, a la vez, más lito y desvergonzado que el hambre. Es capaz de quitarle al hombre la honradez, la vergüenza, la dignidad. Hay que vivirla intensamente para saberlo bien.... De humano sólo nos quedaba la apariencia. Antropofagia, canibalismo, fueron inevitables. Lo devorábamos todo al instante, tal que si de fieras se tratase... Comer, comer y comer era nuestra obsesión».

“Salir convertido en humo”

La muerte era vista como una liberación. «Llegué a envidiar a aquellos que por fin dejaban de sufrir y se estrechaban en un abrazo con la muerte comno si se tratase de una amante ausente mucho tiempo... pensé infinidad de veces en entregarme a ella, precipitándome hacia la alambrada eléctrica, pero me faltó valor, o una fuerza instintiva tiraba de mí en el otro sentido... Cuando pasaba por delante del horno crematorio, miraba hacia lo alto de la chimenea y pensaba que no tardaría en salir por ella convertido en humo. Y también contra eso algo en mí se rebelaba».

Murió a los 39 años en Francia. Fue enterrado en el cementerio de Fontenay-sous-Bois. Sobre su lápida pone “Mort pour la France”, porque al menos en el país vecino las víctimas de la violencia fascista son considerados mártires de la libertad y héroes. Muy al contrario que aquí, en España, que mantiene honores, símbolos, distinciones, calles y premios otorgados por Franco a los líderes alemanes responsables de la peor pesadilla de la Historia, incluso cuando en Alemania están ya prohibidos.

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